Capítulo 73: El amanecer de la conquista

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Poco a poco el fulgor fue calmándose hasta llegar al tono negro de la oscuridad de una noche habitual, pero esto no lo notaron hasta que sus ojos se acostumbrasen de nuevo a la falta de luz. El olor a madera quemada, ceniza y granito en nubes de polvo rodearon lo que una vez fue la entrada al hogar de todos los aldeanos, el antiguo reino de Balderich. Había caído luego de años de perseverancia y paz. Wilhelm observó con dolor, como familias completas habían quedado expuestas a la crueldad de la incertidumbre, sin techo ni protección, incluyendo en su panorama, gente de su propio reino que había huido en afán de salvar su vida la primera vez que Junkenstein decidió atacarlos. Apretando los dientes, subió a los escombros más altos que quedaban de la embocadura a las tierras muertas. Alzando el martillo por sobre su cabeza con una sola mano, fustigó el suelo atrayendo las vistas de los pueblerinos.

—Pobladores del Reino de Balderich von Alder, la maldad y el desastre se han apoderado de su hogar, arrebatándoselo de las manos —Miró a Junkenstein con notable desprecio— Y esto solo tiene una respuesta para ustedes...

Mei apretó la mano de Jamison, enviándole un poco más de confianza y paciencia. Si el Rey era como ella pensaba que era, las cosas serían diferentes.

El pueblo entero comenzó a rodear al Rey, atentos a su voz, y a una posible salvación. El cazador notó aquello en los ojos de quienes lo miraban con respeto, incluyendo a los soldados, que habían bajado las armas mirando con la frente en alto al noble.

—Todo esto se debió a un trato de alguien quien alguna vez, fue Athena. El Reino de Balderich, lleva más de nueve años sin su Reina... Athena. Es momento de que sepan cuál es la verdad —Como si el viento lo impulsara a continuar, diciéndole que Alder también tomaba esa decisión, tomó el mango de su martillo apretándolo con impotencia— Su Reina Athena, encontró su muerte luego de reconocer que no podría tener heredero alguno para el trono, la pena de su estado la orilló hasta su eterno descanso... Y Balderich... La revivió con ayuda de la Bruja del Bosque, traspasando su mente, a un ómnico avanzado.

La multitud se llevó un grito de espanto al cielo, horrorizada, traicionada y desconsolada. El bullicio crecía como una avalancha, escuchándose comentario y gritos de desesperación. Las madres abrazaban a sus hijos, los ancianos que habían logrado escapar pedían explicaciones y avalaban de mentiras a las palabras de Wilhelm.

Fue entonces cuando el sol aparecía en el horizonte, como una señal de un nuevo amanecer, la silueta de Wilhelm fue bordeada por la luz del enorme astro a sus espaldas, provocando el silencio y un profundo respeto al soberano. Viendo la reacción de la gente, continuó.

—Tal decisión fue hecha para cuidarlos cuando ni él ni su esposa estuviesen para cuidar del Reino. A pesar de que su resolución le cobró la vida, Athena continuó encargándose... Alder era como un hermano para mí, y lo que menos puedo hacer por él, es encargarme de que su legado no haya sido en vano... Si el pueblo está dispuesto a ser guiado, estarán bajo mi amparo hasta el resto de mis días...

Static after death | Meihem Novels (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora