08 | Detectives

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Duff.🌪

No puedo de dejar de mirar sus ojos.
Son realmente increíbles cómo cada parte de ella. No tiene ni un gramo de maquillaje, y eso me encanta. Es preciosa de una forma natural. Su cabello rubio esta alborotado por el viento de la noche fresca. Desde aquella vez que la crucé en los pasillos de la Universidad, no he sido capaz de sacarme a Willow de la cabeza.

Necesito más.

—¿Por qué no quisiste que te trajerá a casa en coche?

—Soy estudiante de Ecología y odio la contaminación, ¿no sería un tanto hipócrita de mi parte? —Explica sin quitar su dulce sonrisa.

—Pues te he llevado más veces en mi coche y no te has quejado. —Apunto y hace una pequeña sonrisa.

Se encoge de hombros —Era necesario... oye Duff —Se calla al momento en qué dice mi nombre.

—Dime, novata.

Suspira —Qué no se nada sobre ti —Contesta— no sé quién eres realmente. Yo soy fácil de descifrar pero tú eres impredecible.

—Puedes preguntarme todo lo qué quieras.

—¿Por qué yo? —Inquiere, sonrojada— Eres un chico atractivo, interesante...—Enumera y la dejo paso para qué entre por la puerta de su jardín— Y apostaría qué hay miles de chicas haciendo filas para estar contigo, ¿por qué?

Su pregunta me toma con la guardia baja, y elevo una ceja. Me desconcierta cuándo la culpa llena mi cuerpo. Yo más que nadie sabe lo que he sufrido por una chica que no sentía nada por mí.

Pero esta química que siento con Willow, es única, y no lo voy a pasar por alto.

La quiero a ella.

Conocerla, quiero conocerla.

Mi ángel y demonio están en guerra. Mi demonio me suplica que la haga retorcerse de placer, hacerle cosas que nunca ha imaginado. ¿Pero mi ángel? Mi ángel está gritando. Quiere que luche por el amor de una chica dulce y tan honesta, jodidamente buena.

—Porque eres preciosa, tan energética cómo tierna, luchadora y brillante.

—¿Eso es bueno o malo? —Sonríe con inocencia.

—Absolutamente bueno, son las cualidades que busco en una chica.

Se mantiene se pie, y en silencio, observando las calles. Pongo un dedo debajo de su barbilla, obligándola a mirarme. Paso mi pulgar sobre el sonrojo en sus mejillas, el rosa de su carnoso labio inferior.

—Sé que ahora mismo soy un desconocido al qué le has pedido ayuda, pero cuándo nos conozcamos más, conoceras mi parte más real.

Abre la puerta principal y en el pasillo se tropieza con la alfombra.

—Soy algo torpe. —Se ríe.

—Ya me di cuenta.

Su risita hace eco en el hall. Sin embargo, no responde, y abre la puerta de su habitación. Mirándome sobre su hombro, dice:

—Nos vemos mañana.

Luego cierra la puerta en mi cara sin esperar respuesta alguna. No puedo evitar reírme, y niego con la cabeza. Ella disfrura torturarme, y estoy seguro de que me complicará algunas cosas. Deslizo las manos dentro de mis bolsillos y salgo de su casa.
Cuándo a cruzar la calle, visualizo una silueta balancearse con el viento.

La reconozco al instante.

La vecina de Willow; Sugar.

Su maquillaje está ligeramente corrido y va fumando un cigarrillo en dirección de su calle, se le cae las llaves repetidas veces.

Sweet like candy «Duff McKagan» ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora