Capítulo 17: La verdad siempre duele

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El filo de la espada atravesó la mente de Mei como un haz de luz. Estupefacta, no pudo mantenerse en pié, desplomándose de rodillas al piso. El ómnico se había acercado a Mei lo suficiente como para simplemente extender un brazo y agarrarla, este se estremeció luego de ser partido en dos, cayendo ambas partes fuera del puente. Genji se puso frente a ella en posición de pelea.

—Doctora, corra hacia el castillo de la reina. Le daré el tiempo que necesite.

Asustada, no le dio el tiempo para pensar; Salió corriendo sujetándose en el barandal del puente. Las manos le comenzaban a sudar por los nervios, y no la retiró hasta que se lastimó con un trozo de astilla incrustándosele al costado. Sus piernas estaban tiritando, entorpeciendo su huida, pero fue que gracias al dolor que pudo volver a la lucidez. Estaba finalmente consiente.

— ¡Mei!

Al voltear, se encontró con una horda de autómatas apareciendo tras el follaje en una fila de sonidos electromagnéticos, listos para darle caza a ambos con solo una orden. Una voz se hacía cada vez más intensa desde el final de aquel ejército, llamándola por su nombre. Ella no quería admitirlo, sabía de quien se trataba. ¿Por qué le sorprendía? ¿A caso jamás imaginó que algo de esto saldría mal? ¿Qué él no se enteraría hasta que ya fuese tarde? Cuando se había aproximado lo suficiente, a pasar de una figura en movimiento a una persona reconocible en la oscuridad, Junkenstein alzaba los brazos, sentado en hombros del monstruo mientras este hacía carrera.

— ¡¿Me traicionas ahora?!

A pesar de que gritaba con todo lo que le podía la garganta, Mei sentía que no estaba tan enojado como él quería demostrar, más bien, preocupado. Tan solo el hecho de pensar en esto, sintió una presión de culpa en el pecho. ¿Es muy egoísta querer hacer algo que no esté fuera de sus estándares? Con cada paso que retrocedía, su mente se doblegaba pidiéndole no seguir.

—Vamos... ¡Esto...! ¡No es justo!

Acallando sus pensamientos retorcidos, se tapó los oídos para correr en contra de ellos.

Genji se abrió paso entre horda partiendo a la mitad a los omnicos hasta llegar al medio, cortando su avance a la muchacha. Todo aquel que fue dividido por el canto de su arma se estremeció violentamente a sus espaldas, liberando la carga eléctrica dentro de sus sistemas antes de caer al suelo. El Doctor se bajó sin demora para darle el pase de turno a su bestia en lo que él trataría de escabullirse. La criatura intentó asestarle golpes al samurái inútilmente, el problema era su enorme tamaño enfrentándose a su rápida respuesta con la catana, notando su falta de técnica, cada golpe que daba era similar al anterior. Retrocedía hacia atrás con cada puñetazo al aire, pero no tardó en darse cuenta de que lo estaba guiando a la arboleda, dándole espacio a Junkenstein para pasar al puente. En un intento por cambiar de rumbo sus planes, Genji intentó alcanzarlo saltando por el tronco de un roble como soporte, pero a penas el monstruo vio la espalda descubierta del samurái por los aires, encontró una oportunidad, tomó el gancho que le había sido dado por el Doctor para este tipo de emergencias, arrojándolo hacia el abdomen del joven.

Como si una garra le hubiese arañado el estómago, sintió el filo desigual del agarre, habiéndolo tomado por sorpresa, llevó sus manos al vientre para intentar liberarse desesperadamente, pero la fuerza que traía consigo lo arrojó al riachuelo.

— ¡Ugh! —Sacándola la cabeza a flote, se liberó de su ataque, pero la herida le había zanjado el estómago, impidiéndole moverse con normalidad.

Aguantando el dolor, llegó a la orilla para ser emboscado por los autómatas. Estos se le lanzaron encima agarrando sus extremidades, negándole cualquier vía de escape posible. Miró en dirección a Junkenstein, viendo como atravesaba el resto del camino hasta Mei. Miró arriba al sentir que algo gigante se le acercaba, monstruo sobre él de un solo golpe apagó sus luces.

Static after death | Meihem Novels (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora