Capítulo 6: Un nuevo lugar al que llamar hogar

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Observó en la tierra un trozo de vidrio

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Observó en la tierra un trozo de vidrio. Lo tomó con los dedos para examinarlo más de cerca. Se ajustó los goggles y se quedó pensativo para luego poner una mueca de disgusto.

—No me jodas... ¿Ya se rompió?

—...

—Oye, pasé horas cociéndola yo SO-LI-TO ¿Y se atreve a hacerse daño? después de tanto esfuerzo que me tomó cada puntada... ¡QUE SE SATURE ELLA SOLA!

—...

—Oh, sí, vamos~ No creo que esté muy lejos amigo mío... De hecho, se exactamente en donde está... Sígueme, voy a necesitar la fuerza de tus jamones...

Encendió una lámpara a modo de antorcha usando unas piedras sueltas de la muralla

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Encendió una lámpara a modo de antorcha usando unas piedras sueltas de la muralla. El vestíbulo parecía desordenado, los guardias que solían custodiar la puerta era lo más extraño, no estaban en sus puestos. Quizás una que otra norma haya cambiado en su ausencia, pero dejar el lugar desolado y sin luz, no dejaba de inquietarla. Subió las primeras escaleras que daban a la sala del trono. Dobló hacia su izquierda hacia el balcón, la entrada a las escaleras de caracol que solía subir para ir a su cuarto, estaba tan oscura como la boca de un lobo. Miró el interior de la torre sin ventanas, iluminando levantando la lámpara lo más alto que pudo.

Los escalones estaban tan juntos que hacían de techo sobre quien subiese. Llenó sus pulmones de una sola bocanada y comenzó a subir. La piedra fría del suelo le apaciguaba la zona afiebrada de su tobillo, caminaba lentamente, intentando reorganizar sus ideas y recuerdos. A cada paso que daba sentía que el corazón iba a la misma velocidad que sus pasos. Solo hubo oscuridad y un gran eco hasta llegar al final. Más relajada, caminó por el pasillo sin detenerse a mirar el lugar, solo hasta dar con una puerta en concreto.

— ¿Una pintura? ... Pero este es mi cuarto... ¿Por qué está puesto esto aquí?

Una pintura demasiado grande para ser vista desde su posición estaba bloqueando la entrada. Intentó mover el cuadro, pero este se encontraba firmemente clavado a la pared. Era inútil, estaba perdiendo el tiempo.

—Mejor usar el otro camino en la sala del trono...

Al atravesar el enorme umbral de piedra, pudo sentir el suave terciopelo de la alfombra deslizándose bajo sus plantas. Los enormes vitrales dibujaban a los grandes reyes antiguos, dioses y leyendas sobre sus pies. Colgó la lámpara en una pared, visto que había suficiente luz y caminó inútilmente hasta el trono. Sin aguantarlo más, se sentó en la enorme silla y atrajo el pié hacia arriba para ver el daño.

—Esto... Se infectara no importa lo que haga... Ignoraré el dolor hasta que pueda tratarlo.

Bajó el pie y buscó con la mirada la "puerta" hacia el ala este. Se levantó y corrió con la mano una bandera con el símbolo del Rey. Tras esta, un panel metálico con nueve botones sin números.

—Ya llegué... —dijo presionando la secuencia correcta—.

La piedra sonó afilándose la una con la otra dejando una entrada para pasar. Apenas puso un pie dentro del pasaje, el pasillo se iluminó y la puerta de piedra se cerró tras ella. Caminó por un rato hasta llegar a una escalera que la conducía a una puerta redonda. La parte trasera de un escudo antiguo.

—Es aquí... No dejaré que te salgas con la tuya... o al menos lo intentaré...

Abrió la puerta secreta, haciendo rechinar los postigos oxidados. De un salto cayó sobre algo suave lleno de resortes, creando una nube de polvo irrespirable.

—Mi Dios, ¡Qué sucio está esto! —tosió intentando ahuyentar el polvo con la mano y cubriéndose la nariz con parte de la manta. Luego, alzó las manos y cerró nuevamente la entrada— ¿Cuántos años han pasado...?

Las luces se encendieron apenas dio unas palmadas al aire. Bajó de lo que parecía ser su antigua cama con un manto blanco encima, como todo en su habitación en realidad. Abrió de un empujón de par en par, la única puerta de madera que daba a su estudio de trabajo, debido al maltrato de la humedad. Buscó el interruptor, accionándolo, todo comenzó a cobrar vida nuevamente. Las máquinas se encendían una en una bajo las mantas blancas. Sacó una de ellas que estaba cubriendo una mesa en el medio del estudio. Una especie de batería vertical apoyada en el suelo se encontraba apegada a esta. Puso la mano sobre una semiesfera apagada.

— ¿Snowball? ¿Estás bien?

Al quitar la mano, la esfera pareció "despertar", observó a la mujer por un momento.

— ¿Doctora Mei?

El sonido adaptable para su voz estándar era un regalo del mismo cielo. Un cálido sentimiento de alegría la envolvió. El cambio brusco de emociones la hizo saltar unas cuantas lágrimas cayendo de rodillas en un suspiro de alivio.

— ¡Creí que nunca te volvería a ver! Me alegra que aún estés aquí... —Se secó el rostro— Dime, ¿Por cuánto... tiempo no estuve?

En su pequeña pantalla mostraba la realidad, nueve años sin conciencia. Nueve años sin existir... Retrocedió unos pasos.

—... Me lo temía... Debo... debo hacer algo al respecto... debo ir al reino vecino a pedir ayuda... Algo arrasó hace poco con esta aldea... Pero no veo indicios de que aquello siga aquí... ¿Y si ya se fue hacia el reino vecino? ¡Debo comunicarme con ellos de inmediato!

— ¡Mei!

El pequeño amigo la detuvo levantando un poco de la manta que la cubría, resbalando un poco de sus hombros.

—Es cierto... vuelvo enseguida, Snowball, no tardo.

Corriendo hasta su habitación, destapó un armario bastante grande. Sacó de este un traje azul y violeta. Se vistió lo más rápido que pudo y volvió al estudio.

—Ya estoy lista, ¿en dónde nos quedamos?... ¡Ugh...!

Un dolor agudo en su interior se comenzaba a esparcir, sintiéndose un vacío desesperante. Cayendo al suelo, agarró su estómago y miró con ansiedad la habitación.

— ¿Por qué... tengo tanta hambre de repente?

Divisó una despensa cubierta por una manta. Se levantó con el dolor incrustado cada vez más profundamente, quitó la manta con fuerza y abrió una de las puertas. Vacío...

—Tengo... tengo que comer algo...

Bajo sus pies, sintió no solo un estrépito, sino, que también se oía una voz bajo el piso de madera que trataba de comunicarse. Él llegó. Corrió hacia el monitor. Tecleo buscando la cámara oculta del vestíbulo. A oscuras se podía divisar dos figuras en la imagen. Tras de ellos la puerta había sido cruelmente arrancada.

—Doctora Zhou~~ ya llegué~ Quiero presentarte a un nuevo amigo— Se escuchó en pantalla- Aunque tú eres más nueva para él que él para ti... No, espera... ¡Es igual, solo baja!

—...Sí... maestro... —Dejó los controles—.

— ¿Mei?

Corrió hasta la puerta que conducía al pasillo. Abrió la puerta rompiéndola desde sus goznes ignorando el enorme cerrojo metálico, rompiendo en dos el tejido que cubría la entrada. Corrió atravesando el pasillo de las diferentes habitaciones hasta llegar a las oscuras escaleras de caracola hacia los balcones del primer piso.

Allí estaba esperándola con las manos en la cintura y una sonrisa triunfante. Junto a él estaba un enorme cerdo verde que vio en el monitor, en seguida pensó que probablemente él era el causante que dejó la puerta de entrada destrozada. Pero este pensamiento se esfumó tan rápido como llegó. Junkenstein miraba de lado a lado buscándola, la luz de la entrada iluminó una parte de su cuello, parte que Mei no pudo evitar mirar sin mojar los labios con la punta de la lengua. Se colocó sobre el barandal y se lanzó en picada.

Sin darle tiempo a responder, Mei empujó a Jamison desde los hombros, desplomando a los dos al suelo.

Static after death | Meihem Novels (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora