14 | Pantera

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Willow.☀

—Esa amiga tuya nunca me dió buena espina —Me comenta Beth desde el asiento de atrás.

—Opino lo mismo —Interviene Rickey.

Rodeo los ojos, exaperada.

Miro seria a la carretera mientras Duff conduce en silencio.

—Es todo muy raro —Resoplo.

—Lo es. Yo siento que oculta algo —Comenta Beth y se pone un mechón de cabello atrás de la oreja— ¿No es demasiado malvada?

Rickey suelta una risita.

—Es diferente —Es lo único que consigo decir.

Sugar y yo somos amigas desde hace años, ella no roba, no miente, no engaña, no asalta casas pero... siempre fue Sugar Munroe, y ella es sinónimo de problemas.

—Eres demasiado buena —Observa Beth— Pero esa chica trama algo —Añade.

—Dime que tú también formas de la misión Honey —Ríe Duff por primera vez que subimos al coche.

—Por supuesto —Dice la morena con seguridad— Sky tiene que estar aquí, y sé a ciencia cierta que la encontraremos.

—La estudiante de química debería ser espía...—Murmura Duff por lo bajo y suelto una risita, él de reojo me guiña un ojo.

—Te oí, McKagan.

—Eso pretendía —Replica.

Beth raramente se enfada, ella le hace media sonrisa burlona.
Ella me da mucha seguridad y paz cuándo está a mí alrededor, es inevitable no tenerle cariño.

Quince minutos después entramos en mi vecindario.
Mi mente es un revoltijo de ideas, ¿qué hace Sugar hallanando una propiedad privada? Vale que fuéramos amigas, vecinas o lo qué seamos, no debería colarse en mi cuarto a las cuatro de la madrugada.

—Quizás está mal por algo y me fue a buscar, Sugar es una loca qué le da igual todo.

Beth suspira —Willow eres demasiado buena con los demás, debes de entender que tus padres le pillaron rebuscando en tus cajones.

Duff aparca delante de mi casa y desciendo del vehículo.

Tomo varias respiraciones y meto la llave en la cerradura. Rickey me observa con la ventanilla bajado y me hace un okay con la mano.

—¿Papá? —Le digo a la nada— ¿Mamá?

En ese momento, me quedo pálida al ver la escena.

La señora Munroe está aquí, y sostiene a su hija.

Sugar está en un estado lamentable y deporable. Su pelo es un revoltijo, su maquillaje está corrido y me da la sensación de qué ha estado llorando.
Su madre le grita qué paré, esta furiosa.
Mi madre intenta tranquilizar a Sugar pero es imposible, mi padre observa la escena en silencio y con demasiada seriedad.

Cuándo lo nombro, voltea a verme y  busco en su mirada una explicación de lo qué ha pasado.

—Willow, cariño —Me dice la señora Munroe.

Corro en su ayuda y cojo del brazo a Sugar, la cuál está llena de ira y furia. Nunca la he visto así.

¿Qué está ocurriendo? ¿Por qué nadie dice nada?

—¿Qué está pasando? —Pregunto alzando la voz— ¡Sugar para! —Le pido cuándo no para de agitarse en su lugar y su madre la sujeta por la cintura.

Sweet like candy «Duff McKagan» ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora