Cuando la luna se encuentra en su punto más alto y luce llena y radiante, su misión es iluminar a cualquier alma andante moradora del bosque perdido. Su luz colma de magia a los hechiceros de la noche, encargados de proteger la magia de los que quieren acabar con ella. Los jueces Brujos se reúnen por primera vez después de diez años, tres hombres muy ancianos con capucha negra se encuentran preocupados ya que solamente quedan dos maestros hechiceros, si ellos mueren a mano de los que se hacen llamar "Protectores de la realidad" la magia quedaría eliminada de la faz de la tierra, así que para ello fue creado el Refugio de los seres perdidos, un hogar para todo tipo de seres poseedores de magia, así quedarían ocultos de los seres mortales al mismo tiempo que se reserva el valor de la hechicería.
— ¡Es inaudito! ¿Cómo es posible que haya vivido sola tanto tiempo sin protección?—Gritó el anciano con ojos verdes totalmente destellantes, su voz retumbaba en un lugar de aquel castillo abandonado mientras los otros dos ancianos caminaban a toda prisa de tras de él por el largo pasillo hasta la oficina de uno de los últimos hechiceros maestros, el anciano de los ojos verdes abre la puerta sin tocar y observa al hechicero sentado de espaldas en la silla de su escritorio antiguo. — ¡Dorian! ¡Es de suma importancia que hablemos de esto!— él enfadado se gira y lo observa sin decir una sola palabra, se pone de pie y sacudiendo su perfecto traje negro de sastre camina hasta quedar enfrente del anciano, respira hondo para intentar calmarse y levanta un dedo señalándole un letrero que se encontraba en la puerta con el mensaje "Tocar la puerta".
Dorian a pesar de tener 36 años ya era un Hechicero maestro, a la corta edad de 15 años ya había hecho su primer encantamiento y para cuando cumplió los 20 ya podía manipular los cuatro elementos, su gran talento con la magia lo había llevado a ser un gran manipulador sobre la ella como ningún otro hechicero, tanto así que llamó la atención de los Jueces Brujos, cada mil años se escogía a un Hechicero maestro y esta vez habían escogido sabiamente a Dorian Krentz, quien a pesar de no hablar nunca, siempre hallaba la manera de comunicarse.
— ¡Dorian no es momento de formalidades! ¡Tenemos un gran problema!— Gritó uno de los ancianos pero Dorian mantuvo la calma y llevó una de sus blancas manos a su pelirroja barba perfectamente recortada y comenzó a peinarla pensativo, sus ojos verdes estudiaban con cuidado las expresiones de preocupación de los ancianos, levanto su índice para que lo esperaran y dándose la vuelta fue a su escritorio y sacó una hoja con un boli.
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Engatozada: Dorian
Romance(ENGATOZADA Parte 3) Dorian Krentz hechicero poseedor de la magia de Merlín es el encargado de conservar el equilibrio de la magia en el sistema de todas las cosas, y para lograrlo tiene que mantener con vida a Inés Covenage, una mujer solitaria a q...