Vilh.
El autocontrol, también conocido como autodominio.
Aquel valor, esa fuerza de controlar tus impulsos, ser más fuerte que tus emociones y no dejarte llevar por ellas.
En ocasiones, está ausente; muchas cosas pueden pasar a partir de ello.
Respira profundo, lo más hondo que puedas; cuenta hasta diez, espera un momento, déjalo pasar.
Perderás mucho más de lo que te imaginas si te dejas llevar. Adquiéralo, se fuerte o atente a las consecuencias.Eran aproximadamente las doce medio día cuando desperté.
Me había quedado dormido en el sofá con el computador portátil sobre el vientre; aun estaba ahí.No había podido evitarlo, pasé toda la noche, hasta el amanecer, aprendiendo lenguaje de señas por internet.
Lo necesitaba para poder hablar con Lisa; Daren la entendía más que yo, eso no me gustaba.
Aun con la fuerza de voluntad caída en el piso me senté en el sillón.
Me estiré lo más que pude mientras daba un fuerte bostezo, la trasnochada me tenía prácticamente Zombi.
Miré a mí alrededor, recordando que no había visto a Theo.
No llegó durante toda la noche, al parecer tampoco había vuelto esta mañana.
Se me hacía muy extraño; siempre que se daba sus noches de fiesta, aun cuando terminaba llevando una chica a la cama, regresaba a casa antes de que amaneciera; así fueran las tres de la mañana.
No se quedaba fuera toda la noche, y mucho menos la mañana que era la que ocupaba para dormir y reponer fuerzas.
Desapareció luego de que me dio el puñetazo, se cumplían casi las doce horas que tenía sin verlo.
Estiré mi mano, tomando mi celular de la mesa de café del centro.
Le marqué a Imre y lo coloqué en mi oreja mientras daba otro forzoso bostezo.
―Litton... ¿Estás en el hotel? ―pregunté, somnoliento.
―Sí, estoy en nuestra Suite. ¿Por qué?
―¿Has visto a Theo? Tengo doce horas de no saber nada de él, parece que se lo tragó la tierra. No llegó a dormir y tampoco me ha mandado un texto.
―Ayer que entré a la habitación de Lisa, estaban juntos.
―Juntos ―interrumpí―. ¿Cómo? Específicamente.
―Específicamente ―pausó, podía escuchar como el "específicamente" en el tono de Imre era dubitativo, no quería decírmelo―: Ella estaba en los regazos de Theo, él la... ¿acariciaba? Cuando llegué yo Theo salió a comprar unas cosas a la farmacia y el súper. Yo la acompañé por un buen rato; Theo volvió y yo me marché. Después de eso, no vi que salieran más.
―Esta mañana Theo salió con Lisa, iban a dejar a Daren al aeropuerto ―agregó Garin desde fondo.
―Dice Garin que...
― ¡Ya lo escuché! ―grité, molesto y espabilado― Nos vemos más tarde. ―Colgué.
Tiré mi móvil con furia al cojín del otro sillón.¡Solo eso me faltaba!
Ahora todo empezaba a tener sentido. Me levanté del sillón y me dirigí a mi habitación, me desvestí para meterme a la ducha.
Dejé el agua fría y la dejé correr en un solo chorro con fuerza en mi espalda, me sostenía contra la pared mientras inhalaba y exhalaba con fuerza.
De nuevo me había encendido en furia, necesitaba bajarla.
Al salir, me sequé y me vestí.
Caminé sin ganas, dirigiéndome a la cocina. Sin embargo, me detuve a medio camino.Theo entró a la habitación.
Los dos nos vimos de frente, con los ceños fruncidos; era la primera vez que mi hermano y yo intercambiábamos miradas seriamente mortales.
―Miren quien volvió luego de todo un día desaparecido ―espeté con sarcasmo.
―Tu como que sigues de mal humor.
―Tal vez porque no dormí. ¿Se puede saber dónde estabas?
― ¡Vaya hermanito! ¿Me esperaste despierto? No tenías que molestarte ―dijo sarcástico―; y cómo tu dijiste ayer: ¿Quién eres tú para preguntarme qué hago, o dejo de hacer?
―Escondes algo; por eso te niegas a decírmelo.
―Hoy estás más idiota que ayer. Está bien, estuve con Lisa, toda la tarde, toda la noche y toda la mañana. Ahora, si me disculpas, quiero tomar una ducha ―dijo para luego esquivarme y encerrarse en su habitación.
Sabía que Theo no me golpeó simplemente por un insulto. Ellos tenían algo.
Así que ahora no solamente era Daren, también Theo.
No lo soporté más; sin pensarlo dos veces me dejé llevar hasta la habitación de Lisa e ingresé sin siquiera llamar a la puerta.
Lisa saltó de la impresión al verme entrar de la nada, tocó su pecho para luego mirarme, sorprendida y confundida.
― ¿Qué te pasa? ―dijo ella en una seña que entendí a la perfección.
― ¡¿Qué me pasa?! ―grité eufórico mientras daba vueltas de un lado a otro de la habitación.
― ¿Qué quieres? ―preguntó, nuevamente por señas.
―No sé. Tal vez una maldita explicación ―grité.
Después de mirarme sorprendida por el tono fuerte y furioso de mi voz, cambió su semblante al ver que entendía sus señas.
―No lo entiendo. ¿De qué me estás hablando?
―Me refiero a que: primero Daren y, ahora, Theo. Cómo Daren se larga y tienes que buscarte a alguien más que te haga el favor de revolcarse contigo... ¡Eliges a Theo! ¿Cuándo te canses de mi hermano a quien buscaras? ¿Imre o Garin?
―No comprendo cuáles son tus razones para decirme esto. Solo he tenido sexo una vez en mi vida, y no es porque yo lo haya querido.
―Tal vez, él te vio como lo que eras, por eso lo hizo, una perra interesada ―dije.
Lo siguiente en escucharse fue el impacto de la mano de Lisa en mi rostro.
No dudó dos veces en golpearme como nunca antes nadie lo había hecho; ni el golpe de Theo o su cachetada de ayer se comparaban a esto.
Tuve que encogerme un poco por el dolor que me ocasionó. Realmente había sido fuerte, muy fuerte.
―Si yo soy una perra interesada, tu eres un maldito, cretino, idiota, hipócrita. Yo no quería tu ayuda. Y tú solo querías ayudarme cuando pensabas que me tendrías solo para ti. Como no me interesas, me tratas de esta forma ―dijo mientras las gotas empezaban a recorrer camino por su mejillas.
Había sido capaz de entender cada una de sus señas.
― ¿Enserio no te intereso? ―pregunté desesperado; la tomé por los hombros― ¡Dime! ¡¿Qué tienen ellos que yo no?!
ESTÁS LEYENDO
Mi única razón ©
General FictionMira esa chica, no luce bien. ¿Por qué está empapada con sangre? ¿Quién es? ¿Qué fue lo que hizo? Mira esa chica, se sostiene solo de sus meñiques en la orilla de aquel puente. ¿Qué es lo que pretende? ¿Realmente saltará? Tonta, niña tonta, ¿ac...