La vida del antisocial no es fácil

Dudas por resolver

Tras empezar a preparar la cena, y casi incendiar tres veces consecutivas la cocina, preparamos un mísero plato de croquetas quemadas. Sí, arriesgamos nuestras vidas por freír unas croquetas, que además eran incomestibles.

Decidimos pedir comida al chino de la esquina y después de solo 10 minutos de espera, ya tuvimos nuestro pedido y a un precio bastante razonable, no como el desembolso que hubiese sido quemar la cocina, que no obstante yo me sigo preguntando cómo entre Joe y Axel todavía resiste.

Pusimos el mantel y los cubiertos y, acto seguido nos sentamos a comer.

-¿Sabes algo de tu madre desde que pasó lo de ayer?- Dije a Axel quien miraba hacia el televisor apagado anonadado.

-¿Perdona?- Dijo Axel mirando ahora hacia mí.

-No, no pretendía molestarte- Dije yo un tanto avergonzado.

-No, es que la verdad no estaba echando cuenta alguna a lo que estabas diciendo- Dijo Axel mostrando ahora sí interés en lo que yo estaba diciendo.

-Ah, te preguntaba si sabías algo sobre tu madre desde lo que pasó ayer- Dije yo recobrando la compostura.

-No, pero sé lo que esa loca es capaz de hacer, quiero decir, no sé si tú lo sabes, pero después del incidente con mi padre ella estuvo unos años ingresada en un psiquiátrico, no creo que lo recuerdes ya que tú eras muy pequeño, pero creo que fuiste a visitarla al menos una vez- Dijo Axel volviendo a desviar la mirada.

-¿Y qué pasó para que tuviera que ser ingresada?- Pregunté yo algo asustado.

-Intentó asesinar al novio de mi padre- Dijo Axel mirando fijamente a mis ojos, lo que me hizo sentir un miedo real por primera vez en mi vida.

Tras esta conversación pasamos el resto de la cena en silencio, hasta que Axel volvió a hablar.

-No te preocupes Alex, yo te protegeré, a cambio de a quien no pude proteger- Dijo Axel, cuya afirmación, a decir verdad, me tranquilizó bastante.

-¿Me lo prometes?- Dije yo estirando mi meñique.

-Te lo prometo- Dijo Axel enlazando su meñique con el mío.

-Es una promesa- Dije yo, tras lo que recogimos la mesa y nos preparamos para acostarnos.

Cuando estábamos en la cama un extraño miedo empezó a llenarme, sentía  como si alguien me observara a través de la ventana, por lo que decidí mirar, y a decir verdad, me arrepentí de haberlo hecho, ya que no sé si fue real o no pero por un momento vi como unos ojos más oscuros que la noche me observaban.

Tras ese momento volví a mi cama pero no podía dormir, y como mis padres estaban en ese extraño viaje que les había surgido de repente Axel había decido ocupar su habitación.
Tenía claro que tenía demasiado miedo como para pasar solo la noche, así que me decidí a dormir junto a Axel.

Llegué a la habitación de mis padres y vi las luces encendidas, algo extraño ya que era la 1:00 de la mañana y Axel solía caer dormido cual marmota, pero la escena que vi al abrir la puerta me impresionó aún más.
Vi a una chica sentada al lado de Axel, cuyos ojos me recordaban bastante a los que acababa de ver observándome a través de la ventana.

-Hola Alex, te presento a mi amiga- Dijo señalando a su acompañante.

-Gracias, pero yo puedo hacerlo sola- Dijo esta interrumpiendo a Axel.

-Bueno, pues adelante- Dijo Axel dando paso a la presentación de la chica mientras intentaba aguantarse la risa.

-Hola, yo soy Mia Jackson, pero puedes llamarme Mia, por lo que tengo entendido tú debes de ser Alex Thomson, por lo que de ahora en adelante seré tu guardaespaldas- Dijo Mia estrechándome la mano.

-Encantado Mia, puedes llamarme Alex, pero espera un momento, ¿cómo que guardaespaldas?- Dije yo reaccionando de forma tardía a lo que Mia acababa de decir.

-Alex, Mia lleva siendo compañera mía desde hace tres años, cuando yo ingresé a la academia para unirme a las fuerzas armadas, debido a un pequeño percance, Mia me debería un favor y quiere recompensarme con algo, así que le he pedido que se encargue de tu protección. Aunque Mia aparente tener 16 años, este año cumple...- En ese momento Mia propinó una patada al estómago de Axel.

-Dijimos que no hablaríamos de mi edad- Dijo Mia mirando a Axel con odio.

-Se me olvidó- Sonrió Axel pícaro.
La verdad es que Mia aparenta mi edad, incluso algo menos. Es baja y delgada, incluso tiene una cara bastante infantil, por no hablar de las horquillas rosas que sujetan su flequillo rubio, el cual crea un curioso contraste con sus ojos negros.

-El caso es que Mia se ha apuntado a tu clase como una estudiante de intercambio, así podrá vigilar que no te suceda nada en clases hasta que averigüe sobre el paradero de mi madre- Dijo Axel mirando pensativo el reloj- Muchas gracias Mia por tus servicios, mañana pasate a las 8:00 para recoger a Alex.

-Entendido jefe- Dijo Mia, quién acto seguido saltó por la ventana.

Yo me asomé corriendo preocupado por si le hubiese pasado algo, pero la vi corriendo felizmente calle abajo. La verdad es que sentía algo de miedo sobre el entrenamiento de las fuerzas armadas.

-¿Cuántos años crees que tiene?- Dijo Axel divertido.

-No sé, pero no creo que más de veinte- Contesté yo pensativo.

-En un mes cumple treinta- Dijo Axel sin poder aguantar la risa.

-¡Pero cómo es posible, si parece más joven que las chicas de mi clase!- Grité yo mientras mi barbilla tocaba el suelo por la sorpresa.

-Grítalo más si puedes, ¿no has escuchado que decía que me mataba si lo contaba? ¿De verdad tienes tantas ganas de ver muerto a tu pobre primo?- Dijo Axel intentando poner una cara afligida pero no pudo aguantar la risa, por lo que los dos terminamos riendo.

-Bueno, la verdad yo había venido porque no podía dormir- Dije yo retomando el tema por el que había ido a su habitación.

-Acuéstate aquí si quieres, pero te lo advierto, si siento una sola patada te mando al sofá- Dijo Axel riendo mientras se metía a la cama. Yo lo imité pero justo en estos momentos aún más dudas rondaban mi cabeza: ¿Por qué odiaría Jonan a Axel?, ¿Por qué Mia le debe un favor a éste?, ¿Dónde están mis padres?, ¿Qué hizo mi tía? Y la que en verdad más me preocupa en estos momentos, ¿Quién es en verdad Axel?