Capítulo 35.- ¿Dónde está Leo?

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POR NUESTRAS VENAS CORRE LA SANGRE QUE NOS HACE PARIENTES, PERO EL AMOR QUE NOS TENEMOS ES LO QUE NOS HACE FAMILIA

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POR NUESTRAS VENAS CORRE LA SANGRE QUE NOS HACE PARIENTES, PERO EL AMOR QUE NOS TENEMOS ES LO QUE NOS HACE FAMILIA

Agatha tenía las manos en su rostro, su llanto era fuerte y dolido, se dejó caer de rodillas al suelo, sintiéndose rota por dentro

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Agatha tenía las manos en su rostro, su llanto era fuerte y dolido, se dejó caer de rodillas al suelo, sintiéndose rota por dentro. Su hijo estuvo vivo todo este tiempo, su hijo al que iba a dejarle flores a un cementerio.

Javier ayudó a su padre a sentarla en un sillón, estaba tan afectado como ella pero quería aparentar ser más fuerte.

—¿En serio pensabas que abandonamos a tu hermano?

Sin hablar ni decir nada, las lágrimas también se derramaron por los ojos del chico. Era la primera vez que Arthur veía a Javier llorar.

Desde su adolescencia, él siempre fue un hijo fuerte, nunca se doblegaba ante nada. Se sintió conmovido por su hijo, quiso liberarlo de ese peso que lo aplastaba así que lo abrazó palmeando su espalda.

—Jamás abandonaría a ninguno de mis hijos, ¿me oíste? no quiero que nunca más vuelvas a pensar algo tan horrible como eso.

Sollozando en silencio una última vez, Javier asintió y lentamente se soltó del abrazo. Luego limpió sus lágrimas y calmó su llanto; fue hacia su madre y tomó asiento a su lado, abrazándola para que ella se tranquilizara también.

—Javier, ¿dónde está tu hermano? —preguntó Arthur— ¿Cómo supiste que tenías un hermano? por lo que entendí en ese mensaje, esa mujer no se lo había dicho a mi muchacho.

Javier buscó entre su pantalón la carta del médico con los resultados del ADN, Jumara se la había dado en el camino. Arthur la tomó y al leer aquellas líneas sintió la sangre hervirse dentro de su cuerpo cuando se enteró de que su hijo era maltratado.

Miró a Javier para preguntarle todo lo que supiera sobre su hermano, pero su celular lo distrajo. Era su mayordomo, él solo le hablaba por alguna emergencia, por lo que respondió la llamada y puso el altavoz.

—Señor, la señorita Nimue ha llegado a la casa, está muy alterada ¡Y no sé qué hacer!

—Cálmate Jaimito, explícame qué es lo que ha pasado.

—La señorita llegó muy alterada, apenas le pude entender. Dice que un hombre alto de cabello rapado se ha llevado a Javier. También Butch está herido, le han lastimado una de las patas. Tiene sangre en el ocico pero no es suya. Creo que mordió a una persona, el can se ha dejado caer en el suelo, se lamenta y ya casi no se mueve.

—¡Rómulo, desgraciado hijo de puta! —Javier se exaltó de inmediato alterado y recordó que tenía consigo el celular de Jumara, leyó de nuevo la conversación. Marcó a ese número desconocido pero estaba apagado, no entraba la llamada.

—Permíteme, Jaimito —Arthur alejó un poco el celular para hablar con Javier— Estoy muy confundido, ¿no se supone que tú estabas con Nimue esta mañana?

—No papá, lo siento. Al principio yo no sabía que Leo era mi hermano. Lo contraté para hacerse pasar por mí porque yo salí de viaje con mi novia. Él hizo mi examen y él es, quien ha estado en casa estos días —Javier se miraba preocupado y triste— no he podido comunicarme con él porque le quitaste el celular que le di. Por eso vine aquí a buscarlo, pensé que vendría, esta es su casa.

—¿Mi niño estuvo en nuestro hogar y no lo reconocí? —entre su llanto la señora Agatha se lamentó aun más él haber tenido a su hijo tan cerca y no haberse dado cuenta de que no era Javier.

—¿Y quién es el Rómulo del que hablas?

—Ese es el infeliz que golpea a Leonel. Por su culpa ha estado en el hospital muchas veces, por eso los doctores me dijeron que pueden darnos apoyo para levantar una denuncia.

Ahora todo tomaba sentido en la cabeza de Arthur. Javier tenía el mismo carácter fuerte y terco de él. Javier jamás habría aceptado un castigo, Javier jamás habría permitido que le quitaran el celular, Javier no dormía con Butch en su recámara, Javier no habría ido a casa de Nimue jamás. Ahora se daba cuenta de que tuvo a su hijo a su alcance y ahora un desconocido se lo acababa de arrancar de las manos para dañarlo.

—Jaimito, habla a Peter, cuéntale lo que ha pasado. Nadie más entra o sale de la casa. Trata de tranquilizar a Nimue y verifica si está herida. Habla al médico de la familia y espera por mi esposa que va en camino. Ella se hará cargo cuando llegue. Por mientras, trata de ayudar a Butch en lo que puedas.

—Entendido, señor —colgó.

Agatha se puso de pie y Arthur dio un fugaz beso y le habló con cariño.

—Amor, ve a la casa y espera al médico, habla a la policía. Levanta una denuncia en contra de esta mujer y dile a los policías que ella está involucrada con un hombre de nombre Rómulo que es peligroso y ha secuestrado a nuestro hijo Leonel —el hombre puso la fotografía en manos de Agatha y también sus llaves— llévate mi automóvil y me comunicaré contigo más tarde.

—Javier —Arthur puso la mano en el hombro de su hijo— ¿tienes alguna idea de a dónde pudo haber llevado ese hombre a tu hermano?

—Sí, él es dueño de un antro, ahí fue donde conocí a Leo.

—Bien, entonces vamos en tu auto.

—Bien, entonces vamos en tu auto

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No Eres Mi GemeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora