Todo.

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Un pequeño beso puede convertirse en miles, un pequeño roce y estoy perdida. Porque no tengo autocontrol y no me refiero a cigarrillos y alcohol, porque cuando se trata de ti no puedo decir no. 


Miraba aquel humo y cómo se perdía en el atardecer creando dibujos en el cielo. No podía ver su cara, pero sabía que estaba nervioso, quizás también enfadado o atormentado. Tenía motivos para estarlo. Cuando se levantó y tiró los restos de su cigarro se acercó a mi y sentí miedo mientras acortaba la distancia que nos separaba.

-Lo siento.- le dije rompiendo el silencio.

-No es culpa tuya.- me dijo, perdiendo su mirada en el horizonte.

-Puedes enfadarte conmigo.

-Lo se.

-¿Entonces? .- dije nerviosa y enfadada al no poder leer su expresión.

-Te necesito.- dijo en un susurro. -A ellos también, porque son mi familia, pero a ti... te necesito más que cualquier otra cosa.

Y aquello, en lugar de tranquilizarme hizo que mirara para otro lado y pasara las manos por mi pelo, nerviosa.

-¿Qué?- me preguntó Jughead sin entender.

-No quiero que pierdas todo por mi culpa. He actuado como una imbécil, solo por enfrentar a Marcus y lo he empeorado todo.

-Todo ya era una mierda antes. -me dijo sonriendo, girando mi cara para que le mirase. -Eres impulsiva, y yo también. Se que ahora te arrepientes pero no quiero que te culpes más Betty, porque como te he dicho, el desastre estaba antes de que tu dijeras nada.

-Pero he estallado la bomba.

-¿Y qué más da? Iba a pasar tarde o temprano, no te tortures. Ahora solo tenemos que esperar a que las cosas vuelvan a normalizarse.

-Si es que eso ocurre...

-Ocurrirá. Y sinó, yo estaré aqui, contigo.

Y le besé porque no sabía hacer otra cosa, porque le quería y podría dejar mi mundo entero por besarle cada día, y de hecho, eso estaba haciendo. 


Después de pasar dos días de ensueño con él, la realidad volvía a golpearme, con todos sus problemas, sus horarios y su poco atractivo. Les había dicho a mis padres que había pasado el fin de semana con Verónica y así evitaba ver a Marcus y podía organizar un poco mi cabeza y disfrutar de lo que realmente me llenaba, su compañía. Jughead había hecho todo lo que estaba en su mano para hacerme feliz, aquellos días habíamos viajado en su moto de un lugar a otro, recorriendo pueblos de los alrededores y fingiendo que no teníamos un millón de problemas alrededor. Pero hoy, era lunes y aquello que había sido rosa, ahora, se volvía de color negro.

-Tu hermano me llamó quince veces.- me dijo Verónica mientras subía a mi coche, como cualquier mañana antes de ir al instituto, pero esta, era una mañana diferente.

-Sin embargo, yo no tengo ninguna llamada suya en mi teléfono.

-Está muy cabreado, pero también está preocupado.

-No tendría porqué estarlo, ya le dije que no se metiera en mi vida y lo que hizo...

-Se lo que hizo, me lo contó y no me parece tan horrible. -dijo mi amiga apoyando su codo en la ventana del vehículo.

-Espera, ¿por qué te contó todo eso y por qué estas de su parte?

-Porque a Marcus lo conozco, Betty. Y se que te quiere con todo su ser, como tu a él, sin embargo, a Jughead no.

Entre luces y sombras  |  BUGHEAD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora