Lagrimas de impotencia.

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-¿Que piensas hacer qué?- Dijo mi amiga en un tono demasiado alto.

-Voy a ir.

-¿Estas loca? Debería enfrentar a Marcus y ya está, que él te cuento lo que se trae entre manos.

-Le conozco, no lo hará. Viste como me mintió el otro día.

-Betty, quizás solo estaba tratando de protegerte.

-Yo estoy haciendo lo mismo por él.

No tenía miedo de ensuciarme las manos, entendía que Verónica pensaba que era una locura, yo también lo hubiera pensado hace dos semanas pero ahora, la situación era muy diferente. Mamá y papá también comenzaban a notar muy raro a Marcus. Apenas hablaba, esquivaba temas de conversación y nos rehuía las miradas, mi hermano jamás había hecho ese tipo de cosas.

Y mientras, el diablo aparecía ante mis ojos, montado en una moto negra y luciendo su ya tan famosa chaqueta. Agarré tan fuerte el volante de mi coche que momentáneamente se deformo la piel que lo recubría, no podía soportar que mi hermano se estuviera relacionando con él y con su gente. Entonces, Jones se quitó el casco y vi como cuatro idiotas se paraban a mirar como su pelo tomaba forma y se ajustaba la chaqueta, no las culpo por sentirse atraídas por él, yo también me había sorprendido a mi misma sin poder quitarle la mirada de encima.

-Me voy.- Escuché decir a mi hermano desde la puerta de casa.

Viernes, 9:15. Agarré mi gabardina y salí por la ventana. No quería arriesgarme a comentarios de mi madre que pudieran retrasarme y no poder seguir a Marcus. Entre en mi coche con cuidado y seguí a Marcus hasta la zona sur del pueblo. Después de un par de vueltas, mi hermano aparcó su coche en un descampado, aquello llamó mi atención, quizás no se atrevía a acercarse más. Salí y le seguí mientras caminaba por aquel lugar. Estaba ansioso, nervioso, podía notarlo. Comencé a escuchar un ruido a lo lejos, eran motos. Ahí estaban los serpientes. Me escondí un poco mejor y vi como todos se quitaban los cascos mientras mi hermano permanecía inmóvil, entonces uno de ellos se acerco a mi hermano, empecé a notar como se aceleraba mi pulso, mi respiración se entrecortaba. Estaba muerta de miedo.

-¿Qué ha sido eso? - Alguien me había oído. - ¿Has traído a alguien Cooper?

-No, he venido solo. - Dijo mi hermano casi entre tartamudeos. Uno de ellos le agarró de la camisa, iban a pegar a mi hermano por mi culpa.

-¿Te has perdido? - dijo alguien detrás mía con una gran sonrisa, pero pese a que yo estaba teniendo un ataque de pánico, él no parecía ni enfadado ni sorprendido, de hecho, parecía divertirse.

- Por favor - dije entre lagrimas- es mi hermano.

-Tranquila, tu escóndete. - me dijo sonriendo - Eh, gente. Soy yo, siento llegar tarde.

-¿Donde estabas? - escuché decir a Jughead algo molesto.

-Relájate. Suelta al chaval Max, le vas a asfixiar. Hemos venido a otra cosa, nadie va a matar a nadie. -Dijo algo más alto, para asegurarse que yo lo escuchaba. Volví a sentir como el aire llenaba mis pulmones y dejé escapar un pequeño suspiro. Cinco minutos más tarde, escuche los motores de sus motos rugir en dirección contraria, mi hermano subió a su coche y le vi alejarse, mientras, yo agarré mis piernas y deje que algunas lagrimas de impotencia recorrieran mis mejillas.

Entre luces y sombras  |  BUGHEAD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora