Capítulo 30.- No quiero perderte

93 24 7
                                    

DE TODO LO QUE HE VIVIDO, LO QUE MÁS ME DUELE ES PERDERTE

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

DE TODO LO QUE HE VIVIDO, LO QUE MÁS ME DUELE ES PERDERTE

Butch ya había dejado de jugar, los dueños de sus amiguitos ya se habían ido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Butch ya había dejado de jugar, los dueños de sus amiguitos ya se habían ido. Sin embargo estaba más contento que de costumbre, ya Leo le había puesto su correa y seguía brincando de un lado para otro.

—Creo que este es pariente de los monos.

Leo estaba sentado en un columpio sosteniendo la correa de Butch y a su lado en otro columpio estaba Nimue. El parque ya estaba vacío y el anochecer había llegado.

—Podría ser; si lo ves por el lado positivo, te mantiene activo y nunca te dejará estar aburrido.

Ella miró hacia el cielo, tonos entre grises y azul oscuro lo estaban adornando, con unos cuantos pares de bellas estrellas. Se puso de pie y caminó hasta quedar frente a Leo que aún seguía sentado en el columpio.

—Te he notado muy diferente en estos días, es de verdad como si fueras otra persona completamente distinta —cuando él iba a responder, ella le puso uno de sus dedos en la boca para silenciarlo— no quiero que me digas nada. Sé que a veces no lo parezco, pero soy muy tímida... —suspiró— solo sé que no tengo el valor de hacer muchas cosas, pero si no hago esto, me arrepentiré toda la vida.

El rostro de Leo estaba un poco confundido, pero la miraba fijamente a los ojos.

Esos bellos ojos de Nimue, de aquel  color extraño, en este preciso momento estaban grises, pero un gris oscuro y a la vez brillante, su mirada era tan bella, como si ella fuese la persona más hermosa que hubiese visto en su vida.

—¿Hacer qué? —fue lo único que alcanzó a preguntar, cuando ella retiró su mano.

—Esto...

Nimue pegó su cuerpo al de Leo al mismo tiempo que con sus dos manos había sostenido su rostro, lo besó de forma inesperada y desesperada, ansiosa y temerosa. Movió sus labios ansiando con toda su alma y con todo el corazón, que él no le rechazara.

Conmovido por aquel gesto y dominado por sus propios anhelos, Leo la sostuvo por la cintura y le devolvió el beso. Su mente se olvidaba por completo en si lo que hacían era o no era correcto. No importaba nada, solo le importaba ese momento.

No Eres Mi GemeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora