PEQUEÑAS CASUALIDADES TE CAMBIAN LA VIDA
—¡Arre, brindemos por Roxana! —Gritó una rubia con un escote que dejaba poco a la imaginación.—¡Salud! —Javier chocó su botella junto a las de sus cuatro amigos en la celebración— ¡Que cumplas muchos años más, Roxana!
La chica agradeció a sus amigos, amaba ser el centro de atención así que estaba contenta. Esta era su oportunidad para demostrar a todas, que Javier haría lo que fuera por ella.
—Me alegra estar aquí con ustedes, gracias por celebrar conmigo mi cumpleaños ¡Los quiero! —Todos volvieron a chocar sus botellitas de cerveza mientras reían.
—Necesito más alcohol —comentó Marcus dejando su botella vacía en la mesa.
Estaban ubicados en el centro de aquel gran antro, la planta baja estaba llena de gente alcoholizada, algunos tomando, otros simplemente bailando y otros muchos, como si estuvieran a punto de tener sexo entre el gentío. El padre de Javier lo denominaría como un antro "de mala muerte" y era precisamente por llevarle la contraria que estaba allí.
—Yo también quiero otra —Roxana ya estaba algo ebria y sus palabras no salían con claridad, sin embargo no perdía tiempo y trató de besar a Javier que estaba a su lado, pero en su intento tropezó y la botella en su mano fue a dar al suelo rompiéndose y todos incluyéndola a ella comenzaron a reír.
Las bromas entre los amigos continuaron, sin embargo Javier se distrajo un poco, miró hacia arriba, había un segundo piso y se preguntó qué clase de cosas se podrían hacer allí. Solo gente muy sospechosa subía, normalmente todos eran tipos de aspecto rudo y vestimenta negra para pasar desapercibidos o tal vez solo vestían así para infundir miedo y que nadie les molestara.
—No se preocupen, yo me encargo de todo. Voy por más cerveza —Javier terminó de tomar lo que quedaba en su botella y caminó hasta el único mesero que encontró.
En el pequeño trayecto, su mirada seguía en aquel segundo piso, su curiosidad se hacía cada vez más grande. Ese día había discutido con su padre, solo quería encontrar cualquier cosa que lo hiciera rabiar. Era la primera vez que llegaba a ese lugar y tenía el presentimiento de que no sería la única vez que lo haría.
Llegó hasta el muchacho que estaba anotando algo en una pequeña libreta en su mano, Javier a su espalda tocó su hombro.
—Oiga, quiero hacer un pedido muy urgente. La mesera que me estaba atendiendo se desapareció.
El mesero gruñó, había demasiado ruido para escucharlo con claridad pero por la forma en que lo vio negar con la cabeza, era muy obvio que estaba de mal humor. El chico dejó de escribir y dio la vuelta de mala gana y con ese mismo tono de hastío en su voz habló.
—¿Qué es lo que quiere que le traiga? —Las acciones de Leonel quedaron en pausa al ver al tipo que lo había hablado.
—¡Con una santa mierda! —Exclamó Javier emocionado, mirando a Leonel de arriba a abajo, de pies a cabeza— ¡Eres igualito a mí!
Leonel estaba en shock... No le respondió nada, pero lo observaba como si de un fantasma se tratase.
«Esto no está pasándome, Rómulo me volvió loco y ya alucino cosas que no son»
—¡No jodas, esto está de locos! —Javier comenzó a aplaudir y a reírse emocionado.
En cambio, para el otro chico era todo lo opuesto, esta situación no tenía ni un gramo de gracioso, incluso parpadeó pensando que su visión lo estaba traicionando o que tal vez alucinaba cosas y prefirió no responder ni una palabra asustado de haber perdido la razón.
—Yo soy Javier —el chico riquillo frente a Leonel extendió su mano en saludo.
«No puedo con esto»
—Lo... Lo siento —balbuseó Leonel, luego giró tan rápido como pudo y se perdió entre la multitud, tenía que huir de este tipo.
—¡Oye, espera! —Javier comenzó a seguirlo, pero había mucha gente apretujada bailando— ¡Oye, espera!
Mientras se abría paso entre el gentío procurando no perder de vista al mesero, su amigo Marcus lo alcanzó.
—Javier ¿a dónde vas? —se quejó— Roxana ya está muy ebria y no deja de decir que va a conquistarte y a ser tu novia y bla bla bla.
—Ya sabes que hablé con ella y aclaré que no vamos a ser novios, además estoy enmedio de un asunto importante —dijo Javier con una sonrisa en su rostro.
—Pues al parecer ella no lo entiende ¿y qué se supone que voy a hacer?
—Llévala a su casa —Javier metió la mano en el bolsillo de su pantalón y sacó un par de billetes para darselos a su amigo— toma para el taxi. Luego hablamos, tengo que irme.
—¡Pero, Javier!
—¿Qué?
—Dame más dinero, te voy a esperar asi que por mientras compraré más cerveza. No quiero llevar a Roxana a su casa y tener que escuchar su drama y sus quejas.
—No seas exagerado —Javier sonrió y le dio más dinero al otro chico— ¡Te debo una, Marcus! No te prometo regresar.
—¡Si no regresas me gastaré todo el dinero que me acabas de dar! —Marcus gritó pues Javier ya estaba alejándose y había mucho ruido por la música escandalosa del lugar.
—¡No importa, luego te doy más!
Sin perder aquella sonrisa, Javier siguió con su objetivo. Tenía que encontrar a ese mesero.
ESTÁS LEYENDO
No Eres Mi Gemelo
Teen FictionLa vida de Leonel estaba llena de maltrato, tristeza y dolor. El universo lo puso frente a Javier. Ambos eran físicamente iguales, y para la terrible suerte de Leonel, aquel chico era incluso una mejor versión de él. Él lo llamó "Mi gemelo", pero de...