-CONSPIRACIÓN FAMILIAR-

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Inés se había quedado sin palabras, de repente el hombre de su vida había aparecido y le había dicho que la amaba, y aun que ella se negara; en el fondo había una conexión muy especial entre ellos, ya habían sido predestinados a estar justos

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Inés se había quedado sin palabras, de repente el hombre de su vida había aparecido y le había dicho que la amaba, y aun que ella se negara; en el fondo había una conexión muy especial entre ellos, ya habían sido predestinados a estar justos. Mientras él le susurraba al oído que la amaba Inés lo miraba como un milagro viviente, uno que había llegado a su vida para romper con todos los males por los cuales ella había pasado.

—Aun así quiero que sepas que no quiero presionarte, tenemos mucho tiempo para conocernos. —Le recordó Dorian tomando un mechón de su cabello  pasándolo de tras de su oído.

—No sé qué decirte, todo esto es tan repentino, pero también es como si siempre hubieras estado ahí, a pesar de que jamás te conocí, bueno... hasta ahora. —Casi sin dejarla terminar Dorian le entregó otro beso repentino, ¿Cómo quejarse a eso? Cuando Dorian observó que había sido demasiado precipitado besarla se alejó un poco cerrando los ojos un poco sonrojado.

—Perdóname, es que aún no puedo creer que tú estés aquí...—Y mientras la seguía abrazando alguien tocó la puerta de la cabaña, ambos se alejaron mirándose alertas y tomando la mano de Inés Dorian la llevó hasta la entrada poniéndola de tras de él. Abrió la puerta y se sorprendió al notar que todos sus hermanos estaban afuera de la cabaña.

—Perdonen por llegar así a interrumpirlos, sabemos que tienen una velada planeada, pero Dorian, es necesario que hablemos. —Dijo Devlin serio con un abrigo negro que resaltaba su piel. Dorian por otro lado se extrañó de verlos a todos a fuera y estirando la mano los invitó a pasar. Entraron sentándose en todos los asientos posibles y guardaron silencio observándolo.

—Bueno yo... voy a hacer unas cosas, los dejaré solos. —Dijo Inés un poco nerviosa pero Dorian no soltó su mano, la miró y negó con la cabeza.

—No es necesario Inés, ahora eres parte de la familia, por favor quédate hermana— le dijo Romeo pasando su brazo por sus hombros sonriente.

—Dorian, por años hemos tenido confianza en ti, si no fuera por ti nuestras familias hubieran estado arruinadas en momentos importantes, y te lo agradecemos mucho, pero queremos que recuerdes que somos tu familia, como hermanos nos preocupamos por ti, Maxwell ya no está aquí para lastimarte y todos los problemas con él terminaron.—Comentó Devlin en modo totalmente serio. Entonces su hermano Kilian comenzó a hablar.

—Dorian, sin más rodeos; estamos preocupados por ti— Dorian frunció el ceño e Inés no sabía que cara poner. —No sabemos nada de ti, ¡eres nuestro hermano! No sabemos a lo que te dedicas o donde vives, nunca podemos localizarte a menos que tú lo hagas y esta ultima vez te alejaste ¡meses! Hasta llegamos a pensar que habías muerto.

Doreen solo bajaba la mirada, después de todo era la única que sabía la verdad sobre él, y bueno tampoco sus hermanos sabían que ella poseía magia.

—Dorian... es momento, —le dijo Doreen un poco tensa, él la miró serio y levantando la mano con la que sujetaba la mano de Inés la besó y le regaló una sonrisa un poco tímida, todos por algún motivo esperaban que sacara su teléfono pero él ya estaba cansado, en ese mismo momento se dio cuenta que tenía a la mujer que amaba a su lado y que si en el futuro algo le ocurría a él no querría dejarla sola, por lo menos ahora tenía una familia que podría cuidarla, lo asimiló y los miró con un poco de tristeza en la mirada.

Engatozada: DorianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora