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-22 Diciembre '95

¡Toc! ¡Toc!

¿Fue ella, u oyó una puerta?

Se volvió a escuchar la puerta, ¿quién diablos? ¿A las 6 de la mañana? Observó en el reloj de la pared.

Pero los golpecitos eran suaves, como si no quisiera despertar a muchos...al levantarse, pensaba en las posibilidades, ¿Wiliam? No...él regresaría hasta el 24...

¿Brenth? No...él siempre llega a las 4 am al departamento y vuelve a dormir en la habitación de huéspedes, además de siempre dejar un pequeño desayuno en la mesa principal para Indivar, lo cual no faltó, pasó por la mesa y ahí estaban los roles de canela, ¿Sue? No, ella llegaría a las 8, aunque...Rachel se quedó a dormir con Leire...¿será ella?

Todo mientras aún dormida, caminaba sin zapatos, sólo en calcetines a la puerta, ¡rayos! el departamento estaba helado, quiso regresarse a por un abrigo sencillo, ya que su pijama consistía de una camiseta de manga corta, y un pantaloncillo cortó de lana, sus piernas y brazos estaban descubiertos...

Pero volvieron a llamar a la puerta, ¡no hay tiempo de regresarse!

Al atender...

-¿Ya se tardó no cree jefe?-habló un sujeto de voz profunda, pero...unos ojos marrones aparecieron frente a ella.

-Indivar- habló la...inconfundible voz...con ello, lo borroso de su mirada se fue yendo dando forma a esos profundos ojos...

-¿Michael? ¿Qué pasa?- habló tomando con fuerza la puerta para evitar un desequilibrio por aún estar dormida.

-¿Te he despertado? ¡Lo siento tanto!- alzó el mayor, -no...está bien, se suponía que tengo una alarma, pero al parecer no sonó...¡uh! ¡pasen!- soltó mientras movía su mano por encima de sus ojos para quitarse el sueño.

-Gracias- soltó Michael, y al parecer sólo entró él

-bien, jefe, lo esperaré abajo- soltó el sujeto

-¡no! Por favor, pase, prepararé café- alzó Indivar, -gracias señorita Dima- respondió el guarda y entró.

-¡Por Dios Indivar! ¡está helado afuera y tú sin zapatos!- exclamó Michael, para a continuación, tomar a Indivar en brazos, una mano en su espalda y otra en sus piernas, detrás de sus rodillas. Evitando que sus pies protegidos por simples calcetines siguieran en contacto con el evidente suelo helado.

-¿Podrías traerle sus zapatos? Deben estar en su habitación- le habló Michael al guarda y de inmediato desapareció en el pasillo, -Michael ¿qué haces?- alzó Indivar, no le ayudaba el estar tan cerca de él.

-Sólo mírate, ¿tienes calor acaso?- preguntó algo irritado algo burlon, la sentó en el sofá, para de inmediato quitarse el abrigo que tenía encima, no era preocupación, él traía debajo otra chaqueta de tela gruesa, muy a su estilo...¿militar? ¿como un príncipe?

-Tenga jefe- alzó el guarda dándole los zapatos afelpados en el suelo

-muchas gracias, ahora ¿podrías pasar lo que trajimos? Ya voy a ayudarte- soló Michael mientras dejaba el abrigo en los hombros de la menor y se inclinaba a sus pies, colocándole los zapatos.

-¿Que trajiste?- ya se sentía más despierta, digamos que el sentir tan cerca a Jackson le sirvió como un shot de energía.

-Es algo para nuestra hija- soltó con una...hermosa sonrisa, mirandole a los ojos, con ese brillo en ellos, el hermoso y sumamente brillante iluminación en ellos dándole a entender a la joven delante de él, a la indefensa mujer presa de ese brillo, que Michael estaba más que feliz, orgulloso, ¡pleno en felicidad! en emular esas simples palabras..."nuestra hija", apenas concluyó se levantó con destino a la puerta, al desaparecer en breves; Indivar seguía analizando la situación, pero un ligero escalofrío le invadió, el frío que entraba por la puerta delantera, chocó con sus desnudas piernas.

Lo prometo con el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora