The summer without you|Daniel Seavey T2

Capítulo 27

"I'll never forget this day"-"Nunca olvidaré este día"

ALERTA HOT+18

(Si no quieres leer esta parte puedes ir a donde "Narras tú")

Narra Daniel

—¿Y que vas a hacerme?—pregunté viendo sus largas piernas desnudas.

—Voy a secuestrarte—respondió caminando hacia mí, me tomó de los hombros y me obligó a sentarme en su cama.

—¿Toda la noche?—pregunté viendo sus ojos y luego sus labios.

Enrede mis dedos en su cabello mojado. Adoraba como se veía recién duchada, aún había gotas de agua en su cuello y en sus clavículas.

—¿Por qué no por siempre?—preguntó subiéndose sobre mí.

—Lo que tú digas, soy tuyo ahora—respondí metiendo mis manos por su espalda.

—¿Sólo mío?—preguntó con una voz sensual rozando sus labios con los míos. Iba a matarme.

—Sólo tuyo—contesté eliminando el espacio entre nuestras bocas.

Ansiaba besarla, tocarla, hacerla mía. Me acosté poco a poco en la cama con ella sobre mí. Pasé mis manos por sus muslos suaves y cálidos, luego fui a su trasero, amaba tocarlo mientras la besaba. Se alejó para respirar y aproveché el momento para quitarle la camiseta de la pijama, traía puesto un brassier de Hello Kitty, no pude evitar sonreír. ___(Tn) se dio cuanta de que me burlaba de su bra así que se lo quitó rápido. Sus perfectos senos quedaron desnudos y de inmediato ella se acostó sobre mí. Cerré los ojos mientras ella me besaba, me besaba de una forma nueva, una forma salvaje y desenfrenada. No quería que dejara de besarme, pero mis estúpidos pulmones necesitaban oxígeno. Nos alejamos para respirar. Ella se sentó sobre mí erección y solté un gemido ronco. Movía suavemente sus caderas mientras metía sus manos por mi camiseta quitándomela poco a poco, mi piel se erizaba con cada toque de sus suaves dedos. Era la criatura más hermosa que mis ojos habían visto ¿Por qué nunca lo habíamos hecho con la luz encendida? Acaricié su tersa espalda mientras ella gateaba sobre mí, cada segundo era más difícil respirar, quería hacerla mía de una vez por todas, pero también adoraba que ella tuviera el control. Maldita sea. Mis manos comenzaron a quitar la única prenda que le quedaba pero ella me tomó las manos y las puso a cada lado de mi cara. Negó con la cabeza antes de besarme los labios, y hacer un camino de tiernos besos por la barbilla hasta mi cuello, donde comenzó a lamer y morder suavemente. Cerré los ojos solo sintiendo, sintiéndola sobre mí, frotándose sobre mí. Era irresistible la forma en la que se sentía su cuerpo sobre el mío. ____(Tn) fue besando todo mi pecho hasta llegar a mi abdomen, donde se detuvo a verme con esos ojos brillosos y llenos de deseo. Lamió mi abdomen y fue de nuevo a mis labios. Sus manos desabrocharon mi pantalón a tientas, y fue entonces que yo no quise esperar más. La tomé de la cintura y la obligué a girarse, soltó un gemido que me erizó la piel. Ahora yo estaba sobre ella, aunque amaba tenerla sobre mí, esta era mi posición favorita. Me quité rápido el pantalón, quedando en bóxers y uní sus labios a los míos otra vez. Me alejé un momento para terminar de desnudarla. ¿Como podía ser aún más hermosa desnuda? Mientras la besaba de nuevo iba abriendo sus piernas y tocándola, metiendo mis dedos, mojándola, mientras ella iba bajando mi bóxer, la ayudé a quitármelo por completo. No podía estar otro segundo fuera de ella, así que poco a poco fui adentrándome. Oír sus gemidos me excitaba cada vez más, y simplemente quería acabar. Tomé su mano y entrelacé nuestros dedos. Ni siquiera podía respirar, se sentía tan bien estar dentro de ella. Era perfecta la forma en encajábamos.

(...)

Narras tú

—¿Cuando fue la última vez que te dije que te amaba?—murmuró la ronca voz de Daniel acariciando mi sudorosa espalda.

Sonreí con los ojos cerrados, hacia menos de dos minutos que habíamos acabado. Había amado cada instante, Daniel era tan bueno haciéndome perder la cabeza. Sólo él me hacía olvidar el mundo, sólo el me hacía sentir viva.

—Hace una hora creo—susurré riendo un poco.

Amaba el olor de los dos, era una combinación de mi perfume con su colonia.

—Bueno, fue hace mucho—dijo acariciando mi mejilla.

Levanté mi cabeza de su pecho para verlo. Sus ojos azules estaban tan oscuros, tan hermosos. Pasé mis dedos por sus labios rosas, él abrió la boca y me mordió el dedo índice.

—Ouch—dije riendo quitando mi dedo de su boca.

—Lo siento, amor—susurró riéndose un poco.

—No, ya no te quiero—hablé dramática bajándome de su cuerpo.

La cobija estaba fría de este lado de la cama. Daniel se acostó de lado para verme, quitó un mechón de cabello rebelde de mi frente.

—¿Entonces ya no soy tuyo?—preguntó haciendo puchero mientras tomaba una de las cobijas que estaba bajo mis almohadas. Y comenzó a extenderla.

—No—dije acurrucándome a su lado—Me mordiste—susurré cerrando los ojos escondiéndome en su pecho.

—Pero si tú también eres mía, puedo morderte, hacerte lo que yo quiera—murmuró Daniel cubriéndonos con la cobija.

—¿Sólo tuya?—pregunté abrazándolo.

—Siempre has sido sólo mía—respondió besando mi frente—Y siempre lo serás—susurró y podría jurar que me enamoraba de él por décima vez este día.

—Te amo, Daniel—le dije moviéndome hasta quedar frente a él.

Sonrío tierno y besó mis labios de forma corta.

—Te amo, y te juro que nunca olvidaré este día—confesó acariciando mi hombro y luego mi cuello.

—Yo tampoco podría olvidarlo—susurré perdiéndome en sus ojos azules.

Daniel me besó, suavemente como siempre, haciéndome sentir tan adicta. Nunca nos besábamos lo suficiente, nunca era suficiente.

—¿Y ahora quién apagará la luz?—preguntó Daniel divertido cuando nos alejamos para respirar.

—¡Yo no!—dijimos los dos al mismo tiempo.

Estallamos en risas.

Espero que mis padres se hayan tomado las pastillas para dormir.

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