―No llores Lisa; ahora estás bien, yo te cuidaré. ―Lo escuchaba, me era imposible creerlo.
Solo era un fantasía mas... él... todo esto... nada era real.¿Cómo podía ser que alguien, sin conocerme, me quisiera cuidar?
Era falso, pronto despertaría en la realidad; estas cosas no pasan. Menos en mi vida.
―¿Por qué traes a la princesa llorando? ―dijo Imre, mirándome con aquellos hermosos ojos color verde.
Pasó su pulgar por el camino de las lagrimas en mis mugrosas mejillas.
Sus palabras tenían un sabor tan dulce; cada momento se me confirmaba que no era real.
Algo tan bueno no podía ser verdad.
―Theo ―se limitó a responder Vilh.
―Eso lo explica todo ―dijo Garin perdido entre los cojines del sofá en el pasillo.
―Se lo advertí; ahora tendrá que pedirle perdón a Lisa, espero que lo haga muy bien ―dijo Vilh.
― ¿La cuidarás tú? ―preguntó Imre.
Vilh me miró, regalándome una tierna sonrisa.
Me hacían sentir como una niña; ellos parecían mis padres preguntándose quién cuidaría de mí.
―Si ―respondió Vilh sin quitar esa sonrisa de su cara, ni sus ojos de los míos.
―Bien Lisa... ahora sabes que cuando dije que Theo mordía era verdad; pero lo que también es verdad es que el resto de nosotros no mordemos y menos Vilh, puedes estar totalmente tranquila con él.
―Aunque Imre muerde a veces ―dijo Vilh.
―Pero tengo novia... y sentido común.
―Bueno... Debemos irnos. Buenas noches ―dijo Vilh.
Yo me despedí de ellos sacudiendo mi mano en el aire.Vilh me tomó con más fuerza; acomodándome en sus brazos, mientras caminábamos rumbo a su habitación.
"Vilh", no podía dejar de repetir su nombre.Cuando estaba en preescolar tenía un muñeco llamado Vilh, un Ken de imitación para ser mas especifica, siempre se me hizo un nombre muy extraño.
Lo nombré así porque lo traía inscrito en el paquete.
Mi maestra decía que mi muñeco era el más guapo que había visto; para ese entonces no entendía el significado de esa palabra. Ahora, tenía a la descripción gráfica frente a mí.
Al mirarlo, cualquiera podría entender el significado de aquella palabra.Abrí la puerta de la habitación tal como lo había hecho con Theo.
Vilh caminó hasta la puerta del baño y con mucho cuidado colocó mis pies en el suelo, dejando que me apoyara contra la pared.―Ten mucho cuidado, no te vayas a tropezar. Sostente fuerte de cualquier cosa firme que encuentres. ―Yo asentí ante sus palabras―. La cama es tuya, yo dormiré en el sofá de la habitación de Theo, así estarás más tranquila, que descanses ―dijo para luego intentar marcharse.
Yo me solté de la pared, deteniéndolo antes de que estuviera fuera de mi alcance.
Vilh miró mi mano aferrada a su brazo para luego volver a encontrar mis ojos con su mirada.
―¿Qué sucede? ―preguntó. Yo señalé el enorme sillón al otro lado de la habitación― ¿Quieres que me quede? ―Nuevamente respondí asintiendo.Pero mis intenciones no era que él durmiera en el sillón; quería que se quedara en su cama, como debía ser, yo solo era una intrusa; no quería comodidades y menos incomodarlo.
― ¿Estás segura? ―asentí.
Me señalé y luego señalé el sillón. Lo señalé a él y luego señalé la cama.
Por el gesto de su rostro pude ver que entendió mi mensaje a la perfección.
―Yo puedo dormir en el sillón. Tú pareces haber tenido un muy mal día, al menos podrás descansar tranquila. ―Yo me negué rotundamente a aquella idea. No quería que él se sacrificara por mí. No lo merecía―. Está bien... si eso quieres.Ahora que todo estaba claro, solté su mano e ingresé al cuarto de baño dando pequeños saltos con mi pierna buena.
Cerré la puerta, encontrando mi horroroso y reprochable reflejo en el espejo.
No lo entendía.
¿Qué podría haber motivado al chico de trenzas a besarme?
Yo daba asco.
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Mi única razón ©
General FictionMira esa chica, no luce bien. ¿Por qué está empapada con sangre? ¿Quién es? ¿Qué fue lo que hizo? Mira esa chica, se sostiene solo de sus meñiques en la orilla de aquel puente. ¿Qué es lo que pretende? ¿Realmente saltará? Tonta, niña tonta, ¿ac...