Everlasting

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Narrador.

La guerra terminó. La tristeza era evidente en la Tierra. Algunos lloraban por las personas que dieron su vida combatiendo al Titán invasor, otros le agradecían a los Vengadores que aún quedaban vivos por su trabajo defendiendo a la Tierra, y los últimos, les costaba como el carajo seguir con su vida cotidiana después de lo sucedido. Uno de ellos, fue el llamado Lobo Blanco.

Su vida nunca fue fácil, se puede decir. Esto no sería diferente, no. De todas maneras, no tenía lo suficiente para considerar una vida feliz. ¿Cuál es la diferencia ahora? El pequeño rayo de luz que lo motivaba a seguir vivo fue apagado. Su Capitán, su mejor amigo, pero más que todo, su Steve le fue arrebatado de sus brazos. Fue como si su vida fuese desconectada.

Aún lo recuerda a detalle. Hace cinco días tomando su cuerpo en shock sobre el suelo, revisando el pulso de su amigo. Al no notar señal de vida, comenzó a llorar y gritar de dolor. Su sangre manchaba su traje, sus manos, su brazo de metal lleno de ésta, mientras solo podía arrullarlo en sus brazos con lágrimas en sus ojos. Llamaba su nombre pero al no oír su respuesta, sintió como el sentido que Steve le daba a su vida poco a poco se le escapaba. Natasha, T'Challa y Sam solo podían ver al Soldado llorando y gimiendo con dolor en el suelo, al ver al amor de su vida dejar este mundo.

Estos días han sido peores que los que vivía en Hydra, según Bucky. Las pesadillas volvían, el terror, el miedo, la soledad, el arrepentimiento y la tristeza se apoderaron de él minutos después de que Steve muriera. Y esto no parecía parar, ni siquiera en un futuro. Ha sido un verdadero infierno, y sólo han pasado cinco días.

El primer día que despertó sabiendo que el rubio fue asesinado y que ya no vería más esos bellos y azules ojos llenos de vida, ya no sintió nada. Careció de dolor, de sentimientos, de pensamientos positivos al futuro. Ya no le importaba su vida. Ya no tenía a nadie. El segundo día empezó a sentirse más cansado, el estrés post-traumático era tan fuerte en las noches que solo podía despertar con lágrimas. El tercer día empezó a considerar el suicidio. ¿Qué importaba su vida? Nadie lloraría su muerte y en días lo olvidarían. Un Vengador más, un Vengador menos. ¿Acaso importa? El cuarto día solo se encerró en donde residía. No quería ver a nadie y el sol lo quemaría. De verdad hubiera preferido que lo hubieran matado a él.

Hoy, sería el funeral de su mejor amigo en Wakanda, y Bucky quería hablarle. Aunque fuera un corto momento antes de no volver a ver su rostro nunca más. Fue al castillo del rey T'Challa a pedirle que lo dejara a solas con él unos minutos. En un campo, estaba el cuerpo de Steve sobre una manta en el césped, mientras un grupo de mujeres preparaba el ataúd.

—Allá está. —Bucky lo miró, y sintió su corazón romperse una vez más.

—Su Alteza, ¿me daría un momento con él?

—Seguro. —Con un señal en su idioma, les dijo a las mujeres que se retiraran y él se fue con ellas. Bucky se acercó a Steve y se sentó a su lado. Revisó que ya estuvieran lejos y habló.

—Steve... Yo... hoy vine a despedirme, tal vez. ¿Sabes? Yo... Cuando todo esto terminara, iba a pedirte algo con todo mi corazón y era que nos retiraramos. Demonios, estamos viejos. Yo estoy harto de que después de una pelea siempre llega otra. Al menos, tú ya puedes descansar, lo mereces después del esfuerzo que hiciste por este mundo. Me arrepiento de tanto. Hace cinco días estabas conmigo... —Bucky tomó su mano. Odiaba que estuviera tan fría.— y no te dije lo que oculté después de que nos reencontramos. Es algo tan básico y simple, y me arrepiento de que no lo supieras antes de lo sucedido. Steve... —El Soldado empezó a llorar y a llorar sin ningún consuelo.— Te amo... Cuánto te amo. Me arrepiento porque sé cuánto necesitabas que te lo dijera, tus ojos me lo decían. Me odio a mí mismo por no habértelo dicho. Sé que es tarde, perdóname, pero nunca te amé tanto en mi vida. Cada día en Wakanda deseé con el momento en el que tú y yo nos veríamos de nuevo. Pensé que saldríamos de esta y con un poco de suerte me harías caso y tendríamos una vida relativamente normal, pero no. N-No fue así... —Se silenció unos segundos y prosiguió sin dejar de  llorar.— ¿Pude haber evitado esto? Dime por favor si lo pude haber evitado. Hubiera dado mi vida por ti sin ninguna duda, pero ¿por qué me dejaste solo? ¿Por qué? Te necesito para seguir mi vida y así no podré. Te juro que no lo haré. Steve, eras mi luz, mi razón de vivir, solo tú creíste en mí. —Soltó una pequeña risa.— ¿Recuerdas cuando tú te caíste en un charco y dos días después te enfermaste? Eras tan débil, tan vulnerable, tan precioso. No hay día en el que no me arrepienta de no haberte detenido cuando pudiste enlistarte. Nuestra vida hubiera sido tan distinta, tan bella y perfecta. En un apartamento pequeño de Brooklyn con poco dinero y amándonos sin control. Una vida difícil, sí, pero jamás tan dura como esta. Steve, desde pequeño supe que te amaría. Eras mi lindo rubio, torpe, inocente y sin ningún rastro de duda, perfecto. ¿Sabes? Esa fue la única época que fuimos felices. Luego, nos separaron. Nos unimos, y nos separan. Nos unimos y nos separan. Nos unimos... y esta vez te separaron de mí para siempre. Es un dolor que me está matando, y solo llevo cinco malditos días solo. Sin ti. Sin tu esencia, sin tu necesaria existencia. Me siento vacío, camino por caminar pero mi vida está vacía. Alguna vez deseé tener una familia a tu lado, casarnos y ver cómo la vejez se apoderaba de nuestros cuerpos, pero ya eso no me interesa. No tengo futuro, Steve. No sin ti. Estoy muerto. Mi vida no tiene  ningún sentido. Mi dolor y sufrimiento ha sido tanto que lo único que me mantenía vivo eras tú. Tú y sólo tú. No quiero una vida si no estás en ella. Perdóname, soy muy débil. Estoy cansado, estoy harto, quiero descansar. Quiero dejar todo este dolor y ver tu sonrisa. Verte sonriéndome como siempre lo hiciste, Stevie... Stevie, ¿lo recuerdas? Así solía llamarte cuando te besaba, cuando te acariciaba, o simplemente cuando necesitaba tu atención. —Dijo sonriendo ante el recuerdo de los besos de su amante.— Aquellos hermosos dibujos que me hiciste, cuando me admirabas y decías desear mi contextura corporal. Eras tan perfecto, cada parte de ti. Eras noble, tierno, puro, lo que yo siempre deseé de alguien. ¿Por qué deseabas cambiar si yo te amaba siendo pequeño y delgado, mi amor? No te preguntaré si fui suficiente, porque tú me lo demostraste a cada segundo. Incluso cuando pensaste que en la actualidad olvidé nuestro pequeño y duradero amor, me lo demostrabas defendiéndome de aquellos que quisieron lastimarme y encerrarme como a un perro. Creíste en mí, sabías que yo no lastimé a nadie queriendo hacerlo, sabías que no era mi culpa y gracias a eso, me toleran un poco. Nunca podré agradecerte todo lo que hiciste por mí, pero justo ahora quisiera que me escucharas y me dijeras lo que tus ojos me mostraban y  tú escondías. Ese "te amo" que necesito de ti y un beso en mis labios que una vez más sellen nuestra promesa. Sé que te dije que estaría contigo hasta el final de la línea, con la esperanza de que esa línea estuviera lejos de nosotros pero ambos sabemos que ella nos acechaba. Desde que vivíamos en Brooklyn, tú solo enfermabas y yo iba al ejército. Ambos podíamos cruzar esa línea en cualquier momento, pero ahora que tú estás del otro lado, necesito estar ahí. Contigo. Más allá de esa puta línea que nos separa, Stevie. Te amo, mi corazón te está pidiendo a gritos y le duele no tenerte... —Bucky vio su mano y la besó.— Recuerdo cuando yo sostenía esta mano. Cuando corríamos de niños en un parque, cuando deseaba tocarte un poco, cuando la besaba, cuando la entrelazaba contigo después de hacer el amor. ¿Lo recuerdas, cariño? ¿Recuerdas cuando tú y yo hacíamos el amor? Era tan mágico, un momento hermoso entre nosotros. Amaba tanto ver a ese pequeño cuerpo desnudo en mi cama. Esas bellas marcas que portabas en tu piel, orgulloso yo de haberlas hecho. Cuando te sonrojabas si yo te decía cosas que no eran propiamente románticas. Ese íntimo momento en el que tú y yo éramos uno de verdad lo extraño. Vagamente recuerdo tu rostro cuando lo hacíamos, lo bello que te veías, lo mucho que disfrutabas y lo bien que nos complementábamos romántica y sexualmente. Recuerdo lo que te gustaba, dónde te gustaba y cómo lo querías que lo hiciera. Los besos en el cuello eran tu debilidad, siempre te besaba ahí cuando quería tenerte. —La sonrisa de  Bucky era honesta, pequeña y verdadera, pero sólo mientras duró. Recordó su pesadez diaria y que esos momentos no volverían. Lágrimas volvieron a salir y se entristeció gravemente.— Amor, yo no quiero vivir más. No quiero. Mi corazón y mi cuerpo están hartos de luchar, por eso... —Bucky sacó una navaja de diecisiete centímentros de su pantalón. La abrió y sus dedos repasaron el filo.— tomé una decisión. Algunos creerán que soy un cobarde, otros tal vez me entiendan. No sé qué pensarás tú. Después de esto, estaré contigo de nuevo, Steve.

Stucky Trash.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora