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15:00. Era la hora que marcaba mi reloj cuando me desperté. Seguía acostado en el sofá y lo primero que hice fue mirar hacia mi cama, donde efectivamente se encontraba Kevin durmiendo plácidamente, por lo que decidí coger mi móvil. Tenía 10 llamadas perdidas y más o menos 200 mensajes de la misma persona, Jonan, a quien la verdad no recordaba haber visto anoche en la fiesta.

Decidí llamarlo, ya que habíamos quedado en vernos hoy para seguir con el trabajo. Dio tres tonos hasta que lo cogió.

-Hola, por fin decides dar señales de vida. Ya estaba pensando en mandar al cuerpo de rescate a tu casa- Dijo Jonan animado.

-Hola, me acabo de despertar y sabes como es mi humor por las mañanas, así que habla rápido- Dije todavía medio dormido.

-¿Cómo que por las mañanas, si son las tres de la tarde?- Rió Jonan- Bueno a lo que iba, te parece bien quedar a las seis o es muy temprano para ti.

-Por mí bien, pero ¿dónde te metiste anoche que no te vi por ningún lado?- Pregunté curioso.

-Ya te cuento esta tarde, me llaman para comer- Dijo Jonan tras lo que cortó la llamada.

Solté el teléfono y decidí despertar a Kevin. Sabía los riesgos que eso conllevaba, pero tenía que hacerlo.

-¡Buenos días Kevin!- Grité en su oído, a lo que él respondió pegando un bote.

-Lo que tú tienes en la cabeza no es normal eh- Dijo Kevin furioso.

-Bueno, son las tres de la tarde y estás durmiendo en mi cama, habiendo tenido yo que dormir en el sofá, ¿no crees que soy un buen amigo?- Dije sacándolo de la cama. Era bastante más fácil que intentar mover a Austin debido al pequeño tamaño de Kevin, así que no tuve problemas.

-Por lo menos estará la comida hecha, ¿no?- Preguntó Kevin tras oír el rugido de sus tripas.

-Creo que somos los primeros en levantarnos, por lo que nos va a tocar a nosotros hacerla- Dije saliendo de la habitación seguido por Kevin, quien no parecía contento.

Llegamos a la cocina, y para mi sorpresa en ella se encontraban Alan y Axel preparando la comida. Aunque no había pista alguna de Adam.

-Buenos días, y gracias por dejar que pase aquí la noche, de verdad os debo una- Dijo Alan agradecido.

-Lo ves Kevin, tienes mucho que aprender de Alan- Dije, a lo que Kevin refunfuñó.

-Alex, si lo recuerdas tenemos una conversación pendiente, así que si no te importa acompáñame- Dijo Axel saliendo de la habitación e indicándome que le siguiera.

Me llevó a la habitación de mis padres y se sentó en la cama.

-Querías que te contase sobre el verdadero motivo de organizar la fiesta, ¿no?- Dijo Axel mirándome a los ojos.

-Sí- Dije aunque la verdad no estaba seguro de si lo quería saber.

-Pues escucha con atención ya que no lo voy a repetir dos veces- Dijo Axel y tomó aire- Como ya sabes pertenezco a las fuerzas armadas, aunque nunca te he explicado el por qué ya que tú tampoco has preguntado. Recordarás que te dije que mi madre intentó matar al novio de mi padre, pero lo que no te dije fue que consiguió matar a su esposa- Axel hizo una pausa para ver mi expresión, pero yo me encontraba simplemente escuchándolo, sin pensar en nada que no fuesen sus palabras- Todavía no sé por qué hizo esto, así que decidí volver con ella tras ser dada de alta del psiquiátrico. La pregunta es: ¿qué hice yo en el tiempo que mis padres no estuvieron? Fui enviado a un internado, el mismo en el que está Adam ahora, aunque tampoco sé la razón por la cual está él. Allí conocí a un jefe de las fuerzas armadas quien se interesó en mí y me propuso unirme a ellas. Yo al ver que esto me daría algo con lo que mantenerme en la vida y mediante lo que podría obtener más información acepté. En mis primeros días de entrenamiento conocí a Mia, quien desde el principio se convirtió en una de las mejores personas que he conocido en mi vida, y aunque no te puedo contar yo el por qué del favor que me debe, no creo que ella tarde en contártelo. Tiempo después conocí a Adam y de ahí a estos días. Volviendo a la razón de la fiesta no hay ninguna más allá de saber con quienes te juntas y si pueden llegar a ser peligrosos. Así que ¿estás contento ya?- Finalizó Axel.

Me encontraba en un estado de shock, así que solo pude asentir con la cabeza.

Y sin saber cómo momentos después me encontraba sentado comiendo un plato de macarrones en la cocina junto con Alan, Adam, Axel y Kevin.

Narra Isaac

Me acababa de despertar gracias al “agradable” sonido de mi teléfono. Tenía un dolor de cabeza como para parar un tren. ¿Así que esto es la resaca? Pues menuda mierda. Además de no recordar la mitad de lo que pasó anoche dolor de cabeza.

Cogí la llamada sin mirar siquiera quien estaba llamando.

-Hola, ¿ya te has decidido?- Dijo una voz alegre de chica.

En ese momento empecé a recordar todo lo que había pasado la noche anterior. Desde la llegada a la fiesta hasta mi agradable encuentro con Mia y el acuerdo de quedar hoy para hablar.

-Hola Mia, ¿te parece bien quedar en una hora?- Dije mirando hacia el reloj, el cual marcaba las tres de la tarde.

-Perfecto, ¿quedamos en el Starbucks y tomamos un café? La verdad creo que no te vendría mal.

-Bien, nos vemos en el del centro en una hora- Dije cortando la llamada.

Entré en el baño, me duché, lavé los dientes y vestí con una sudadera, unos vaqueros y unas deportivas. Tampoco me iba a vestir de gala para ir a un Starbucks a las cuatro de la tarde.

Salí de mi casa sin comer nada, la verdad no tenía hambre, sería a causa de la resaca. Ahora lo que me quedaba era media hora andando desde mi casa, la cual no se encontraba precisamente cerca del centro hasta el lugar de la cita. Media hora que utilizaría para aclarar mis ideas, las cuales creía tener bastante claras.

Tras la media hora de camino me encontraba en la puerta dispuesto a entrar cuando sentí que alguien me agarraba.

-Hola, la verdad es que se me ha hecho algo tarde- Dijo Mia sonriente.

-No te preocupes, yo también acabo de llegar- Dije devolviéndole la sonrisa.

-¿Entramos?- Dijo Mia abriendo la puerta.

-Claro- La seguí.

Pedimos unos cafés cualquiera y nos sentamos.

-Volviendo a la pregunta, ¿has pensado en lo que te dije ayer?- Dijo Mia mirando embobada la cañita de su café.

-Sí, y creo que ya tengo una respuesta clara- Dije mirándola serio.

-Dime- Dijo ella mirándome a los ojos. Cuando se ponía seria, conseguía una actitud propia de adultos que contrastaba bastante con su actitud habitual.

-Yo normalmente no creo en las relaciones a primera vista, es más, las suelo tachar de clichés y decir que no llegan a ninguna parte- Dije manteniendo mi seriedad.

-Entonces, ¿me equivoco al decir que eso es un no?- Dijo entristecida.

-No, quien me equivocaba era yo al juzgar algo que no entendía. La verdad es que solo te conozco desde hace un día, pero lo peor que puede pasar es que esto termine como muchas otras relaciones que fracasan, así que ¿por qué no intentarlo?- Dije recuperando mi sonrisa, la cual duró solo unos segundos debido a que Mia se lanzó encima de mí y comenzó a besarme.

-Lo primero que hay que hacer cuando se empieza una relación es marcar territorio- Dijo ella tras lo que los dos reímos.

Esa chica pese a lo poco que la conocía, como mínimo era diferente al resto de chicas con las que había salido.

La vida del antisocial no es fácilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora