Maldición.

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-¿Seguís igual?- preguntó mi amiga al salir del entrenamiento.

-Si.

Habían pasado dos semanas desde mi incidente con Marcus. Desde entonces, habíamos guardado distancias, ambos, por nuestro propio bien. Aún así había podido observar rasgos de tristeza en los ojos de mi hermano en los momentos familiares en los que no podíamos evitarnos y por si fuera poco, mamá notaba cada vez más que algo nos pasaba y no paraba de hacer preguntas, lo cual volvía a tensar a mi hermano en cada cena mientras yo miraba mi plato y mentía, por él.

-Pensé que con el tiempo volveríais a ser vosotros, la verdad.

-Han convertido a mi hermano en otra persona, Verónica.

-Betty, sigue siendo tu hermano, se sigue comportando igual con sus amigos e incluso conmigo.

-¿Entonces el problema soy yo?

-No, quiero decir que si te relajaras e intentaras verlo desde otro punto de vista.

-Esta bien, pues esperaré sentada en casa para verle llegar con un navajazo en las tripas. -dije irónica mientras metía la llave en la cerradura y abría la puerta de mi casa para encontrarme de nuevo el infierno en mi casa.

-¿Qué es esto?-dije al ver mi casa llena de serpientes bebiendo y gritando hacia el televisor.

-Betty.- Escuché decir a mi hermano con cara de horror. - Pensé que hoy venias mas tarde del entrenamiento.

-Hemos acabado pronto- le contestó Verónica detrás de mí mostrando una gran sonrisa nerviosa.

-¿Papá y mamá se van dos días y tu haces de esto una comuna? ¿Esta gente no tiene casa o qué?-dije subiendo el tono de voz para llamar su atención.

-Escucha Cooper, nos ha invitado tu hermano así que relájate.- dijo Sweet Pea desde la otra punta del salón.

-¿Podemos cambiarle ya el mote de Betty perfecta a Betty amargada? - dijo Toni mientras se sentaba encima de uno de ellos, mis ojos se volvieron negros.

-Prefiero ser Betty amargada que parecer una prostituta, Toni. -dije todo lo respetuosa que pude, pese a que claramente mi intención era llamarla puta.

-¿Qué has dicho? - saltó del sofá y vino hacía mi como una bala.

-Machácala, Betty.- escuché a mi amiga Verónica muy entusiasmada y a la vez temblando de miedo.

-Tony, cállate, es su casa y encima has empezado tu.- dijo Ryan mientras se acercaba a nosotras.

-Marcus, ven a la cocina. -dije sin mirar a nadie más.- ¿Que se supone que estáis haciendo?¿No se supone que tienen una especie de bar/guarida?

-Si, pero se han quedado sin televisión y hoy era el último partido de...

-Ya, y para que vamos a contárselo a Betty, ¿verdad? 

-Pensé que no estarían aquí cuando llegases, la verdad.

-Voy a subir a mi cuarto, voy a darme una ducha y espero que cuando baje no solo se hayan ido sino también este olor a alcohol e ilegalidad. -dije mientras mi hermano disimulaba para no reírse.

-Gracias, Betty. -Me dijo sonriéndome sinceramente desde hace mucho tiempo.

Después de una sesión intensa de relajación donde media hora de agua tibia no fue suficiente  para poder tranquilizarme, apagué la música de mi cuarto y parecía que los gritos y las vulgaridades habían desaparecido, así que decidí bajar a la cocina a cenar algo, pero las sorpresas solo acababan de empezar.

-No sabía que podías llevar ropa por encima de la rodilla.-escuché de fondo y me giré rápidamente para ver a Jughead apoyado en una de las columnas de la cocina mientras se colocaba el flequillo.

-¿Qué haces aquí? Le he dicho a Marcus...

-Solo estoy yo.- me interrumpió.

-¿Y estás esperando a algo para irte?

-Si.- dijo aproximándose a mi. Esperé a que hablara, pero se creo un silencio, bastante incómodo, justo lo que él quería conseguir.

-Estaba esperándote a ti.- dijo y solté una gran carcajada, incluso él se sorprendió.

-Jughead, en serio, ni te esfuerces. No funciona conmigo.

-No se, juraría que te he visto mirarme demasiadas veces, incluso cuando me miras bajar de la moto escondida dentro de tu coche, es bastante inocente y un poco morboso. -sopló y se despeinó el flequillo, odiaba que hiciera eso.

-Jones, puedes tirarte así horas, pero no soy como tus amiguitas.

-Lo se, tu eres perfecta. -dijo serio, y por un segundo dudé si era su típica frase sobre mi o de verdad había algún tipo de sentimiento distinto detrás.

-Eh Betty, Jughead. ¿Pasa algo? - dijo Marcus entrando en la cocina

-Marcus -dije sin retirarle la mirada a Jughead- Te dije que cuando bajara quería que ninguno de ellos estuviera aquí.

-Betty, Jughead se queda aquí.

-Se queda, ¿cómo? - dije sin entender

-A dormir.- me contestó Jughead sonriente y desafiante a la vez.

Esto tenía que ser algún tipo de maldición.

Entre luces y sombras  |  BUGHEAD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora