-Ya te echó un ojo Hans, entonces-, comenta María soltando aire.
-Sí-, respondo algo molesta. Le conté lo que pasó hace rato con Hans.
-Eso es extraño. Eres la primera con la que sé que hace eso-, expone pensativa.
-¿Qué? -, pregunto sorprendida.
-Sí. Siempre ha sido un chico algo serio referente al tema amoroso. No le he conocido alguna novia, entonces...-,
-Pero esto no es un tema amoroso. Quiere sexo conmigo-, la interrumpo.
-Sí...pero tampoco había hecho eso antes...piénsalo, ¿qué tal que es su forma de demostrar amor?-, dice María emocionada.
-¿De una hora a otra? No te enamoras tan rápido de una persona que conociste hace unas horas-
-No, pero puede que intentes conocerla y llamar su atención a como de lugar-
Pienso en debatirle, pero considero un poco esa posibilidad.
-Pues ya veremos pero definitivamente no me acostaré con él-, determino con firmeza.
-Mi querida Selena, Hans te seducirá. Es un chico perseverante y dudo que se dé por vencido. En fin, ya te puedes ir a casa. Descansa y nos vemos mañana-, dice María sin moverse de su asiento.
-¿Y tú no te irás...?-
-No. Quiero dejar unas cosas listas para mañana-
-Ok...entonces, hasta mañana-, me despido y salgo de su oficina.
Entro al elevador y me quedo pensando en Hans. Si no había hecho esto antes, ¿por qué repentinamente le interesé? Es muy raro, pero no pienso caer en su juego. Las puertas del elevador se abren y me sorprendo por lo rápido que bajó. En eso, me cae el veinte: no tengo coche y ahora no hay nadie que me de un aventón. La noche pasada, María me llevó a mi departamento, pero ahora no será posible, entonces decido tomar un taxi.
Empiezo a caminar hacia la salida hasta que escucho un "psss". Volteo a ver a mi alrededor y el recepcionista está leyendo una revista, entonces él no me llamó.
Alguien toma mi brazo y me jala hacia la puerta donde están las escaleras que llevan al estacionamiento. Cuando miro a la persona, veo que es quien menos quería ver en este momento: Hans.
-¿Te llevo a casa?-, interroga recargándose en el marco de la puerta con pose de galán.
-No, gracias-, replico y me volteo para ir a la salida pero Hans me jala otra vez haciendo que nuestros cuerpos queden pegados.
-No te voy a matar. Quizá si te muerda, pero nada más-, anuncia acercando su rostro al mío.
-Ja. No, no quiero ir contigo a casa-, contesto firmemente.
-Vamos Selena, sé que no hay nadie que te pueda llevar, y no pienso dejarte ir en taxi o Uber-, determina en el mismo tono que yo.
-No eres nadie como para controlar lo que puedo hacer o no-, le digo con molestia.
-Ya dije. Te llevo a casa por las buenas o por las malas-, declara cruzándose de brazos. Lo miro seriamente.
Ignóralo Selena, ¿qué puede hacerte?
Sin decirle nada, le doy la espalda y nuevamente me dirijo a la salida, pero luego siento sus brazos rodearme y me carga.
Ok, no esperaba esto.
-¡Bájame!-, le exijo.
-Yo te lo advertí, ahora te aguantas-, expone tranquilamente.
Forcejeo intentando que me suelte, pero es muy fuerte y no me deja ir. Llegamos a su auto y me sube al lado del copiloto. Por un momento pienso en bajarme del auto y salir corriendo, pero enseguida pienso que me vería mal si hiciera eso. Él se sube al lado del piloto y me mira.
-Creí que te bajarías corriendo-, declara.
-Me vería infantil-, respondo malhumorada.
-Cierto-, dice, arranca el auto y salimos del estacionamiento para ir a casa.
-¿Y qué tal tu día?-, me pregunta.
-Bien...algo raro, pero bien-, contesto extrañada por su interés.
-Ya lo irás sobrellevando-, manifiesta mientras acelera. Nos quedamos en silencio por un buen rato hasta que llegamos al edificio donde están nuestros departamentos. Estaciona el coche, nos bajamos, luego entramos al ascensor donde selecciono el botón del último piso, y nos quedamos en silencio mientras subimos.
De repente, Hans me acorrala y me empieza a besar con intensidad. Intento separarlo de mí, pero él me presiona contra la pared del elevador con su cuerpo. Siento un bulto entre mis piernas. No es necesario decir qué es. Me toma de la cintura y empieza a masajearla, lo cual me prende y hace que le corresponda a su beso. Intenta colar su mano dentro de mis bragas pero no se lo permito. Reacciono logrando alejarlo de mí justo en el momento en que se abren las puertas del elevador. Sin pensarlo, voy a paso veloz hasta mi departamento, abro la puerta y enseguida la cierro detrás de mí. Me dirijo a mi cuarto y me recuesto en mi cama.
Me había dicho a mi misma que no caería en su juego, y aquí estoy: intentando calmar el calor de mi cuerpo.
Respiro profundamente varias veces. Luego de que logro tranquilizarme, me pongo la pijama, me lavo los dientes y me voy a acostar. Cierro los ojos y a mi mente llega la imagen de Hans azotando a la chica. Abro los ojos e intento alejar ese pensamiento. Nuevamente cierro los ojos intentando dormir pero visualizo otra vez a Hans ahora penetrando a la chica fuertemente. Un estremecimiento recorre mi cuerpo. No puedo creer que Hans no salga de mi mente. Es muy frustrante. Una vez más, cierro los ojos intentando dormir. Procuro pensar en la escuela y lo que tengo que llevar mañana...sí, eso funciona...
Al día siguiente...
Suena mi alarma. Tengo mucha flojera, aunque ya me tengo que levantar. Lo hago y repito lo mismo que hice ayer: bañarme, vestirme, preparar comida, desayunar y preparar mis útiles. Ahora no hubo ninguna interrupción.
Al tener todo listo, tomo mi mochila, mis llaves, mi celular y salgo de mi departamento. Cuando cierro la puerta, alguien me toma de la cintura jalándome y provocando que choque contra su cuerpo.
No es difícil adivinar quién es.
-Buenos días, reina-, saluda Hans pegando su rostro al mío.
-Hola Hans-, saludo intentando sonar amable.
-¿A dónde vas tan solita?-
-A la escuela. Ya me tengo que ir porque se me hace tarde-, contesto intentando librarme de él, pero él no suelta mi cintura.
-Te llevo-
-No, gracias-
-Te llevo-, insiste hablando en mi oído. Es una orden y no puedo tolerar eso.
-No-, le digo firmemente.
-No te pregunté-, dice tajantemente.
-Yo tampoco-, le respondo en tono molesto.
Se me queda viendo un rato hasta que me vuelve a cargar pero ahora como costal.
Genial, otra vez.
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Provocación
Novela JuvenilSelena lleva una vida tranquila, pero la necesidad de dinero la lleva a meterse en un trabajo con muchos tabúes. Sin embargo, también es muy provocativo. ¿Será capaz de resistir las tentaciones?