Capítulo 49: Lo que ocurrió en las escaleras

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Era casi como si le estuvieran arrancando parte del cuello y el hombro a la vez, un tirón violento lo terminó de tirar al piso. A pesar de sentir un fuerte ardor, la aferraba con fuerza, pero siempre con cuidado de no lastimarla. A cada instante perdía la fuerza de sus brazos, liberando el vaivén de sus caderas, dejando que lo arrastrara. Perdió el sentido un momento convirtiendo la sensación punzante en descanso, dolía como un infierno pero ya lo veía poco importante, era predecible, incluso controlable. ¿Qué es ese sentimiento enfermo que sentía? Con la fuerza que le quedaba, se incorporó usando la muralla como respaldo. Con la mirada pegada en el techo, sonrió disfrutando la sensación de agotamiento, una risa casi sin aliento salió desde su pecho hacia sus labios temblorosos.

—Podría morir así...

No creyó que fuese tan preocupante hasta que la respiración se le entrecortaba. Tocio involuntariamente para despejar la garganta, liberando sangre y saliva.

''Pero no sin antes haberla sacado de aquí''—Pensó.

— ¡Ugh...! M-Mei... —Acarició la cabeza de muchacha, intentando llamar su atención.

Más que la caricia en su cabello, pudo oler la sangre salir. Luego de eso asimilar el sonido de la tos seguida del descongestionante ruido acuoso terminó por alarmarla. La fuerza que usaba era comparable a la de tratar de aplicarle a un rompe muelas. Se detuvo de súbito, abriendo la mandíbula, al instante la sangre brotó como respuesta.

— ¡AH! —Con los labios tapo la herida, llenando su boca de alimento.

— ¿D-Dónde aprendiste ese tipo de tortura?... —Junkenstein soltó lo que le quedaba de energía en los hombros chocando la nuca en la pared— Primero eres TOTALMENTE BRUTA, ¿Luego vuelves a ser dulce?... —Hizo una pequeña pausa para reír un poco— Es tan cruel que es...Es... Maravillosa... ¿Por cierto ya estas lista? Ahora mismo todo el reino esta patas arriba y tenemos que correr si queremos vivir.

— ¡¿Qué?! ¡JAMISON, debiste empezar por ahí! —Rápidamente se levantó notando como la fuerza le había sido de vuelta.

Se molestó al haber terminado la cesión tan rápido, de verdad había disfrutado del momento, no podía creer que algo tan adorable hiciera tanto daño con sus dientes. Fuera de eso, la herida era con creces mucho más terrible que la última vez que le pidió que saliera, con una mano tapó la fisura y se levantó. Quizás había quedado un poco anémico, pero nada demasiado problemático, ya comería algo en el camino.

—De acuerdo, nos iremos... —Fijó su mirada en ella en lo que comenzaba a caminar por delante— Tal vez te interese ir más de prisa, más a delante alguien está esperándote —Le sonrió enseñando todos los dientes, luego volvió a darle la espalda.

— ¿Snowball? ¿Hablas de Snowball? —Apresurando el paso intentó alcanzarlo— ¡Ugh!

—Tengo la impresión que esto ya pasó —Buscó su mano en la oscuridad— Así incluso podemos correr... ¿No crees que soy todo un caballero?

—Los caballeros no están locos —Reprimió una risa. Acomodó sus lentes, mientras que sujetaba fuertemente la mano de él con la de ella—...Ni tampoco son muy inteligentes...

—Ouw... Me vas a hacer sonrojar~ —Dijo en tono burlón, para luego reír. Sin saber que ya lo estaba.

Avanzaron por el pasillo subiendo las escaleras, aprovechando la oscuridad de este, tomó con la mano libre un alambre que guardaba sin razón en el bolsillo de su bata. Caminó más lento dejando que Mei fuese por delante.

—A todo esto... ¿Cómo pudo encontrarme? -Comenzó Mei, mientras pasaba la mano por la pared para no perderse.

—Configuré unas cuantas cosas en tu dron, tal parece que este lugar es casi una máquina computarizada en sí... ¿Raro no?

—No del todo, si me lo dices a mí... Hay un par de cosas que me tienen preocupada.

— ¿Ah? —Con los dedos partía el alambre en dos, estándolo al doblarlo por la mitad repetidas veces— ¿Cuáles? A parte de tener que salir con vida de aquí y pues no lo sé...

—Uno es el gasto enorme de petróleo... Según dice la reina es para mantener estable la cantidad de agua... Para generar energía... Pero este mismo clima ha acabado con el agua de las montañas...

—Si... Pude verlo por mi cuenta... —Con el dedo de la mano ubicó uno de los agujeros e insertó el extremo de uno de los alambres por ambos lados.

— ¿Pasaste por arriba?

— ¿T-Tu qué crees niña? Si hubiera pasado por en medio estaría muerto y tu pudriéndote otra vez —Dobló el alambre hacia arriba, haciendo un torniquete sobre los extremos para cerrarlo.

— ¿Se encuentra bien, Doctor?

—S-Si, de maravilla... ¡Hehehe...! —Había perforado el extremo del último agujero haciendo la misma acción. Creía que hacerse curaciones podría ser poco menos doloroso que lo mordiese ella, cuando lo hacía era una increíble sensación, pero hacerlo por su cuenta era horrendo. Hizo una mueca—... C-Continúa quieres, estoy harto del silencio.

—Si... Claro —Algo dubitativa volvió a la explicación— Luego esta ese extraño ruido...

— ¿Puedes ser más específica? No puedo saber que carrete de película antigua pasa por tu cabeza —Acomodó los extremos de los alambres para ocultarlos bajo la ropa. Habiendo hecho esto, trató de ignorar el dolor y seguir caminando. Asimilando recién lo que le decía Mei, lo hacía pensar en algo un tanto descabellado.

—Verás... Quise improvisar una bomba para poder escapar de mi celda anterior...

— ¿Una bomba? ¿Y te resultó?

—No... Solo conseguí un líquido inflamable...

—Algo es algo... —Haciéndolo notar en su tono de voz, se cruzó de brazos— ¿En qué la usaste?

—Pues... Se lo arrojé a la reina a la cabeza... -Se mordió el labio algo avergonzada.

—Tu... ¡¿QUE?! ... Hehehe... ¡¡Ahahahah...!!

Se detuvo para contenerse, pero el sentimiento era tal que largó una carcajada que rebotó hasta sus espaldas, preocupando a Mei por si alguien los escuchase. Sujeto de las rodillas, bajó la intensidad del griterío, atenuado poco a poco por el mismo dolor de la clavícula provocado por el movimiento de hombros. Luego de un respiro continuaron caminando ya solo faltaban unas cuantas escaleras hasta la habitación.

—Uff... Mei no me hagas esas bromas —Continuó caminando— Ya dime, ¿En qué la usaste?

— ¡N-No te he mentido...! —Lo miró indignada— Le arrojé ese ácido volátil a la cara... ¡Y juro por mi vida que parte de ella se le desprendió!

—Pues... Si lo que me dices es verdad... Puedo decirte con seguridad que se cambió de cara —Mei buscó la cara de Junkenstein en la oscuridad mientras caminaban, este inconscientemente hizo lo mismo esperando verla en la oscuridad— Nos la encontramos... Justo antes de que un par de guardias dijera... Que habías matado a los guardias y al esbirro que la acompañaba.

—...Extraño... No pude haberlo hecho, no tenía armas encima, a parte, tenía las manos esposadas...

— ¿Tu lo recuerdas?

—No... De hecho me desmayé poco después de que la reina cayera al piso, ese ruido metálico fue lo último que oí... O lo que recuerdo, no lo sé...

Más al frente se encontraba una puerta de madera y metal, no parecía muy bien asegurada. Estaba entreabierta. Se oyeron ruidos electrónicos provenientes de la puerta, como si algo estuviese llamando a la científica. Mei soltó la mano de Junkenstein dejando solo un rastro de calor.

La luz los cegó a penas Mei abriera la puerta hacia adentro. El cambio de sonido en el suelo de la roca a cerámica hizo eco en el lugar. El dron voló hasta la chica con entusiasmo, Junkenstein por su parte miró al rededor comprobando que no había nadie.

— ¡Snowball! ¿Estás bien amigo? —Mei notó el pequeño cambio en su diseño— ¿A esto te referías con mejoras?

—Luego te lo explicaré... Hay algo que quiero comprobar —Cerró la puerta colocando otra vez la pintura en su lugar.


Static after death | Meihem Novels (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora