Capítulo 23

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Jueves...
-Selena, ya nos tenemos que levantar-, me habla Hans. Me quejo e intento dormir otra vez.

-Vamos dormilona-, habla Bella dándome una nalgada.

-Hey, ¿por qué haces eso?-, dice Hans fingiendo esta molesto. Luego siento otra nalgada, -arriba reina-, insiste Hans.

-¿De cuándo acá es tu reina?-, pregunta Bella.

-Fue lo mismo que yo le pregunté. Y dejen de manosearme-, digo adormilada.

-No te estamos manoseando. Esto es manosearte-, expresa Hans mientras pasa su mano lentamente por mi trasero. Un escalofrío recorre mi cuerpo.

-Ya entendí-, manifiesto todavía adormilada.

-Ya levántate-, insiste Bella. 

Me levanto y me estiro. El calor provoca que me de mucho sueño, entonces creo que tendré problemas con eso en las mañanas. Me dirijo al baño para arreglarme y luego salgo. 

-¿Ya nos vamos?-, me pregunta Hans.

-¿Ya están listos?-, interrogo sorprendida.

-Obvio. Nos levantamos poco antes que tú-, aclara Bella. Genial, ahora yo soy la dormilona de los tres. 

Salimos de nuestro cuarto y bajamos al lobby. En cuanto veo a María, me despido de ambos y voy con ella.

-Querida, qué gusto verte. ¿Cómo te fue con ese par de tortolos?-, me pregunta alegre.

-Muy bien. Ayer la pasamos en grande-, contesto sonriendo.

-Que bueno. Pues el plan es que en las mañanas, a partir de las nueve, sean las grabaciones. En cuanto terminen, tenemos el día libre. Es pura motivación para nosotros los empleados-, explica María sonriendo de oreja a oreja.

-Vaya. Con razón se me hacía muy bonito todo-, confieso.

-Y lo es. Vamos ahorita a la casa de un productor. Allí se hará nuestra grabación. No perdamos tiempo y vayamos-, determina María empezando a caminar hacia el estacionamiento. La sigo y se acerca a un versa negro.

Ay no.

Se sube y yo dudo un poco, pero no me queda de otra, así que subo al auto. El hombre que se ha vuelto mi gran pesadilla en los últimos días está de piloto. Cierro la puerta del auto y nos vamos...

Terminan las grabaciones y acompaño a María a una de las habitaciones para que se vista. Reviso algunos pendientes con ella y luego me indica que ya me puedo retirar. Salgo del cuarto y justo cuando le voy a enviar un mensaje a Hans, alguien me toma fuertemente del brazo y me lleva a otra habitación.

-No te ibas a librar de mí-, dice Fragoso quien empieza a besar mi cuello. Intento quitármelo de encima de la manera más sutil, pero él no me suelta. Mi celular empieza a sonar.

-No respondas-, exige Fragoso quien me quita la blusa. Estoy deseando que quien sea que me esté llamando, no se de por vencido o vencida. El celular suena y suena. Cuando está a punto de quitarme el brasier, el celular suena otra vez.

-Mierda. Contesta el puto teléfono-, me ordena Fragoso molesto.

Él fue el que me dijo que no contestara el teléfono.

Tomo mi celular y contesto:

-Hola-

-Hola Selena, ¿ya terminaron las grabaciones?-

-Ya, ya terminaron-

-Qué bueno. Ya estoy afuera. Te espero-

Miro a Fragoso y su semblante es serio. Supongo que está muy enojado.

-Sí, está bien-

-Vale-, dice y cuelga.

Miro a Fragoso.

-Era Hans, ¿cierto?-, cuestiona.

-Sí...me está esperando afuera...-, le digo temerosa. Toma mi cabello y me pega a su cuerpo.

-Ya nos veremos luego-, me advierte y luego me suelta. Tomo mi blusa, me la pongo, intento arreglarme lo mejor posible y salgo rápidamente del cuarto...

-¿Y cómo te fue?-, me pregunta Hans. Decidimos ir los tres al Revolcadero,  entonces vamos en camino.

-Bien, pues hice lo de siempre: observar y revisar los pendientes de María-, contesto encogiéndome de hombros, -¿y a ustedes cómo les fue?-

-Pfff, estuvo horrible porque sudé mucho, además de que creo que me estoy acostumbrado a ti porque...-

-Mal, la chica estuvo pésima, no sabe hacer las cosas como tú...-, hablan los dos al mismo tiempo.

-Esperen, no entiendo nada si están hablando al mismo tiempo-, les digo.

-Creo que me estoy acostumbrando a ti-, expone Bella.

-Opino lo mismo. Jamás me ha gustado estar con cualquier chica, pero ahora lo detesto más. Sólo pienso en ti cuando estoy con otras-, confiesa Hans.

-Ay, que cursi sonaste-, se burla Bella.

-Lo sé, pero es la verdad-, se defiende Hans.

-Ahora resulta que me extrañan-, digo.

-Sí-, contestan los dos al unísono.

-Ay, qué ridículos-, me burlo de ellos.

-Es la verdad-, responden ambos.

-Ajá. Mejor cambiemos de tema-, les digo y empezamos a platicar de otras cosas...

El agua está fría, pero el calor ayuda a no sentirla tanto. Los tres estamos descansando, es decir, sólo estamos flotando en el agua. Supongo que al rato que me vaya a dormir, me quedaré con la sensación de las olas que me arrullarán como si estuviera en una hamaca. Me encanta esa efecto.

Salimos del mar y como tenemos hambre, decidimos comer en la playa. Los tres pedimos mojarras, pero cocinadas de diferente forma. Terminamos de comer, reposamos y volvemos a entrar al mar...

Regresamos al hotel y nos recostamos. Estoy muy agotada.

-¿A dónde vamos mañana?-, pregunta Hans.

-Vamos a Roqueta y buceamos un rato-, expone Bella.

-¿Qué opinas Selena?-, me interroga Hans.

-Me parece una buena idea-, respondo. La verdad es que Roqueta es una isla bonita. Claro que luego hay mucha gente, pero vale la pena ir.

-¿Ya nos vamos a dormir?-, inquiere Hans.

-Sí-, respondemos Bella y yo al mismo tiempo.

-No aguantan nada-, se queja Hans.

-¿Todavía tienes energía?-, cuestiona Bella.

-La suficiente para estar con ustedes dos esta noche-, dice Hans seductoramente.

-Neh, vamos a dormir-, determina Bella levantándose para luego ir al baño a cambiarse. Espero hasta que salga y luego entro yo.

-¡No entiendo por qué te cambias en el baño si ya te hemos visto desnuda!-, grita Hans desde afuera. No puedo evitar sonrojarme y reírme al mismo tiempo. Tiene razón, pero hoy no quiero hacer nada de nada. Ya estoy cansada.

Salgo, me acuesto y cierro los ojos...

ProvocaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora