Capítulo 20.

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La amistad.
¿Qué es una amigo?

Más allá de una simple persona que te acompañe en ciertos momentos de tu vida; es aquella persona que está dispuesta a pasarlo todo contigo, sin retribución.
La que se gana tu cariño hasta el extremo y llega a ser un hermano para ti, aun más que de los de tu propia sangre.
Un amor distinto, puro y verdadero; que te quiere por lo que eres y no te hace cambiar bajo ninguna circunstancia, aquella persona que dice: "Si tú mueres, yo muero contigo."
Una tercera alma gemela que jamás perderás, aun cuando todo se halla ido, la amistad sincera perdurará, estará ahí, por siempre.

Daren me acompañó hasta mi habitación.
Quiso estar ahí para asegurarse de que tomara los antibióticos que me recetaron; tan pronto lo hice, tuvo que marcharse.
Debía empacar para su viaje.
Sin nada para hacer, me dejé caer de espaldas al sillón por el lado del apoya brazos.
Miré la pantalla del televisor, no tenía ánimos para siquiera encenderlo.
Un ruido proveniente de la habitación de los chicos llamó mi atención.
Sonaba como si hubieran golpeado a alguien; golpe y caída.
Luego de este, se desataron dos más, estas eran las puertas golpeando contra sus marcos. Aquella serie de golpes terminó con tres toques en la puerta de mi suite.
Miré la puerta, dudando abrirla.
Igual, me obligué a dejar el sillón y caminar hasta ella.
Al abrirla, pude ver a Theo, respiraba insistentemente como si estuviera agitado.
Tan pronto me vio, me levantó del piso en un abrazo.
―Lisa. Olvida lo que mi hermano te dijo, es un estúpido. Solo sabe decir idioteces. ―Aferrado a mí. Yo abracé su cuello y lo acaricié un poco. Theo fue poco a poco dejándome en el piso, para luego mirarme a los ojos―. ¿Qué hacías?
Theo aun estaba muy agitado, algo le sucedía.
Me solté de él y caminé hasta la mesa. Tomando mi pizarra para escribir.
La que él me había regalado.
¿Te pasa algo Theo?
―Es que todavía no se me baja la adrenalina del golpe ―respondió, sacudiéndose un poco.
¿Qué golpe? ―No me gustaba por donde iba esto.
―Pues... ―Theo puso su cabeza de medio lado mientras sobaba su nuca―. Digamos que golpeé a Vilh por lo que te dijo.
― ¡¿Enserio hiciste eso?! ¿Vilh está bien? ―Escribí rápidamente con alarma.

Me preocupaba.

―No lo sé ―dijo Theo torciendo su boca.
Estaba boquiabierta, ¿enserio había sido capaz de pegarle a su propio hermano por mi?
Dejé la pizarra sobre la mesa y me decidí a salir de la habitación.
Necesitaba saber que Vilh estaba bien.
Theo me tomó del brazo, impidiendo que tomara la perilla de la puerta para salir.
―Él está bien, Lisa. Después de todo lo que te dijo no se merece que te preocupes por él. Por lo menos no hasta que se disculpe contigo. ―Volví a mirarlo anonadada.
Realmente estaba enojado con Vilh por tratarme de esa forma.
Me devolví para tomar la pizarra.
Borré lo que había escrito en ella con la muñequera que me había colocado específicamente para limpiarla.
No puedo enojarme con él, simplemente, me es imposible. Necesito saber que está bien.
―Vilh está bien, Lisa. Lo golpeé, no lo maté. Mucho más que correr un poco el tabique no pude haberle hecho.
¿Estás seguro?
―Sí, lo estoy. ¿Hacemos algo? Estoy aburrido y no quiero verle la cara de imbécil a Vilh.
¿Por qué te enojas con él? En todo caso, la que debería estar molesta soy yo, no tú. Es tu hermano.
―Que sea mi hermano no quiere decir que le aplauda por ser un cretino. Yo he tratado mal a muchas chicas; pero ellas se lo merecían. No dejaré que nadie se meta contigo Lisa, ni siquiera él.
¿Por qué lo dices?
―Porque eres mi amiga. Te quiero mucho Lisa, te cuidaré ―dijo, mirándome a los ojos.
Mi rostro no pudo evitar desbordar una enorme sonrisa.
Jamás creí que sabría lo que era tener un amigo verdadero, o que alguien me quisiera como su amiga.
¿Qué quieres hacer?
―Pedimos una película paga, y gastamos el presupuesto que tenemos para la comida del restaurante. Quiero ver la cara de Daren ―dijo entusiasmado.
No pude evitar reír al ver su actitud de niño pequeño.

Mi única razón ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora