Nauseas. Era lo que definía mi situación ahora mismo. Me daba vueltas la cabeza, sentía como mi respiración y mi pulso se descontrolaban buscando cada uno un camino diferente. Beber para soportar todo lo que acababa de ver no había sido una buena idea.
-Betty, ¿estas respirando? - me preguntó mi amiga cuando vimos subir a mi hermano al escenario.
-Creo que no.- Dije casi en un susurro.
-Se positiva, ¿vale? -dijo mi amiga nerviosa- Por lo menos sabes que esto lo ha elegido él.
-No ha podido elegirlo él, ese idiota de Jones... - la oscuridad reapareció.
A pocos metros de distancia, disfrutando del espectáculo estaba Jughead, y cuando digo disfrutando del espectáculo estoy haciendo referencia a mi reacción cuando escuché el nombre de mi hermano y le vi subir al escenario. Me abrí paso con furia hacia él.
-Espera, espera, aún queda lo mejor, dime que quieres subir tu a ponerle la chaqueta a tu hermano. Sería como una coronación de baile de fin de curso pero de gente menos perfecta.- Dijo divertido.
-Eres un capullo, ¿qué ganas con esto? -dije gritando y Jughead se tensó y me agarró para desplazarnos a un lugar más oscuro.
-Es él quien ha acudido a nosotros, es él quien quiere ser uno de nosotros y salir de la burbujita de falsedad en la que vives tu, Betty. -fue como si me dieran una bofetada, como si me hubieran pisado cien personas, como si me estuvieran agarrando el corazón desde dentro.
Jughead solo había sido sincero, pero yo no estaba preparada para esa sinceridad, así, sin anestesia. Así que, esquivé su mirada y salí en dirección contraria.
-Eh, chica del otro día. Espera. -dijo una voz a mis espaldas, pero yo no podía parar. -Hoooolaaaaa- exageró Ryan al alcanzarme.
- Escucha, no es un buen momento. Necesito, necesito...
-Ron. - le miré desesperada. -O vodka, wiskhy, ginebra...
-Todo, me da igual.- le dije siguiéndole hasta la barra.
-Vale, ahora que ya te has bebido dos copas prácticamente sin respirar, antes de que te mueras, ¿me vas a contar que hacías el otro día?
-¿No sabes quien soy, verdad?
-¿Debería?- dijo con una sonrisa.
-Soy la hermana de Marcus.
-Eso lo se, me lo dijiste mientras te escondías entre dos coches. ¿Recuerdas?
-Entonces, ¿que otra explicación quieres?
-¿Quién eres realmente Betty Cooper? - dijo rozando mi hombro derecho y dejándome sin palabras.
Encontrar el baño fue mucho más difícil de lo que yo creía, mis piernas andaban muy despacio, sentía que todo se movía o demasiado rápido o demasiado despacio, pero nunca a un ritmo normal. Me costaba tragar y apenas podía mantener mis ojos abiertos y entonces aparecieron las nauseas... Me senté en la parte trasera de aquel lugar y vomité encima de unas preciosas plantas. Noté como unas manos agarraban mi pelo y mi brazo derecho y me dirigían en alguna dirección, no tenía fuerzas ni para pensar que podían violarme en un sitio como aquel, solo sería la guinda para cerrar una gran noche.
Noté la cálida brisa de primavera en mi cara y fue como una oleada de satisfacción. Me senté en el suelo y volví a vomitar, mientras aquella figura negra me miraba y se mantenía de pie a mi lado. Era mi hermano, tenía que ser él.
-Marcus, ¿por qué me has hecho esto? ¿por qué te lo has hecho a ti? Dime lo que quieres que haga y lo haré, te ayudaré, encontraremos la salida pero esto no, por favor. -Dije tropezándome con cada palabra.
-Escucha, respira, ¿vale? Todo se va a solucionar. - Y se arrodilló hasta apoyar mi cabeza en su pecho y comencé a llorar.
-Voy a llevarla a casa.- Escuché que decía otra voz de fondo.
-No.- dije aferrándome más a él y cuando se acercó para agarrarme pude ver quien era, era Marcus. Entonces, ¿a quien había estado yo abrazando? Mientras mi hermano me pasaba su brazo por la espalda escuché como mantenía una conversación en voz baja con mi desconocido salvador.
-Esto es culpa tuya. Debías haberla protegido mejor.
-Lo se, he sido un idiota, no sabía que estaría aquí.
-Te advertí que sabía que te estabas viendo con nosotros, Marcus. La próxima vez, ten más cuidado y cuídala, si no llego a estar yo podía haberle pasado cualquier cosa, es tu hermana joder.
Mi respiración se congeló, acababa de reconocer aquella voz. Mi corazón empezó a latir tan rápido que podía escuchar mi pulso y mis oídos parecían a punto de reventar. Jughead Jones, la persona que más odio y que había metido a mi hermano en su banda de matones, me había rescatado y me había contenido mientras yo lloraba. En ese momento, empecé a sentir como entre las sombras también se divisaba algo de luz.
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Entre luces y sombras | BUGHEAD.
FanfictionAnte la luz, todo es perfección. Entre las sombras, aparecen las debilidades. He perdido el control de mi mundo y todo es culpa tuya, Jughead Jones.