Terminando mi momento con Dalila, fui a buscar a María, a quien encontré en un cuarto actuando. El video trató de una supuesta relación entre hermanos. Creo que a este director le gusta el incesto, porque fue el mismo que dirigió el video de "madre" e "hijo". Terminan y la acompaño a su oficina.
-María, de verdad que lo siento. Debí tocar la puerta para no interrumpirlos del modo en que lo hice-, me disculpo con ella. Recuerdo la escena, y el calor se va hacia mi rostro.
-Selena, no te preocupes. Yo te acostumbré a hacer eso. Y la verdad, no molestó en absoluto el que nos hayas interrumpido porque yo ya tenía que ir a grabar, al igual que Carlos-, dice intentando tranquilizarme.
-¿De verdad? De todos modos lo siento-, insisto.
-Déjalo así. Todo está bien-, replica firmemente. No convencida, cambio de tema y reviso sus pendientes. Una vez más, me aclara que todo está listo.
-Perdona María, pero es que siempre tienes todo listo...es decir, tienes muchas actividades pero todas las tienes en mente...entonces, ¿por qué me contrataste?-, pregunto intentando sonar tranquila, aunque tengo unas tremendas dudas invadiéndome la cabeza.
-De repente se me llegan a pasar cosas importantes, entonces necesito de alguien que me ayude a recordar. Es por eso. No quiero decir que ya estoy vieja, pero ya no tengo tan buena memoria como antes-, me responde mientras termina de vestirse.
-Está bien-, contesto, pero no estoy convencida del todo.
-Ya te puedes retirar Selena, gracias-, dice amablemente. Tomo mis cosas y salgo de la oficina. En el vestíbulo, me encuentro a Hans, quien me lleva a casa.
Cuando se cierran las puertas del elevador de nuestro edificio, lo acorralo y lo empiezo a besar. Me corresponde y me pega a su cuerpo.
Por fin.
De repente se detiene.
-No Selena-, determina Hans. Intento besarlo nuevamente, pero me rechaza.
-¿Por qué?-, cuestiono decepcionada.
-No te quiero forzar a nada...al menos no ahora que sigue reciente lo de Fragoso-, me aclara poniendo la mano en su cabeza de forma nerviosa.
-¿Reciente? Eso fue hace semanas-
-Unas cuantas semanas. Todavía es reciente-, dice encogiéndose de hombros.
Me le quedo viendo y puedo percibir que no cambiará de opinión, así que cuando se abren las puertas del ascensor, salgo de él y voy a mi departamento a paso firme. Busco mis llaves, abro la puerta y la cierro en la cara de Hans.
-Selena, por favor. No hagas esto, sólo quiero ayudar-, manifiesta Hans al otro lado de la puerta.
-Vete-, le ordeno molesta.
-Por favor, no quiero forzarte...-
-¡Vete!-, le grito furiosa.
¿Forzarme a qué? Yo quiero tener sexo con él. Forzarme sería que yo no quisiera y él sí, como lo hizo Fragoso...pero él no es Fragoso. Mi mente se llena de muchos pensamientos, los cuales, me provocan un dolor de cabeza.
Preparo mis cosas para mañana y luego me acuesto. Intento dormir, pero no puedo. Sin querer, llegan imágenes de Hans, Bella y yo teniendo sexo en Acapulco. Fue tan genial, pero ahora es sólo un recuerdo. La nostalgia hace que mis ojos se llenen de agua.
Enseguida, recuerdo la escena del espejo: mi cuerpo, mi rostro, mis gemidos y Dalila haciéndome sexo oral. Entonces un escalofrío recorre mi cuerpo. Eso me relaja, aunque al mismo tiempo hace que mi deseo sexual despierte.
En este momento que estoy molesta con Hans, pero también excitada por mi recuerdo con Dalila; no me arrepiento de haberle dicho que sí a Dalila...
Al día siguiente...
Hoy amanecí de buenas, ya que soñé con Dalila. En mi sueño, yo le hacía un oral. Fue tan excitante. En fin, voy saliendo de mi salón de clases, y ahora me toca ir al trabajo. Mi día va de maravilla hasta que Karen se pone en frente de mí. Creí que ya se había dado por vencida.
-Hola perra, ¿cómo te ha ido con el chico guapo? No lo he visto por aquí. ¿Será que ya te dejó porque no lo dejaste satisfecho?-, se burla.
-Cuánto interés. Pues no, no se ha alejado de mí. Todo lo contrario. Hasta tuve que pedir una orden de restricción porque ya me estaba acosando-, le contesto sonriente.
-Eso es mentira-
-Bien, lo de la orden si es mentira, aunque lo demás no. Se quiso quedar conmigo, cosa que no sucedió contigo-, aclaro barriéndola con la mirada de pies a cabeza.
-De seguro todo es mentira. Nadie quisiera estar contigo en la cama-, expresa acercándose a mi rostro.
La miro con detenimiento hasta que se me ocurre hacer una locura: la beso. Eso la toma por sorpresa porque se queda en el lugar donde está.
La tomo del cabello como lo hago con Bella y tiro un poco de él. Abre la boca para soltar un jadeo, entonces aprovecho para introducir mi lengua en ella. Paso las yemas de mis dedos en las partes desnudas de su cuerpo, y siento cómo se estremece. De repente, me corresponde a los besos y siento sus manos en mis mejillas.
Ya cayó.
Sigo así hasta que me separo de ella.
-Entonces, ¿sigues creyendo que nadie quisiera estar conmigo en la cama?-, le cuestiono acomodando un mechón rebelde de su cabello.
Su rostro demuestra sorpresa y al mismo tiempo está rojo. No sé si es de timidez, de vergüenza o de qué, pero no me quedo a averiguarlo. Salgo de la escuela y no puedo evitar que se dibuje una enorme sonrisa en mi rostro...
-Hoy estás muy feliz-, manifiesta María mientras se viste.
-¿En serio? No lo había notado-, confieso.
-¿Ahora que hiciste?-, interroga coqueta.
-Nada-, contesto en tono tranquilo e inocente.
-Ajá-
-Aunque no me creas-, le respondo encogiéndome de hombros.
-Claro. Bueno, ya te puedes ir-, dice sin creerme.
-Vale. Hasta mañana-, me despido y salgo.
Llego al vestíbulo y escucho que alguien me llama. Cuando encuentro a la propietaria de la voz, me acerco a ella, quien me recibe con un beso apasionado.
-¿Y si vamos a mi casa?-, interroga Dalila.
-Sí-, contesto y le doy un último beso antes de irnos...

ESTÁS LEYENDO
Provocación
Teen FictionSelena lleva una vida tranquila, pero la necesidad de dinero la lleva a meterse en un trabajo con muchos tabúes. Sin embargo, también es muy provocativo. ¿Será capaz de resistir las tentaciones?