Complicado.

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Me gustas tal y como eres, como cuando vamos en tu coche y hablamos cara a cara. Pero te conviertes en otra persona cuando estas con los demás, tratas de parecer cool, cuando a mi me realmente me pareces un idiota. Y dime, ¿por qué demonios tienes que hacer las cosas tan complicadas? 


-¿Qué hacías allí? -le pregunté mientras mi mirada permanecía perdida en algún lugar de aquella oscura calle. 

-Quería verte entrenar -le miré desconcertada- ¿Qué? Me gusta.

Y vi como intentaba esconder una sonrisa tímida. 

-No entiendo qué me ha pasado -dije volviendo a fijar mi mirada en un punto cualquiera.

-No es tan complicado, Toni te provocó hasta conseguir justo lo que hiciste.

-¿Insinúas que ella quería que yo me volviera loca y la acorralara contra el suelo? Perdóname si no le veo el sentido -dije con algo de escepticismo en mis palabras. 

-Si la hubieras puesto un dedo encima, estarías automáticamente fuera de los serpientes.

-Joder. -me llevé las manos a la cara, acompañándolas de un gesto de frustración- Me siento como una idiota. ¿Cómo no me di cuenta? 

-Porque no ves el mal en los demás -me dijo acariciando mi pelo. 

-Lo vi en ti y mira como estamos ahora -le dije intentando que aquella verdad pareciera una simple broma. 

-Pero yo tengo otras formas de llamar tu atención -dijo riendo mientras sus labios buscaban los míos.

Y después de dejar que se llevará mis problemas lejos de allí durante unos segundos, volvió a preguntar. 

-¿Qué dijo para que reaccionaras así? 

Y mi mirada encontró de manera involuntaria la fachada de mi casa, centrándose más concretamente en una habitación, la de Marcus. 

-Escucha, todo lo que te dijo de mi... 

-No fue nada tuyo, Jughead -le dije mirando aún más fijamente aquella ventana- Fue por algo que dijo sobre Marcus. 


Después de volver a besarle, abrazarlo y perderme en el olor que desprendía su cazadora de cuero negra, me obligué a separarme de él. Metí la llave en la cerradura mientras me despojaba de las últimas lágrimas que resbalaban por mis mejillas intentando, sin mucho resultado, no sentirme tan decepcionada conmigo misma. 

Subí aquellas escaleras pensando en Marcus, en lo mucho que le echaba de menos. En que necesitaba un abrazo suyo, que me contuviese como lo había hecho otras tantas veces. Me acerqué a la puerta de su dormitorio, incapaz de llamar a la puerta, en parte porque estaba rota, en parte porque aún no podía perdonarle por mucho que a su vez necesitara su afecto.

Pero antes de poder moverme, aquella puerta que nos separaba se abrió de par en par, dejándonos cara a cara, enfrentados. 

-Ho-Hola -tartamudeé aun sobresaltada por el susto.

-Hola -y esquivó mi mirada mientras andaba en otra dirección.

-Espera -le dije sin saber bien que era lo que realmente le iba a decir- Necesito que hablemos. 

-Yo no se si quiero hablar contigo -dijo parándose pero dándome la espalda aun- Te he visto, ahí abajo, con él. 

Y aquellas últimas palabras sonaron como si las hubiera escupido.

-Y vas a volver a verme con él.

-Has dejado que lo que sientes por él arruine toda tu vida, no voy a quedarme a ver como te destroza del todo. 

Entre luces y sombras  |  BUGHEAD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora