Todos tienen un pasado oscuro, pero ella, no solo tiene un pasado oscuro, también un presente. Toda una vida escondiéndose entre las sombras de la noche de los demonios que la perturban.
Ahora, sin dejar ningún rastro, deja es una rosa negra en la...
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Al terminar de desayunar y hacer la rutina típica, salgo del baño y comienzo a vestirme para esperar a Fiorella.
Siempre he sido fría y dura con las personas, ella lo sabe y aún así no se ha querido apartar de mi como otras personas.
Muchos me han dicho que soy cruel; pero yo creo que no lo soy, solo soy realista y observo como el mundo está siendo destruido por las personas. Somos unos parásitos.
Hay que ser sinceros y decir la verdad de lo que ocurre y nunca darles falsas esperanzas a nadie, pero hay que tener en cuenta que no todos son iguales... Pero de una u otra manera siempre llega alguien a arruinar la vida, y son aquellas personas que no han encontrado su "felicidad" y si ellos no la tienen, se la arrebataran a cualquiera.
Y mi vida nunca fue de color rosa y siquiera de gris... Fue y es de un negro, tan oscuro que siempre me fue imposible ver un pequeño rayo de luz.
Nunca pude llegar a confiar en la que debería haber sido mi familia, mi mayor enemigo estaba en mi casa... Y todo salió a la luz sólo cuando perdí a quién más pude confiar. Aquellos que debería llamar "familia", fueron quienes hicieron que sacara toda mi ira y sufrimiento a la luz, apoyando a la mentira y juzgando sin conocer...
El sonido del timbre causa que salga de mis pensamientos, y un líquido correr por mi mano izquierda. Bajo la mirada y noto que es sangre... Rompí la taza donde estaba tomando café con mi mano, ahora unos pequeños vidrios están incrustados en mi palma.
Sin prestarle atención a la sangre de mi mano y las pequeñas punzadas que causan los vidrios en mi herida, salgo estando envuelta en una pequeña toalla de baño dirigiéndome a la puerta.
Cuando abro es Fiorella... Quién luce un vestido rosa con unos tacones; paso mi mirada rápidamente al reloj que tengo a un lado de la pared y son apenas la 1 de la tarde, faltan todavía 2 horas para que me viniera a buscar.
- ¿Sabes qué hora es? ¿verdad? - le cuestiono de mala gana.
- Lo se... Lo se - admite rodando los ojos sin dejar de sonreír - pero quería asegurarme que te vistieras a tiempo sin dejarnos en visto - se cruza de brazos entrando a mi propiedad sin ser invitada - además, Nana viene dentro de un rato - exclama deteniéndose para escanearme con la mirada, deteniéndose en mi mano y pega un grito - ¿¡Qué te pasó!?
- Se me cayó una taza - vocifero como si nada y observo mi mano que todavía no deja de sangrar dejando caer unas cuantas gotas de sangre al suelo.
- Vamos a limpiarte - dicta preocupada para agarrarme del brazo y llevarme a mi habitación. Me sienta en mi cama y se dirige rápidamente al baño. Cuando regresa trae en sus manos el botiquín.
Lo abre y comienza a limpiarme la herida y sacarme los pequeños vidrios con una pinza.
- ¿Cómo es que no haces una sola mueca? - titubea cuando me pasa el alcohol y mi rostro no expresa dolor.
- Estoy a acostumbrada al dolor - confieso sin gracia y pone los ojos en blanco pero no dice nada.
- Listo - exclama cuando termina de vendarme la mano, se levanta con todo lo que uso y se dirige al baño.
Me acuesto boca arriba en la cama y observo mi mano con la venda, esta muy bien vendada - ¿Nunca has pensado estudiar medicina? - le pregunto con la voz alzada para que pueda escucharme.
- La verdad no, a veces me da pánico la sangre - Confiesa saliendo del baño con una toalla en las manos - ¿Almorzaste? - me pregunta sentándose a mi lado. Niego con la cabeza sin quitar la vista de mi mano - te voy a preparar algo - murmura y se retira.
Ella no es una mala persona, ha sido una de las pocas personas que puedo contar con una mano que se ha quedado a mi lado, después de todo nadie soporta mi actitud pero ella siempre se ha mantenido a mi lado sin juzgarme ni rechazarme.
Pero ella sigue viviendo en una fantasía, aunque es muy inteligente y después de todo siempre busca el lado bueno de las cosas, hasta ahora nunca la había oído maldecir a nadie. No me quiero encariñar con nadie, pero... Confieso que necesito un respiro de toda mi vida y dejarme disfrutar sólo un momento.
Me levanto de mi cama y me dirijo a la cocina, cuando entro lo primero que me llega es un delicioso olor.
- ¿Qué preparas? - pregunto sentándome en una silla que está junto a la barra.
- Comida - responde de una manera obvia. Sólo ruedo los ojos y no hago ningún comentario.
***
- Listo - avisa poniendo un plato con una comida que se ve muy apetitosa frente a mi.
- Gracias - agradezco en un susurro y comienzo a comer - está muy bueno - la alago, aunque creo que casi no se me entendió ya que tengo la boca llena de comida.
- No hables con la boca llena - me regaña.
- Y llegó el burro hablando de orejas - murmuro rodando los ojos.
- ¿Qué dijiste? - me pregunta viéndome con el ceño fruncido.
- Es... No se como explicarlo pero se que lo oí de Nana, es como que críticas a otra persona por algo sí igual tú lo haces... - me encojo de hombros.
- Ah... ¡Oye!, ¡yo no hablo con la boca llena! - me reclama y pone sus manos en su cadera.
- Eres muy lenta para captar algunas cosas - rio sin gracia - y dile eso a Gaby y a Nana - la apuntó con el dedo y se hace la ofendida.
No le prestó más atención y me levanto para dirigirme a mi habitación para colocarme ropa, ya que sigo en toalla.
***
- Oye, ¿terminaste? - la escucho preguntarme entrando a mi habitación.
- Sí - le respondo desde el baño mientras que termino de colocarme un poco de labial. Me coloque un jean negro, un top color vino, unas botas altas con tacón grueso negras.
Me doy una ultima mirada frente al espejo y salgo del baño.
- ¡Estas lista! - canta para salir de mi habitación.
Sólo sonrío, agarro mi teléfono, las llaves, mi tarjeta y una sudadera gris.
- Listo, vayámonos - dicto mientras camino a la salida pasando por su lado.
- ¡Día de chicas! - grita alzando los brazos a mitad de pasillo y después me abraza.