Capitulo 11

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Para empezar, el viaje fue divertido... Menos cuando se inspiró tanto cantando que soltó el volante y casi hace que choquemos... De resto, fue.increíble.

Decidimos ver una película, tuvimos una pelea porque no estábamos de acuerdo en cual ver, al final la elegimos al azar.

Acabamos de salir de la sala de cine, y todavía estoy sacándole pedacitos de palomitas del cabello... Tuvimos una pequeña guerra y pues...
Terminamos llenos de palomitas y como buena persona que soy, lo estoy ayudando a quitarselas.

- Ni mi cabello se le pegaron tantas palomitas - me quejó de su cabello. Nos sentamos en el área de comida para quitarnos las palomitas de encima...

- Fue tú culpa, tú decidiste por palomitas acarameladas y justo las tuyas estaban con el caramelo caliente ahora están secos en mis cabellos - me recrimina mirándome mal, sólo sonrío "inocente".

- Lo siento - me disculpo - ¿me perdonas sí te compro un helado? - se le iluminan los ojos.

- Claro que sí - asiente feliz... Como cuando le ofreces un dulce a un niño.

*

Después de estar un largo rato logré sacarle los restos de palomitas... Pero fue su culpa, primero me había lanzado un cubo de hielo dentro de mi camisa y ya tengo suficiente frío como para que tenga hielo encima... Por lo que me vengue y vuelvo a repetir, que soy tan buena persona que lo ayude.

Ya en la tienda nos dirigimos a una mesa alejada del resto y nos sentamos.
Y nos podemos a observar el menú que se encuentra en la mesa.

- ¿Qué se te antoja? - le pregunto, después de todo yo soy la que lo invitó.

- Olvidalo, no puedo dejar que pagues tú... Dime que es lo que deseas - hace caso omiso a lo que dije sin despegar la mirada de la carta.

- Pero sí no me dejaste pagar nada del cine, prácticamente me empujaste y pagaste - le recrimino, sino fuera por un chico que estaba a mi lado hubiera caído de trasero al suelo.

- Lo siento - se encoje de hombros - pero no voy a dejar que pagues, para eso soy un caballero y yo fui quién te invitó a salir.

Ruedo los ojos y termino asintiendo, el me giña un ojo y lo miro un una ceja alzada.

- ¿Qué desea ordenar? - me interrumpe antes de poder hablar un mesero.

Prácticamente me hablo fue a mi, no ha visto en ningún momento a Andrey, que cuando se dio cuenta... Se nota que tiene la mandibula tensa y fulmina con la mirada al pobre chico... ¿Soy yo o estoy oliendo celos?.
El carraspea un poco haciéndose notar por el chico.

- Mi amor, ¿Qué se te antojaba? - Se dirige a mi giñandome el ojo y lo miro con un poco de burla.

- Bueno querido, al bebé se le antoja una gran copa de helado de vainilla y chocolate con un brownie - lo miro sonriente y me dirijo al mesero quién traga saliva nervioso.

- Yo sólo quiero un brownie con una bola de helado de fresa - le pide seco, el chico toma el pedido y sin decir nada se retira.

Apenas se va rompo a carcajadas y Andrey me sigue.

- Ya quisiera tener un hijo contigo, no sería mala idea... ¿Qué opinas? - me mira seductoramente alzando las cejas.

- No sería mala idea - le sigo el juego - pero todavía soy muy joven y que yo sepa no estamos juntos.

- Eso se podría arreglar, es lo de menos - no cambia su mirada y ruedo los ojos divertida.

- Sí claro - digo con sarcasmo - además que trabajo para tú padre, creo que sería raro sí tuviéramos una relación - pienso un poco.

- Claro que no, mis padres te adoran; mi papá te mira como la hija que no tuvo y hasta llegó a pensar que mi mamá te quiere más a ti que a mi - se hace el ofendido.

- Pero que cosas dices - exclamo incrédula - eres la adoración de tú madre y se que tú padre no es muy demostrativo pero se nota que te ama como a nadie... Está muy orgulloso de ti - sonríe un poco sonrojado.

Que lindo se ve así, parece um niño pequeño; acerco un poco mi brazo izquierdo y le jaló una de sus mejillas.

- ¡Oye! - exclamo sorprendido y muchísimo más sonrojado.
Sólo le giño un ojo y se cubre la cara con las manos por lo que me comienzo a reír.

- Aquí está su pedido - llegué el chico de antes colocando los postres en la mesa - que disfruten.

Agradezco y comienzo a comer rápidamente, el helado es lo mejor del mundo.

- Despacio, no quiero que te atragantes - dice divertido.

Bufo y ruedo los ojos - Eso no es problema tuyo, es Mi helado.

Coloca los ojos en blanco y no omite nada más.

*

Al terminar de comer, hablamos un poco...
Después de haber bajado un poco el postre, porque quedamos bastante llenos... Decido preguntarle sí le puedo hacer una rápida visita a um amigo, deben ser sólo las ocho de la noche... No están tarde como para que Viktor tenga cerrada su tienda.

Al entra por la puerta suena la típica campanilla.

- Hola Inna - saludo a la secretaría - ¿se encuentra Viktor?.

- ¡Kata! Tanto tiempo sin verte... Sí, se encuentra en su despacho - me indica y le agradezco.

Andrey me sigue en silencio observando el lugar, Viktor sabe quién es pero Andrey no conoce el oscuro negocio que tiene su padre... Quisiera saber como reaccionaria al enterarse pero de lo que se dedica y se  que sí Olya lo hace... Le va a dar un paró cardíaco.

- ¡Viktor! - grito entrando a su despacho donde tatua.

No me importaría que tuviera algún cliente y este es el caso, ya que un hombre está acostado boca bajo en la camilla y el se encuentra tratando parte de su hombro derecho.
Sorpresivamente siento unos brazos rodearme hasta el caso de no sentir el suelo a mis pies.
Grito con sorpresa y me remuevo un poco, imaginaba que era Andrey.

- ¡Katica! - grita alguien e identificó la voz de Alexey. Al confirmar que es el grito y lo abrazo devuelta.

- ¡Ya dejen los gritos por favor! - nos reclama gritando Viktor enojado parando de hacer su trabajo.

Yo le saco la lengua y me abrazo más a Alexey, como lo extrañe... El también es como un hermano para mi.

- Alejate de ella, ladrón de hermanas - siento que me apartan de Alexey y ahora me encuentro rodeada con los brazos de Viktor. Quedando así mi cabeza entre su pecho.

Estos dos parecen perros y gatos, a cada momento se encuentran peleando.

- Yo también quisiera abrazo así - escucho una tercera voz masculina... Bastante sensual a decir verdad, pero se me hace conocida.

- Pues no, ella es sólo mía - reclama Viktor apretandome más a su pecho.

Se escucha una tos y me separó de Viktor, había olvidado que traje a Andrey.

- Mm... Les presento a Andrey, es hijo de mi jefe - el saluda y se estrecha de manos.

- Yo también te quiero presentar a alguien - Alexey me toma la mano y me coloca a su lado - el es Alek, es un compañero de trabajo.

Me señala al hombre que estaba acostado en la camilla, pero ahora está sentado mirándome fijamente con una sonrisa sin mostrar los dientes...

O. Mi. Dios.

Es Alek Ivanov, el que me descrubió en la misión...
Me pongo un poco nerviosa, trago saliva y trato de no mirar más abajo de su cara.

Está sin camisa... Este es un puto Dios Griego.

La Rosa Negra (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora