Llegué a la puerta de mi casa, pero no me esperaba en absoluto la escena con la que me encontré.
-Hola Alex, pensaba que no volverías- Dijo Axel dejando su plato de patatas fritas al lado y levantándose del poyete.
-Dos preguntas, primera, ¿qué haces sentado en un poyete? Y segundo, ¿por qué comes un plato de patatas fritas en el poyete en mitad de la calle?- Pregunté anonadado.
-Pues tiene una explicación. Estaba esperando dentro, pero como veía que no llegabas decidí salir con el plato de comida, con la mala suerte de que hubo una ráfaga de viento que cerró la puerta- Dijo tocándose la nuca.
-Ya lo sabía, pero me lo has aclarado. Eres tonto- Reí.
-Eh, un poco de respeto a tus mayores- Continuó riendo Axel.
-Ahora hablando en serio, ¿te has dejado la llave dentro?- Pregunté serio.
-No, Einstein. Si te parece te estaba esperando sentado en un poyete comiendo en mitad de la calle mientras la gente pasaba mirándome raro por gusto- Dijo riendo todavía.
-Pues menos mal que hoy ha sido el único día que me ha dado por llevarme las llaves al colegio, porque si no tendríamos un problema- Dije buscando en mi maleta. Saqué las llaves y abrí la puerta para encontrarme con algo que me esperaba aún menos.
-Ah, por cierto, se me olvidó decirte que iba a traer un gato. Este es Boo y es el gato de Tom- Dijo Axel.
-Y, si se puede saber, ¿qué cojones hace el gato de Tom en mi casa?- Dije sin entrar todavía en la casa.
-Pues, Tom se ha ido hoy de viaje y vuelve dentro de tres días. Como no tenía a nadie a quién dejárselo me lo pidió y yo obviamente accedí- Dijo Axel con una sonrisa mientras acariciaba al gato.
-Bueno, sabes que a mí me encantan los animales y todo eso, pero tengo un pequeño problema y es que ashís- Estornudé, la verdad es que me habían dicho que tenía alergia a los gatos hacía unos tres años, y aunque desde pequeño habían sido mis animales favoritos nunca podía acercarme a ellos. A veces dejaba la comida que me sobraba en un plato de plástico para que los gatos callejeros la comiesen, pero no podía hacer mucho más.
-Pues si tienes alergia, tenemos un problema- Dijo Axel alejando a Boo.
-Si quieres, ashís, puedo, ashís, dejárselo a algún amigo, ashís- Dije como pude.
-Ve pensando, mientras lo voy a sacar un rato. Tienes la comida encima de la mesa. Dijo Axel saliendo acompañado por Boo tras haber dejado su plato en la mesa de la entrada.
Cogí su plato, lo dejé en el lavaplatos y probé mi comida. Estaba fría por lo tanto la metí en el microondas y tras esperar un minuto a que se calentara empecé a comer mientras pensaba en quién podría encargarse de Boo.
Tras terminar de comer y pensar durante un rato creí haber dado con la respuesta correcta, Aiden. Él vive solo en un apartamento, y tengo entendido que se permiten los animales, también si se encarga de Boo podrá mejorar su relación con Axel.
Me decidí a llamarle. Un tono, dos, tres. Me disponía a cortar la llamada cuando contestó.
-¿Alex? Estaba durmiendo, ¿qué quieres?- Dijo cansado.
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La vida del antisocial no es fácil
Novela Juvenil¿Sabes esa típica persona que casi alcanza la perfección, llega siempre a tiempo, incluso le suele sobrar algo de este, tiene muchos amigos con los que le encanta salir, saca todo sobresalientes y todo lo que hace se considera perfecto? Obviamente s...