Capítulo 43: Aquel secreto tras la realeza

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Dos golpes en el metal la despertaron, el cerrojo abriéndose por un lado de la puerta la obligó a sentarse

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Dos golpes en el metal la despertaron, el cerrojo abriéndose por un lado de la puerta la obligó a sentarse. Tenía la espalda adolorida por el peso de su cuerpo estando tanto rato en la misma posición sobre la tabla enmohecida. Mareada por el olor a humedad y con los oídos zumbándole por el silencio, en lo único que pensaba es en lo genial que podría ser en tener un buen libro que leer entre las manos. Ya tenía los ojos demasiado secos para seguir llorando, le irritaban al punto de solo poder mantenerlos entreabiertos. Hablar sola no le parecía divertido ya, era penoso y las últimas horas no pudo conciliar el sueño para matar el tiempo.

Apenas el último picaporte de afuera fue descolgado, la puerta emitió un brillo cortante que no la dejó ver por unos instantes. Era la beguina con una bandeja de comida y vendajes. Hace horas, esta chica había venido con lo mismo, probablemente no quisieron dejar que la servidumbre común la atendiese y esta se ofreció para ayudar.

A duras penas, Mei se sentó fijando la mirada en el plato de comida humeante. La mujer no le dirigió una palabra ni una mirada, limitándose a curar las heridas antes de dejar comer a la Doctora. Esta se retiró con una reverencia llevándose consigo el plato de la última comida, luego se oyó el metal siendo asegurado otra vez.

Miró el plato por unos instantes, era exactamente la misma comida que la de la mañana. Estaba algo molesta, tomando en cuenta de que solo contaba con una guarnición, un trozo de pan, algo de fruta y agua. Con esto tuvo la idea de que le darían siempre lo mismo. Quizás podría sacar algo de provecho con eso...

 Quizás podría sacar algo de provecho con eso

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Brigitte había dejado el soldador y el escudo en la mesa de trabajo. No quería dejarlo a medias, pero de todos modos no podía hacer más que esperar a volver a tener tiempo para seguir. El sonido de la herrería persistía aun sabiendo del invitado que recibían en su puerta. Uno de los herreros que trabajaba modelando fierro sobre un yunque de oricalco, la miró levantando los brazos como diciendo ''No hay de otra, ya podrás hacerlo después, esto es más urgente y lo sabes''. Estaba segura de haber dejado el cartel en la posición correcta para indicarle a la gente que solo abriera, pero esté puesta o no, la reina es la única que ordena que golpeasen la puerta antes de entrar a un lugar que claramente está en funcionamiento, ella le llamaba modales y etiqueta, seguramente para fastidiarla.

Static after death | Meihem Novels (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora