03 | Nubes

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Willow.☀

Mi hermana, tenía diecinueve cuándo se fue de casa, por lo que ahora tiene veintidós.

Era un sueño para todos los hombres, sus ojos azules brillaban cómo dinamita y su belleza era de otro mundo. Físicamente no nos parecíamos en nada, su pelo que yo recuerde era castaño, mientras que el mío es rubio claro, debido a los tintes de camomila qué me regala Sugar, sino sería un rubio más oscuro. Sus ojos eran oceánicos, los míos eran una tonalidad extraña. ¿Grises, quizás? Podía ver en ellos el reflejo de las cosas.

Doloroso.

—¡Willow! Rickey está afuera, esperando.

Cogí a toda prisa mi chaqueta y bajé las escaleras a una velocidad increíble. Y casi en el acto, todo mi cuerpo rodo hasta la puerta.

—Auch —Me queje adolorida, mi campo de visión sólo vieron unos zapatos, levanté la vista y me encontré con la sonrisa de mi mejor amigo.

—¿No te proecupa ser demasiado torpe? —Se ríe con burla.

Me ofrece su mano y me ayuda a levantarme.

—Creo que ser torpe es una de mis características irreparables —Le aviso.

Voltea y le sigo hasta llegar a su coche, conduce hasta un café-bar muy cerca de la playa y pedimos dos batidos de frutas.

—Últimamente te notó muy pensativa, wii. ¿Te pasa algo? —Pregunta en un tono preocupado— Siempre estás en las nubes.

Sonrío dulcemente y doy un sorbo a mi batido de mango mientras niego con la cabeza.

—¿Tú tienes acceso a información de personas? —Le pregunto.

Él me mira cómo si hubiera dicho la mayor estupidez del mundo.

—Willow, soy estudiando de informática. No el FBI —Responde.

Suelto una risita —Es verdad, lo siento.

—¿A qué viene eso? —Alza una ceja.

Muerdo mi labio inferior y miro sus ojos celestes.

—Sky —Musito.

Sus pupilas se dilatan.

—Quiero encontrarla —Agrego.

Finalmente sonríe —Me gusta la idea, la verdad es que echo de menos a tu hermana.

Le doy un codazo.

—Eres un pervertido.

—Auch —Se queja tocando la zona dolorida— Sabes que Sky es mi crush desde los diez —Añado.

—Algo raro pasa, Rickey. El otro día le pregunté a mi madre por ella y no me respondió, y hoy le oí a mi padre hablar sobre ella. Hay gato encerrado, no la echaron de casa, ella se fue y tuvo que ser por buen motivo.

—No entiendo porque se fue sin dar explicaciones, ¿no echa de menos a sus hermanos? —Inquiere.

No respondo y continúo bebiendo mi batido.

—Willow, hay un chico que no te ha quitado los ojos de encima desde que has entrado —Comenta Rickey mirando disimuladamente por encima de mi hombro a un punto fijo— Disimula —Agrega.

¿Sabes cuándo dicen eso y haces exactamente lo contrario? Mi cabeza dio un giro cómo si se tratase de la niña de la exorcista.

Rickey resoplo llevando su mano a la frente y sacudiendo.

Mis ojos se encontraron con dos verdes esmeraldas. Tenía un destello confuso, ¿qué quería de mí?
Voltee rápidamente, no podía jugar con su mirada, sólo quería hundirme en mi propia vergüenza.

Sweet like candy «Duff McKagan» ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora