Domingo, el día más aburrido de la semana. Todavía estaba cansado por la fiesta del viernes, y la verdad que Adam estuviese en la casa no ayudaba en absoluto. Por fuera podría parecer la persona más tímida del mundo, pero en cuanto cogía confianza se convertía en todo lo contrario.
-Alex, son las tres de la tarde.¿ Piensas levantarte o te vas a pasar en la cama todo el día?- Dijo Axel entrando en mi habitación.
-Ya voy, pero, ¿por qué todo el mundo tiene la manía de entrar en mi habitación?- Dije saliendo de la cama.
-Pues la verdad, no tengo ni la más remota idea- Rió Axel.
-No es por nada, pero la comida ya está lista- Dijo Adam colocándose detrás de Axel. Vestía el atuendo de cocina de mis padres, de los cuales no sabía absolutamente nada excepto lo que Axel decidía contarme, pero realmente lo echaba de menos.
-Alex alegra esa cara. Ya sé que me echarás de menos desde esta noche cuando tenga que volver al internado, pero no te preocupes, siempre te recordaré- Dramatizó Adam.
-Ah, es verdad, te vas hoy. La verdad es que no me había acordado- Dije.
-Me parece haber oído tu corazón romperse desde aquí, Adam- Volvió a reír Axel. Este tío se pasa la mayor parte del día riendo, no sé cómo lo haga, pero prefiero no preguntar, ya que es Axel y nada bueno saldrá de ahí.
-Me ha dolido eh- Le siguió el juego Adam- Pero ahora vayamos a comer antes de que la comida se quede como mi corazón ahora mismo, helada.
-Uish, que profundo, pero es verdad, no me quiero comer algo helado, vamos- Dije y nos dirigimos a la cocina, donde se encontraban tres platos a rebosar de spaghettis.
-Solo sabes cocinar pasta, ¿verdad?- Dije intentando aguantar la risa.
-Sí, pero tienes que admitir que me sale exquisita- Dijo Adam y justo después empezó a comer. Acto seguido Axel y yo lo imitamos, y la verdad tenía razón, los spaghettis no estaban nada mal.
Cuando terminamos de comer decidimos pasar la tarde viendo películas, porque para ser sinceros, me negaba a hacer los deberes, ya los copiaría mañana.
A las 20:00 aproximadamente sonó el timbre.
-Creo que es para mí- Dijo Adam levantándose del sofá.
-Encima de estar de ocupa invita a sus amigos, hay que ver- Dije intentando sonar molesto, a lo que Alex asintió con la boca llena de palomitas.
Adam nos ignoró y bajó a abrir la puerta, obviamente Axel y yo le seguimos, y es que además de parecernos físicamente, los dos somos iguales de cotillas.
Cuando la puerta se abrió apareció la imagen de una chica sonriente.
-Os he visto eh, podéis acercaros- Dijo Adam, nosotros obedecimos y nos acercamos a la puerta- Esta es Isabelle.
-Encantada, pero podéis llamarme Isa- Dijo con un fuerte acento francés.
-Isa es estudiante de intercambio, y es compañera mía en el internado- Dijo Adam.
-¿Y cómo es que estás aquí?- Pregunté curioso.
-Conseguí una beca- Dijo Isa con su acento, el cual me resultaba muy gracioso- Aunque ya se nos está haciendo tarde, si quieres podemos quedar otro día para charlar, ¿tienes las maletas Adam?
-Sí- Dijo Adam, aunque no sabía cuándo había cogido sus maletas.
-Nos vemos el fin de semana que viene- Dijo Axel acariciando la cabeza de Adam, provocando a este último un sonrojo.
-Bueno, sé que es difícil el separase, pero solo es una semana, parejita- Dijo Isa arrastrando a Adam fuera de la casa dejándonos a Axel y a mí solos.
-Es divertida- Dije.
-Lo que tú digas- Dijo Axel tras lo que subimos y pasamos el reto del día sin hacer nada interesante.
A la mañana siguiente, extrañamente me desperté antes de que sonase el despertador, seguí mi ritual propio de por las mañanas, aunque no encontré ni rastro de Axel salvo una nota en la que decía que volvería para la hora de la comida.
Salí de mi casa a las 8:00, cosa que llevaba sin pasar desde que tenía unos doce años. Llegué a clase a las 8:10 y no había llegado todavía ni la mitad de la gente.
-Alex llegando temprano, esto es un milagro- Exclamó Jon.
-Se han alineado los planetas- Siguió Andrew.
-Se acerca el fin del mundo- Concluyó Alan.
-La verdad es que ni yo me lo creo. Por cierto, menos mal que me ibas a hablar el sábado por la noche Alan- Le reproché.
-Ostras, es verdad. Se me olvidó- Se excusó.
Pasamos un rato hablando mientras iba llegando la gente, hasta que apareció la profesora, como no, matemáticas a primera hora los lunes. Ya estaba llevando un día demasiado bueno. Y para más inri teníamos que poner en común lo que cada uno habíamos hecho del trabajo.
Nos sentamos juntos todo el grupo, y Jonan y yo fuimos los primeros en hablar ya que teníamos la primera parte.
-Nosotros hemos hecho un vídeo animado- Explicó Jonan y puso el vídeo. Cuando este terminó, todos los demás miembros del grupo nos aplaudieron, todos menos Tobby.
-La verdad os ha quedado muy bien, aunque creo que hay cosas que se podrían mejorar- Y cómo no, Tobby tenía alguna queja.
-Vamos justos de tiempo, así que el siguiente tiene que poner ya el vídeo- Alan, como siempre sabía cuándo era necesario intervenir. Gracias a él no tenía 100 partes, expulsiones y puede que alguna que otra cadena perpetua. Gracias Alan.
Tras esto continuaron las exposiciones de los vídeos sin ningún comentario. Hasta que llegó la última, la de Tobby.
-Ahora admirad lo que es un buen vídeo- Dijo con los mismo aires de grandeza que tenía de costumbre. Iba a buscar hasta el más mínimo fallo, pero literalmente su vídeo era perfecto y tal y como empezó, terminó sin que nos diésemos ni cuenta- Interpreto este silencio como que no hay ninguna queja.
En cuanto Tobby volvió a su sitio sonó la campana del cambio de clase, y así dos horas más tarde sonaba la campana que marcaba el inicio del descanso.
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La vida del antisocial no es fácil
Roman pour Adolescents¿Sabes esa típica persona que casi alcanza la perfección, llega siempre a tiempo, incluso le suele sobrar algo de este, tiene muchos amigos con los que le encanta salir, saca todo sobresalientes y todo lo que hace se considera perfecto? Obviamente s...