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Indivar subía rápidamente las escaleras que ya tenía rato de no haber recorrido, estaba siendo seguida de algo lejano por Brenth, pero la vergüenza se asomaba por el rostro de la joven, ¿la razón? Era de mañana, temprano, pero se suponía que Leire no iba a pasar la noche en Neverland.

Ya que la idea de "¡Michael vive la vida ocupado! Con trabajo en el trabajo, ¡no tiene el tiempo para dedicarse al 100 a una niña, ¡que necesita muchos cuidados! Aparte de ser sumamente pequeña, es una delicada niña, ¡una niñita! Debía ayudarle en ese aspecto a Michael, repartirse le tiempo, ¡pero ahora no fue así!" le hacía sentirse, irresponsable.

El trabajo acabó con Indivar y apenas tocó su camerino, cayó dormida en el sofá, pero...¿Y por qué Brenth no fue a por la niña? La modelo, la madre mejor dicho; dejó en claro que cuando fueran por Leire, debía de ser ella...ya que temía que Jackson pensara..."Indivar no se toma en serio este trabajo, yo fui por mi hija y ella manda a su equipo por Leire, vaya..."

Así que quería tomar éste acuerdo con Michael de "estar para y por Leire" en serio...

Aún su cabello desprendía pequeñas gotitas de agua ya que se dio una ducha sumamente rápida en el estudio. Sentía que todavía el aroma a jabón estaba muy impregnado en su piel al momento de posicionar su mano en la puerta y tocar enérgicamente.

-Tranquila- llegó a su lado Brenth, -¡no puedo! Soy una irresponsable por dejarle a Leire toda la noche- respondió rápido.

-No creo que a Michael le molestara, fue sólo una noche- se encogía de hombros el guarda, -¡pero su trabajo! ¡Michael siempre...!- decía apretando la mandíbula hasta que fue interrumpida por la puerta siendo abierta.

Se asomó Nina, -¡Indivar! Que agradable verte- alzó la mujer mayor, -¡Nina, igualmente me agrada verla!- respondió a la mujer, -pero, uhm...estoy aquí por Leire, mi hija- completó apenada.

-Oh, sí claro, está con Michael- respondió la mujer haciéndole espacio para dejar pasar a la joven, -¿uh? ¿Con Michael? ¿Ahora? ¿Él está en casa?- preguntó extrañada caminando por el recibidor.

-sí, les tuve que traer una manta...-empezó a explicar Nina y ambas llegaron a la sala, fue ahí dónde observó a su hija, pero estaba hecha bolita acurrucada en el lateral de su padre, profundamente dormida, al igual que Michael, reposaba su cabeza sobre el cojín más cercano del sofá mientras abrazaba protector a Leire y a otro niño a su lateral, que no lograba reconocer. 

-¿durmieron en la sala?- preguntó con una ligera sonrisa, -así es, los encontré a altas horas de la madrugada, pero se veían tan cómodos que mejor opté por dejarlos aquí- respondió Nina, -iré a terminar el desayuno, cuando gustes puedes despertarlos- alzó de último la mujer y emprendió su camino al pasillo del enorme recibidor.

Indivar la observó alejarse para después volver a la tierna vista frente suya, ahogó una risita mientras tenía una idea, necesitaba su cámara.

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-Michael- le inundaba los oídos, -Michael- volvió a repetir esa hermosa voz, tan suave, tan delicada, tan femenina...

¿Un ángel? ¿Una visión? ¿...Indivar?

Era cierto, la suave voz, se convirtió en un hermoso paraíso de ojos color chocolate...

-se quedaron dormidos- volvió a hablar con esa suave voz, "¡deja de hablar así! Sólo haces que me enam...."

-¿de verdad?- Michael se llevó una mano a su frente para quitarse el sueño, se movió sólo un poco y sintió el ligero peso a sus costados, -¡vaya! es cierto- todavía no lograba abrir del todo sus ojos.

Lo prometo con el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora