—Ahora que ustedes están unidos continuaremos con el ritual de iniciación de Inés, Dorian por favor sal del circulo ahora.
— ¿Sabes lo que tienes que hacer? —le preguntó Dorian susurrando y ella asintió sonriendo. —sé que lo lograrás. —le guiñó un ojo, besó su mano y salió del círculo.
—Inés Covenage, ponte de rodillas...—ella se hincó y los miró. — ¿Qué es lo que deseas Inés? — preguntó uno de los brujos ancianos y ella alzó la mirada decidida.
—Quiero proteger la magia con los poderes de Bastet— Respondió firme a sus palabras y otro de los brujos ancianos entró al círculo y le volvió a colocar la capa roja.
—Aquella que posea los poderes de Bastet debe tener el conocimiento de herbolaria, así que tienes exactamente media hora para traer a este caldero flores de equinácea, Cardo Mariano, valeriana y Cohosh Negro, con todas esta hierbas se creará un lazo entre tú y el cristal de Bastet, si llegas a fallar en cualquiera el ritual se suspenderá haciendo que tu matrimonio con Dorian no valga absolutamente nada... ¿Quedó claro?— Inés un poco nerviosa miró a Dorian y él le sonrió cómplice, respiró hondo y asintió. —Entonces es momento de que te adentres a la oscuridad del bosque perdido y busques lo que se te ha pedido.
Inés salió del círculo y caminó hasta el bosque, entró nerviosa sin saber que le esperaría, y aun que la luna estaba en su punto, justo cuando ella entró al bosque profundo las nubes taparon su luz, ahora no veía absolutamente nada, así que pensó en que hechizo podría ayudarle para ver mejor en esa zona y se le ocurrió algo nuevo, llevó energía a su manos y al decir el conjuro tocó sus ojos.
Cuando los abrió ahora tenía la mirada de un felino, podía ver con claridad aun estando en la densa oscuridad y comenzó a buscar.
—Muy bien... el primero es el Cardo Mariano, es... una flor con una bolita morada...— se repetía a sí misma para no olvidar su aspecto y después de unos segundos recordó que los Cardos siempre crecen a las orillas de los troncos más altos, corrió hasta el primer árbol largo que encontró y ahí estaba el hermoso cardo.—¡Sí! Aquí estas hermoso cardo, ahora solo nos faltan tus hermanitos... busquemos la Valeriana. — Gracias a Sekmet y a los libros que ella le había prestado ahora sabía que las plantas de la Valeriana medían alrededor de un metro cincuenta centímetros, se encontrarían fácil cerca de estanques de agua, y cuando llegó al estanque caminó alrededor de él y la encontró, para ella fue más fácil después encontrar la Equinácea pero en cuanto al Cohosh Negro sabía que la única forma de encontrarlo era en una gran cueva, lo difícil no era encontrar la cueva, lo complicado era sacar a la criatura que albergaba a dentro.
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Engatozada: Dorian
Romance(ENGATOZADA Parte 3) Dorian Krentz hechicero poseedor de la magia de Merlín es el encargado de conservar el equilibrio de la magia en el sistema de todas las cosas, y para lograrlo tiene que mantener con vida a Inés Covenage, una mujer solitaria a q...