Dios,¿qué te he hecho?

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Sí, había pasado, lo último que quería que pasase este día, Tobby se había unido al club de arte, ya lo único que podía empeorar mi día era que volviendo a casa me cayera un rayo.

Me dirigí a mi sitio habitual, al lado de la ventana y con Jake a la derecha, pero como no, cuando estaba a escasos centímetros de llegar me di cuenta de que era Tobby quien había ocupado mi sitio, así que tuve que buscar otro, tuve suerte al ver que el sitio que se encontraba al lado de Sam estaba vacío, me senté en él y comenzamos a hablar sobre lo que íbamos a hacer para la semana cultural.

Al pasar algo más de una hora hablando decidimos que íbamos a montar un puesto para hacer retratos de quienes quisieran.

Serían las 17:30 cuando llegué a mi casa y me encontré con una escena que para otros podría ser extraña pero a la cual yo ya me había acostumbrado.

-Muévete- Le dije a el bulto que se encontraba acurrucado en la puerta de mi casa.

-Llegas media hora tarde- Dijo el bulto comenzando a moverse.

-Ahora te doy chocolate tranquilo- Dije mientras me reía a Joe el cual ya se había puesto en pie.

-Gracias- Dijo Joe mientras sonreía.

Subimos a la cocina e hicimos chocolate caliente, aunque en el proceso casi explotamos el microondas, y nos lo bebimos, al terminar fuimos a mí cuarto.

-¿Qué vas a hacer esta tarde?- Comenzó Joe.

-Lo de siempre supongo- Dije mientras miraba memes en Instagram en mi tablet.

-Con lo de siempre te refieres a quedarte en el sofá toda la tarde viendo series, ¿Verdad?- Rió Joe.

-¿Cómo lo supiste?- Dije yo haciéndome el sorprendido.

-No sé, intuición supongo- Dijo Joe, tras lo cual los dos estallamos en risas.

Tras diez minutos riendo fuimos al salón donde conectamos los mandos de la PS4 y jugamos hasta que Joe se tuvo que ir.

Joe lleva en el club de fútbol desde que éramos pequeños. Yo al principio me apunté también, pero viendo lo malo que era decidí dejarlo y apuntarme a otro en el que me fuese mejor.

Tras pasar por el club de tenis, baloncesto, teatro, cocina y muchos otros llegué al de arte y viendo que no era malo en este y contando el bonus de que estaba Emily decidí quedarme, así este es el segundo año que pasó en este club.

Al despedirme de Joe decidí darme un baño caliente, ya se estaba acercando el invierno, por lo que era apetecible.

Después de darme un baño que duró más de una  hora, salir hecho una pasa, secarme y vestirme con mi pijama Winnie the Pooh, el cual me había regalado Austin por un especie de amigo invisible de dos personas que hicimos en el que era obligatorio regalarse pijamas vergonzosos, aunque a decir verdad el salió peor parado al recibir el precioso pijama de Hello Kitty rosa con lunares blancos que le compré.

Decidí hacer una vídeollamada con Aiden Williams, el que era otro de mis mejores amigos aunque no vivíamos en la misma ciudad.

Cuando cogió la llamada se quedó mirando mi bonito pijama pero no dijo nada, ya estaba bastante acostumbrado como para sorprenderse por un pijama de Winnie the Pooh.

Pasé algo más de una hora hablando con él y al dar las 21:00 mis padres estaban preparando la cena.

Cuando nos sentamos a cenar me di cuenta de algo extraño y es que además de estar puesto el mantel típico de cuando vienen visitas había cubiertos para dos personas más.

Miré hacia la puerta y vi entrar tanto a mi primo Axel como a mí tía Mery.

Después de un rato hablando sobre diferentes tópicos mi primo puso una cara más seria.

-Quiero deciros algo importante- Dijo Axel adoptando una expresión seria a la que no nos tenía acostumbrados.

-¿Qué pasa hijo?- Dijo su madre mirándolo preocupada.

Mi padre, mi madre y yo mirábamos la escena sin decir nada.

-Estoy saliendo con un chico- Dijo Axel manteniendo la expresión de antes.

Yo me quedé sin palabras, ya que mi primo en sus 19 años de vida siempre había tenido novias desde una temprana edad.

-¿Lo dices en serio?- Preguntó su madre mientras una lágrima recorría su mejilla.

-Nunca había dicho nada tan enserio en toda mi vida- Continuó Axel.

-¡¿Cómo puedes hacerme esto?!- Gritó mi tía dejándonos a todos aún más aturdidos que antes.

-¿El qué te estoy haciendo a tí?- Dijo Axel sin cambiar en absoluto su expresión.

-Esto, después de lo que hizo tu padre, vas tú y me haces lo mismo- Dijo mi tía estallando en un llanto.

En ese momento recordé que su padre los había dejado aún cuando yo era muy pequeño, hará aproximadamente nueve años. Creo recordar que se fue al haberse enamorado de un compañero suyo de trabajo y se habían mudado a Canadá.

-Lo que yo haga no te perjudica en nada- Dijo Axel terminando la conversación.

Su madre se fue de la casa y tras 10 minutos de completo silencio volvió a hablar.

-Siento cómo se ha puesto mi madre- Dijo Axel, el cual ahora mostraba una expresión de pena.

-No pasa nada- Dijo mi padre tratando de tranquilizarlo.

-Puedes quedarte aquí el tiempo que necesites- Continuó mi madre.

-¿Desde cuándo estás con él?- Dije yo rompiendo el ambiente que se había formado, lo cual creo que hacía falta.

-¡Alex!- Gritó mi madre.

Mi primo empezó a reír y en ese momento supe que había arreglado la situación por lo menos en algo.

Tras unas horas contándonos todo sobre su relación mi primo decidió quedarse a dormir, por lo que fuimos a mí habitación.

-¿Qué pijama prefieres, el de la Pepa Pig o el de las princesitas?- Dije yo mientras abría el cajón de los pijamas.

-No creo que los tengas de verdad- Dijo mi primo intentando aguantar la risa.

No hicieron falta más palabras, ya que saqué los dos pijamas que había mencionado con anterioridad.

-Obviamente el de las princesitas- Dijo Axel mientras empezaba a desvestirse.

-No necesito esas vistas, mejor entra al baño- Dije riéndome.

Después de que se pusiera el pijama, nos lavamos  los dientes, el pobre Axel se los tuvo que lavar con el dedo y pasta de dientes ya que yo no le pensaba dejar mi cepillo  ni de coña nos acostamos  aunque en verdad  sabíamos que no nos íbamos a dormir.

Hablamos un rato más sobre las cosas que no había querido contar delante de mis padres de su relación.

Cuando Axel se quedó dormido abrí Wattpad y seguí leyendo la historia que había comenzado ayer, normalmente tardaba unos cuatro días en leer cada historia, pero tenía tan pocas ganas de dormir después de todo lo que había pasado hoy y menos todavía de que llegase la próxima hora de clases que me quedé leyendo hasta la 5:00, así que sí, se sabe quién llegará mañana tarde de nuevo al instituto.

La vida del antisocial no es fácilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora