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Después de un par de victorias sumamente controladas la noche había llegado, algunos niños se iban a quedar, otros se irían, uno de ellos era Mac, regresaría en un par de días, en su lugar los niños se fueron yendo a dormir poco a poco.

-Michael, Lucy, ya se quedó dormida- dijo la joven sentada cómodamente en el sillón, mientras sostenía a una adorable niña, -creo que Keyla igual- dijo apagando de pie la lampara al borde del sillón. Al parecer ambos sostenían a un par de niñas por igual.

-¿Vamos a acostarlas?-preguntó la joven, mientras se levantaba, -sí, ven acompáñame, ellas prefirieron una cabaña de atrás, sígueme- dijo evitando moverse de más, para evitar despertar a la niña, la que Michael traía era la mayor de las hermanas, mientras que Lucy, era la más pequeña.

-¿Cabaña de atrás?- repitió, Indivar, Jackson le asintió y salieron de camino hacía esa cabaña.

-¡vaya! algún día me tendrás que dar un Tour, literal- afirmó, -cuando gustes linda- dijo llegando al pomo y abriendo la puerta.

Dejando ver una adorable cabaña, muy al estilo bosque.

-¡Es preciosa!- agregó, -podemos dormir aquí, hay más habitaciones de las que piensas- habló encendiendo algunas luces. -¡Me encantaría sí!- afirmó, siguiendo al mayor hasta las habitaciones de las niñas, al dejarlas, parecían todos unos padres responsables con sus hijas.

-¡Vaya! me estoy volviendo viejo ¿acaso? ¡mi espalda por Dios!- dijo dejando bien arropada a la pequeña niña.

-no, sólo que si tienes bien comidos a éstos niños, se nota que los amas- dijo sentada al borde la cama de Lucy, -¿se nota tanto?- dijo llegando la zona donde Indivar estaba sentada y encendió una lampara de una tenue luz blanca. Mientras ella le miraba sonriente.

-Le tienen un poco de repele a la oscuridad total, pero Lucy, increíblemente es más valiente ante ella, que su hermana- dijo aún arrodillado, recogiendo un par de libros de cuentos infantiles de suelo.

-¡Vaya! recibes a muchos niños y te tomas el tiempo de conocerlos, no tengo duda que serás un padre muy cariñoso- dijo Indivar por inercia tomando algunos juguetes de la zona y poniéndolos en una superficie segura, por su lado Michael se congeló en el librero, donde estaba acomodando aquellos que había recogido.

-Uhm...sí, eso espero...sí- dijo bajo muy bajo.

-¿hay algún problema?- habló Indivar girando a él.

-¿qué? ¡no!- dijo mirándola por el rabillo del ojo, regresando a los libros, pero antes de que se diera cuenta, una delicada mano detuvo las suyas, al ver Indivar ya estaba a milímetros de él.

-¿Quién te dice que podrías ser de mis hijos, el padre?- dijo muy bajo, casi en susurro.

Michael le miró a los ojos, -¿qué? ¿lo...lo dices de verdad?- dijo de igual tono, Indivar respondió con un gesto de afirmación con la cabeza, sin romper el contacto visual, ésto se estaba tornando serio.

-Pero...espera...yo...quiero casarme, lo desee desde que consideré tener una familia- dijo con la mirada baja.

-¿qué nos detiene?- le levantó la vista tomándole de la mejilla, con ello, al ver su mirada, notó ese brillo de esperanza.

-¿Nos casaríamos...? ¿de...verdad?- decía como un niño en Navidad recibiendo la noticia que iría a DisneyLand para vacaciones.

-¡no! ¡de mentiras! ¡obviamente que de verdad Michael!- respondió sonriente mientras descansaba su peso ligeramente en el torso de su compañero; todavía con su mano en su mejilla.

Lo prometo con el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora