13 | Autocontrol

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Willow. ☀

Dos semanas después

Doy una calada a mi cigarrillo mientras observo a Sugar pintar en su cuadro. Era una tarde de domingo muy soleada, decidió sacar todos sus utensilios y comenzo a pintar cosas de su imaginación.

—¿Estás en épocas de exámenes? —Me pregunta— Hacía mucho qué no te venías por aquí —Agrega.

—No, es sólo qué...—Hago una pausa— Ya sabes —Añado y sacudo la cabeza.

Veo cómo sus labios se curvan en una sonrisa.

—¿Ese sabes tiene qué ver con McKagan?

—Bueno...

—¿Te lo has follado?

—¡Sugar! —Le grito y ella suelta una carcajada.

Ella voltea a verme con burla y me abraza apoyando mi cabeza en su pecho —Oh, pequeña Willow. Pequeña, inocente, dulce y tonta Willow.

Enarco una ceja —¿Por qué soy tonta?

Ella me separa de mí y me sonríe con calma —¡Es Duff McKagan! ¿A qué demonios estás esperando? Es un bombonazo. ¿Vais en serio?

Me siento de nuevo en la tumbona qué está al lado de sus pinturas.

—Nos estamos conociendo, me lleva de excursiones, a veces vamos a cenar y hacemos boxeo en el gimnasio —Hago una pausa— A mí me gusta pero...

—¿Pero qué?

—Es todo muy raro, yo sólo quería su ayuda y creo que ahora estoy solo atada a él —Sonrío amargamente— ¿A él en serio le gusto? Es un chico malo.

Ella sonríe con malicia y se sienta a mi lado pasando la mano por su frente por las gotitas del sudor del calor.

—Willow, los chicos buenos van al cielo —Ríe— Pero los chicos malos te traen el cielo, nunca lo olvides —Agrega.

—Gracias, Sugar —Le sonrío con honestidad.

Ella me guiña un ojo y coge un pincel para seguir trazando en su obra.

—Por cierto —Dice de espaldas hacía mí y la enfoco— ¿Cómo llevas la misión "Honey"? —Curiosea.

Suspiro.

—Nada nuevo. No tenemos nada sobre ella, lo dejamos en manos de un amigo de Duff que se encargué de ello —Le comento.

Se gira y noto que me sonríe tensa —La encontraréis, confía en mí.

☁☁☁☁


Me detengo en mi taquilla, estiro la mano para obtener mi libro de Acciones del medio ambiente, pero algo me tapa los ojos desde atrás. Sé quién es porque huele a él, no obstante, le sigo el juego.

—Adivina quién soy —Dice cerca de mi oído. ¡No suspires cómo damisela enamorada, Willow! ¿Dónde están tus ovarios, chica? No eres una gelatina.
Voy abrir la boca para hablar, pero me da la vuelta. Quedo en frente de un milagro de la naturaleza de ojos verdes y sonrisa de muerte. Si tuviera mi chat abierto pondría caritas pervertidas sólo para desahogarme. ¡Una luna pervertida!

Me da un beso en la frente.

—Hola, dulce —Murmura. Se echa para atrás y barre mi cuerpo con sus ojos.

Wow. ¿De dónde salió eso? ¿Este es el momento en el cuál se me acerca y me estampa en el casillero para besarme apasionadamente en frente de todo el mundo? Pagaría lo qué fuera para que se saltará lo de conocernos y lo hiciera.

Sweet like candy «Duff McKagan» ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora