Capítulo 16

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Disparo... Y le doy justo en el muslo, mi madre se tira junto a él en su auxilio y le disparo justo rozandole la oreja, haciendo que quedé aturdida cayendo a su lado.

- ¡No! - grita enfurecido Mijail corriendo hacia mi.

Cuando está a unos pocos metros de distancia lo apuntó a el con la intención de dispararle; él, al notar eso se detiene fulminandome con la mirada.

- Das un pasó más... Y no dudare en dispararte, pero está vez será justo en medio de tus cejas - le advierto siendo cínica - tengo muchas razones por qué las cuales hice; lo que hice... Deberías buscar la verdad de todo esto y estarías de mi lado.

Bajo lentamente el arma y me apartó unos pasos con la intención de retirarme del lugar.

- Jamás dejare que me manipules - ruedo los ojos al escucharlo, le doy la espalda y comienzo a caminar en dirección a la salida - se quién es mi familia y hay no estas tú, ellos ya me contaron verdad, aún con el dolor de todo porque te aman y deberían estar decepcionados de las pésimas hijas que les tocó.

Al escuchar lo último que dijo, me volteó rápidamente en su dirección y le lanzó una cuchilla justo en su hombro izquierdo, cae hacia atrás y comienza a retocerce del dolor.

- Espero que un día te arrepientas y espero que llegues pidiendome perdón de rodillas - mi cara se contrae por la furia que siento... Tengo demasiadas emociones encima.

- Sólo te diré algo, una promesa - comienza a decir, su voz la comienzo a escuchar cansada y en un tono más bajo - te buscare y al encontrarte, te mataré... Por todo lo que nos has echo.

Me volteó y bajo la cabeza, haciendo que unos mechones de cabello cubran un poco mi rostro.

- Te estaré esperando hasta entonces... Y cuando me encuentres, espero que cumplas tú promesa - susurro, pero en un tono que se que me escucho. Al terminar de decir esas últimas palabras me coloco la capucha de mi abrigo y en un pasó rápido retomo mi dirección, al estar unos metros lejos de ellos... Puedo escuchar los gritos enfurecidos de Mijail y los de dolor de dolor de la señora madre.

*

Al llegar a la entrada del cementerio, apenas coloco un pie afuera.

Siento una sustancia caliente, caerme encima.
Hago un sonido de exclamacion cerrando los ojos; me contraigo un poco y tuerzo mi rostro para no gritar.

- ¡Lo siento mucho! - escucho la voz de un chico, intenta "ayudarme". Le hago una señal para que se aleje.

- Está bien, está bien - inahalo y exhalo un poco intentando no perder la paciencia.

- Espero que puedas disculparme, sí quieres te limpio la ropa o te compró otra - suplica, cuando ya no siento dolor, abro los ojos y me encuentro con el chico castaño del ascensor.

- ¿Leonardo? - pregunto confundida.

- Hola Kata; espero que puedas disculparme, estaba un poco apresurado... No soporto este frío - sonríe avergonzado.

Suspiro cerrando los ojos, los abro y le sonrio sin mostrar los dientes - Está bien, tranquilo... Ahora lo que puedes hacer es brindarme un café.

- Claro, seguro... Vamos - me sede el paso y me guía - Y... ¿Qué haces aquí en el pueblo?, nunca te había visto.

- Vine a visitar a alguien... Cada año vengo está semana, cuando era pequeña vivía era en un internado... ¿Y tú? - le confieso, no tengo ganar de mentir.

- Bueno... Vivo aquí desde pequeño, pero ahora estoy buscando donde quedarme en Moscú por la universidad - llegamos a la cafetería que está justo a unos locales de la tienda de Lena.

- Sí quieres te puedes venir conmigo, vivo ahora en Moscú y tengo una habitación extra - le ofrezco.
Entramos en la cafetería y buscamos unos asientos.
Al encontrar una mesa; como todo un caballero me ayuda a sentarme - Muchas gracias.

- ¿En serio? ¡Muchas gracias, claro que me encantaría! - exclama con emoción apenas se sienta.

Asiento sonriendo; después de nos atendieron seguimos conversando.
Debo saber a quién estoy invitando a mi casa... Y siento que el puede terminar con alguna de las chicas...

La Rosa Negra (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora