Capítulo 58: Una caída inesperada

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Buscó entre sus harapos, esperando encontrar alguna herida inminente. Colgándole en el cinturón, quitó el inhalador del seguro, lo encajó en la mascarilla de piel y respiró profundamente. Excitado por el sentimiento placentero del bienestar, se levantó con dificultad. Al mirar su mano vio que el cuero de los guantes le había sido perforado por una bala. Estaba más consciente que antes, pero el arrebato de seguir disfrutando el olor a pólvora y sangre lo encaminó a matar a quien pasaba por delante, era un animal, la razón no era suficiente para detenerlo. A su espalda un rayo de luz lo envolvió devolviéndolo a su mejor condición. Volteó.

— ¿Alguien llamó a una bruja?

La dama, sonriente apareció de entre la niebla, junto a ella una mujer dragón. Esta se le adelantó levantando una barrera hacia adelante. Inconscientemente, el bello color rojo lo llamaba a seguirlo.

—Es como un gatito... —Señaló la Dragona a modo de burla— Es momento de unirnos también.

— ¿Ansiosa por acabar con ese cazador? —Habiendo terminado de curar al monstruo le enseñó la escoba— ¿Qué esperamos? —Extendió sus alas.

El enorme monstruo corría lo más rápido posible para alcanzar la barrera, algo detrás de él lo llenaba de júbilo y fuerza, lo impulsaba a seguir arrancando pedazos de murallas devastadas y lanzarlas a los soldados, sin importarle que los autómatas estuviesen allí para recibir el peso de sus actos. Con una sonrisa la bruja surcaba entre la niebla potenciando el enfermizo sentimiento. Nada podría interponerse en su visita. Nada.

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A medida que avanzaban, la científica iba congelando el camino. Quería asegurarse de que si algo llegase a suceder, al menos las plantas podrían ser reutilizadas. Junkenstein la esperaba de brazos cruzados.

— ¿Ya terminaste? —La miró alzando el musculo sobre el ojo.

—Sí, con esto bastará... —Lo miró pícaramente— Oye, ¿Sabes esquiar?

— ¿Uh?

Rápidamente se deslizaban por un camino de hielo facilitado por el arma endotérmica. Mei podía mantenerse muy bien de pié, en cambio Jamison, la pierna ortopédica no le brindaba demasiado equilibrio. Había apoyado el mentón en el hombro derecho de la muchacha preocupado de no molestar en su visión, después de todo ella llevaba las riendas del viaje, un paso en falso y podría terminar en una grave lesión; conjuntamente se aferraba lo mejor que podía para sostenerse de una mano en la cintura a la científica y con la otra procurar no soltar el lanza granadas. Llegando a los pies de la montaña, Mei fue apaciguando la potencia de su arma para ir creando fuerza de rose. Junkenstein se dio cuenta de sus intenciones para frenar.

Static after death | Meihem Novels (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora