Un día como otro cualquiera

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7:00 am

Un bonito día empezaba para mí.

Me acababa de levantar de la cama y me disponía a tomar mi desayuno, ducharme, lavarme los dientes, vestirme e ir al colegio.

7:55 am

Camino hacia el colegio siempre soy de los primeros en llegar y me gusta pasar ese tiempo antes de clases con mis amigos.

8:15 am

Acaba de comenzar la primera clase; hoy parece que va a ser otro día perfecto.

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Ehhhh no, retrocedamos un poco.

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7:20 am

Acaba de sonar mi despertador, lo apago y me vuelvo a dormir.

7:25 am

Escucho a mi padre llamarme gritando, normalmente se piensa que esto lo suelen hacer las madres, pero en mi caso desde que era pequeño mi madre trabaja en otra ciudad por lo que suele volver a casa tiempo después de la comida por lo que quien más se encarga de mí es mi padre.

7:30 am

Me decido a levantarme y me dirijo a la ducha, tengo suerte de que no tengo hermanos y no tengo que esperar para entrar, además tengo una en mi cuarto, eso está bien.

7:45 am

Me termino de duchar y me visto.

7:55 am

Salgo de mi habitación y me tomo agua y un vaso de leche, no me da tiempo de más.

8:00 am

Me lavo los dientes y entro al baño.

8:13 am

Salgo de mi casa tras pelearme con mi padre así que voy corriendo al colegio.

8:17 am

Vuelvo a llegar tarde por tercera vez consecutiva al colegio, menos mal que nuestro tutor pasa bastante de poner los partes cada vez que se llega tres veces tarde en una semana, sino sería el rey de los partes.

Aunque parezca un desastre de persona, no sé cómo pero tengo de las mejores notas de la clase sin hacer realmente nada, solo me dedico a explicar las lecciones al resto de mis amigos cuando hay exámenes al día siguiente, parece fácil, pero no lo es cuando cada uno entiende menos que el anterior. Lo cual te termina poniendo bastante de los nervios.

Hoy era uno de esos días en lo que sabes que todo va a salir mal, y no, no lo decía por el hecho de que era mi tercer tarde en la semana y solo estábamos a miércoles, sino porque mi tutor había contraído una gripe, por lo que habían enviado a un sustituto, el que había comenzado a mirar la hoja de asistencia, y al ver que yo llevaba tres tardes en esta semana me mandó a dirección.

No era la primera vez que mi tutor se enfermaba y me pasaba esto, por lo que no estaba nervioso, pero todavía me acuerdo que la primera vez que me pasó me puse tan nervioso que le lloré a la directora para que no me pusiese un castigo. Tuve suerte, ya que mi directora, la Señora Rogers es buena persona y además de ser la directora suele sustituir a los profesores que faltan en sus horas libres, la mala suerte es que cada vez que falta mi tutor ella está ocupada.

Hice lo de siempre, paseé por recepción y esperé a que me avisaran para entrar. En el momento que lo hicieron salía una niña de lo que pienso que era primero de secundaria.

Mi instituto tenía secundaria y preparatoria, pero además incluía postgrados por si querías una preparación especial para alguna carrera.

Cuando por fin entré me recibió la escena habitual, la Señora Rogers con una amplia sonrisa ofreciéndome un caramelo. Yo accedí a cogerlo pero cuando lo hice, la directora puso una cara algo más seria.

Después de tener una charla que duró aproximadamente una hora y media, pero que a mí se me hizo eterna me dejó volver a clase con el único castigo de tener que ayudar al club de fútbol durante un mes y que mis padres firmaran la hoja que me había dado.

Por cierto, olvidaba presentarme.

Me llamo Alex Thomson, tengo 16 años, y sí estoy en tercero de secundaria y el año que viene paso a preparatoria y todavía no sé qué quiero hacer con mi vida.

En cuanto a mi persona soy el típico que tengo de amigos los justos y no necesito más.

Tampoco me gusta mucho salir, es decir no me paso todo el día encerrado cual vampiro pero si me dieran a elegir entre quedarme en casa con amigos jugando juegos o salir me decantaría por lo primero.

Después de este pequeño inciso sobre mí sigo con mi día.

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Volví a clase, donde el sustituto me volvió a sermonear, pero, ¿no que su clase ya había acabado? Al parecer hoy había una epidemia la cual todos los profesores habían contraído menos este.

Me fui a mi sitio, el que al contrario de lo que se podía pensar, no se encontraba al fondo al lado de la ventana, no sé cómo siempre en todas las historias este se encontraba vacío, si aquí cada vez que se sorteaba ese sitio se armaban los mismísimos juegos del hambre. Por suerte en mi clase los sitios se adjudicaban por sorteo, sino más de uno no nos acompañaría el día de hoy.

Esta vez había tenido suerte y me había tocado con uno de mis mejores amigos, Kevin Miller, el único problema era que era algo pasmarote y después de cada clase le tenía que explicar de qué iba el tema.

Delante tenía a otro de mis amigos, Jon Davies y a Tracy Sullivan, que era la chica más lista de la clase que siempre sacaba todo sobresaliente, y detrás tenía a otras dos chicas, Sarah Gagnon y Lily Clark con las que me llevaba bien, pero tampoco teníamos mucha relación.

La mala suerte era que hoy me despediría de mi querido sitio, ya que nos cambiaríamos, y que fuera este tipo el que nos fuera a cambiar no me daba buena espina para nada.

Y sin darme cuenta el cambio de sitios empezó y solo había una persona con la que no quería que me tocase.

La vida del antisocial no es fácilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora