Incontrolable.

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Sentí como se me secaba la boca y las manos me sudaban, no sentía las piernas, comenzaban a tener vida propia y no paraban de temblar pero, a la vez, no podía moverme del sitio. Todo aquello, era una situación incontrolable. 

-¿Qué ha pasado esta vez?- dije al ver a mi hermano sentado en la cocina con una bolsa de hielo en la cara. 

-Me he caído de la moto.

-Ahora la versión sin censura, por favor.

-Es en serio, te estoy diciendo la verdad. El suelo estaba mojado y salíamos huyendo de...  -paró en seco.

-Da igual, tampoco se si quiero saberlo.- Le dije sentándome a su lado. 

-También hacemos cosas por la caridad, Betty. No solo nos peleamos y hacemos fiestas.

-Si, claramente tus amigos tienen mucha pinta de pasarse el día cuidando ancianos.

-Cada navidad recaudan dinero para comprar juguetes a los niños de la zona sur y una vez en semana solemos pasarnos por el albergue para llevar comida y suministros. -debo decir que estaba sorprendida, nunca pensé que hacían ese tipo de cosas, que ayudaban a la gente. Volví a sentirme un poco culpable por mi comportamiento, pero el hecho de que hicieran cosas buenas, no quitaba que tuvieran una parte oscura.

-Si es así, ¿por qué no me llevas contigo?

-¿A donde?

-A vuestra guarida o bar, lo que sea. -rió confundido

-Betty, no te ofendas, pero no se que esperas ver o hacer allí. Además, no podemos llevar a quien queramos. Hay normas. 

-No me chivaré de vuestros delitos. Lo prometo. -dije con una sonrisa falsa- Quiero convencerme de que estás bien allí Marcus, solo eso. Una visita de cortesía, es como si fuéramos a conocer a tus compañeros de piso de la universidad pero en versión delincuente . -Marcus respiró profundamente, le costaba decirme que no desde siempre y ahora, se sentía tan culpable por haber destrozado nuestra relación, que era un blanco aun más fácil. 

-Tu ganas. -me dijo- pero por favor, no te separes de mi, será un rato y nos volveremos pronto. Tomaremos algo si quieres y ya está. Voy a avisar a Jughead.- mi cara se descompuso.

-No.- dije demasiado alto- mejor a Ryan.-solté nerviosa.

-Bueno, avisaré a los dos.- me dijo mirándome desconcertado por mi reacción.

-Genial.- dije algo nerviosa. Recordaba la última vez que vi a Jughead Jones y como me miró, lleno de odio, furia y dolor. No había vuelto a mirarme desde entonces, intentaba no cruzar su mirada con la mía en la cafetería o en cualquier clase. De hecho, había notado que las clases en las que coincidíamos ya ni siquiera se sentaba con Ryan. Quizás por miedo a tener que cruzarse conmigo. Otra vez la estúpida culpabilidad, ¿por qué me sentía mal por él?, era un idiota si, estaba harta de sus comentarios sobre mi soberbia y frialdad, pero tal y como le trataba yo, estaba demostrando que tenía razón. Pero no podía comportarme, simplemente, cada vez que lo tenía delante sentía algo tan fuerte en el pecho y todo lo que salía por mi boca era odio.

-Llegamos -dijo mi hermano- Betty, ya puedes soltarme, me estas ahogando. -dijo divertido.

-Si, perdona.- dije mientras intentaba bajarme de aquella criatura del demonio, la moto de Marcus.

-Entonces, ¿a Jughead no le importa que venga? - y escuché mis palabras mientras salían de mi boca y pensé morir.- Quiero decir, que si a alguien le ha supuesto algún problema. 

-Solo he podido localizar a Ryan y él no ha tenido ningún problema. Ah, una cosa antes de entrar. -me dijo parándose en frente de la puerta.- Nada de comentarios frívolos, nada de mirar a nadie de arriba abajo, nada de flirteos. 

-¿Perdona? - le dije intentando no reírme.

-También es verdad.- dijo recordando mi relación con los serpientes.

-Gracias.- le dije mientras cruzábamos la puerta y sentía la mirada de unas cincuenta personas.

-No te agobies.- escuché decir a mi hermano- Están muy acostumbrados a ver siempre las mismas caras. - y comencé a caminar gracias a los pequeños empujones que Marcus iba propinando por mi espalda. 

-¿Qué hace ella aquí?-dijo Toni con cara de mal gusto.

-Viene conmigo.- dijo Marcus.

-Y conmigo.- dijo Ryan apareciendo de detrás de la barra. -Señorita perfetty, bienvenida a nuestro hogar. 

-Tienes que dejar de hacer eso.- le dije a Ryan medio en broma, medio en serio.

Llevaba una hora allí y me sentía bastante bien, estuve riéndome con Ryan y Marcus un largo rato, también se acercaron algunos serpientes que reconocí del instituto. Al fondo, sentados en un sofá permanecían inmóviles Toni, sus amigas y Jughead Jones, quien miraba con incredulidad para todos los lados tratando de disimular su enfado, no tenía duda que mi presencia le incomodaba y mucho. Según pasaban las horas, más y más gente llegaba, había hombres de mediana edad, no sólo adolescentes sacados de mi instituto. Aquello podía haberme tranquilizado, pero sin embargo, me puso más nerviosa. Después de unos minutos, me di cuenta de que la música sonaba más alta y muchas chicas estaban bailando, de hecho, había chicas bailando en barras. 

-¿Qué clase de espectáculo es ese? -comencé a decirle a mi hermano.

-No te preocupes, se mantiene más que nada por costumbre y para entretener a los más mayores.

-Es asqueroso. 

-No le des tanta importancia, lo hacen porque quieren.- y entonces escuché una voz chillona.

-Tiene que bailar. - dijo Toni sonriendo, mientras hablaba con los otros serpientes. -Sino, tienen que irse, las reglas son para todos, incluso para la señorita de hielo.

-¿Estás hablando de mi? -la dije girándome para verla mejor.

-Exacto. ¿Piensas que puedes venir aquí con tus privilegios del norte y no acatar las normas? 

-Espera Toni, ella solo ha venido hoy, puntualmente, un rato. No digas gilipolleces.- saltó mi hermano en mi defensa.

-Deberías saberte las normas mejor que nadie, Marcus. Ya que las tienes más recientes. Toda aquella chica que pise este lugar en más de una ocasión tiene que subirse a la barra.

-Es la primera vez que está aquí, idiota.- y entonces me percaté.

-Oh mierda. -dije creyendo morir en ese instante.- La fiesta- le dije a Marcus entre susurros recordando mi primer encuentro con este lugar. Mi hermano se llevó las manos a la cabeza y dejó escapar una grosería. 

-Vale, da igual, nos largamos de aquí.

-Te quedas Marcus.-dijo una voz desde el fondo. -y ella también.- Noté como mi hermano se tensaba.

-Ya sabes las reglas.- dijo Jughead acercándose por primera vez a nosotros. Yo también me tensé cuando su mirada se posó en la mía, yo muerta de miedo y él, disfrutando de la situación. Aquello me sacó de mis casillas, entrecerré mis ojos y ahogué un grito de odio.

-Esta bien.- dije mirando fijamente a Jones.- Voy a subir ahí.

-No lo hagas, Betty.- dijo mi hermano triste y casi abatido, sintiéndose culpable.

-No te preocupes.- le dije sonriendo - Pienso hacerlo a mi manera.




Entre luces y sombras  |  BUGHEAD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora