Eres tan perfecto que me haces odiarte, has arruinado mi vida al no ser mio. Pero eres tan maravilloso, que apenas puedo decirte nada a la cara, porque mírate. Estoy tan furiosa por dejar que me hagas sentir de esta manera pero, ¿qué puedo decir? Eres tan maravilloso que duele.
-¿No vas a decir nada? -me preguntó divertido.
-No puedo.- dije aun paralizada al verle ahí sentado, a mi lado, como si nada.
-Creo que merezco una explicación para que quieras que salga de tu vida, ¿no?
-No he dicho eso.- dije riendo nerviosa.
-Ya. -y dio otra calada a su cigarrillo- ¿Entonces que se supone que has dicho?
-He dicho que salieras de la vida, es decir, de la vida de Marcus, pero quiero decir...- apenas podía sostener mi mentira, Jughead comenzó a reír cortando mi intento fallido de poder recuperar mi dignidad.
-Estas preciosa cuando te pones nerviosa. -dijo como si nada, causando que yo abriera ligeramente la boca debido al asombro, era la primera vez que le escuchaba decir algo así de mi- Cuando eres la señorita no cometo errores estas siempre tensa.
Como no, tenía que estropear aquello de alguna manera. Pero no me importó, yo quería guardar aquel recuerdo para siempre.
-No soy perfecta, Jughead. Métetelo en la cabeza.
-Recuerdo cuando caminabas por el instituto con tu coleta, tus vestidos, tus libros y tu mirada serena y seria. Dabas un poco de miedo.
-Ya, gracias. -dije irónica.
-Ahora eres otra chica, menos a la defensiva, más... cercana.- dijo aproximándose un poco más a mi.
Intenté respirar, pero la forma en la que aquellos ojos azules océano miraban a los míos hizo que quisiera hundirme, ahogarme y morir en ellos.
-Tu, sin embargo, siempre has sido un chulito prepotente. -dije volviendo a la realidad.
-Así que es por eso por lo que no me quieres en tu vida.- dijo sonriendo y agarrando un mechón de mi pelo y colocandolo detrás de mi oreja.
-No es lo que tu crees.
-Shh.- y me besó, por primera vez, él había comenzado esto.
Él, quien me había dejado claro que lo nuestro era imposible, que jamas pasaría, que no podía ser, me estaba besando. Quería confiar en él, pero no paraba de mandarme mensajes contradictorios, quería que desapareciera de mi vida porque era un problema, pero también quería que este momento no acabara nunca.
-¡Betty!- escuché que gritaba alguien al otro lado del jardín.
-¿Qué? -dije separándome sobresaltada, tan rápido que casi caigo a la piscina.
-¿Donde estabas? Voy a soplar las velas de la tarta y quiero que estés conmigo.- dijo Marcus agarrándome la mano.
Durante un rato fui la chica más feliz del planeta, ver a Marcus tan feliz, rodeado de gente que le quería y le cuidaba, me llenaba. Y luego estaba yo, que no podía dejar de mirar al chico que tenía en frente, deja de mirarme Jughead Jones o tendré que besarte delante todo el mundo pensé y como si hubiera leído mi mente, levantó una ceja y tocó sus labios. Eres un problema Jughead Jones, pero uno maravilloso.
-¿Te lo has pasado bien?- le pregunté a Marcus mientras terminábamos de recoger los restos de aquel desastre.
-Si.- me dijo sincero.
-¿Y tú?
-Yo qué.- respondí nerviosa.
-Que si te lo has pasado bien. -me dijo divertido por mi reacción.
-Mucho. Es decir, no. Si, normal. Ha estado bien.- tenia que practicar mis mentiras.
-¿Qué te pasa?-dijo riendo.
-¡Nada! Solo estoy algo mareada, el alcohol. Pero me lo he pasado muy bien, sobre todo, viéndote a ti tan feliz. En serio, me alegro de que hayas encontrado gente que te valora tanto como yo.
-Jamás me valorarán tanto como tu, Betty.- dijo abrazándome.
-Lo se. -susurré.
-Te noto rara, diferente. -dijo mirándome.
-¿Diferente malo o diferente bueno?
-Diferente bueno, como más... relajada. Pareces una chica de tu edad y todo.
-¿Qué os pasa a todos con mi edad mental? -dije haciendo aspavientos con los brazos.
-Solo me alegro de que estés siendo feliz.
Y no supe que contestarle, porque como siempre, él me acababa de mostrar esa verdad que yo no veía. Esa era la gran diferencia, había comenzado a vivir y estaba siendo realmente yo, sin miedos y sin prejuicios. Esta era una Betty nueva que parecía gustar más a los demás, y a mi también.
-Es Sweet Pea.- dijo mi hermano mirando la pantalla de su teléfono mientras este sonaba. -Quizás se haya dejado algo.- Y se alejó un poco para hablar, pero al girarme, vi su cara y me tensé.
-¿Pasa algo? -no me contestó, seguía escuchando a Sweet Pea al otro lado del teléfono.
-Voy para allá. -dijo Marcus con el semblante tan serio que no pude no asustarme.
-¿Donde vas?
-Ha pasado algo.
-¿Qué?
-No te preocupes, estaré bien.
-Dime al menos a donde vas.- le exigí demasiado nerviosa.
-Voy a casa de Jughead.
-¿Ha pasado algo allí? -dije sin querer imaginarme nada y mi hermano suspiró, entendiendo que no iba a parar de hacer preguntas.
-Le han dado una paliza, está inconsciente. -necesité unos segundos para comprender sus palabras, sentí como si el aire no llegara a mis pulmones.
-¿Cuando? ¿Quien? -dije como pude.
-No lo sabemos, Sweet Pea lo ha encontrado en un callejón cerca de la guarida de los serpientes, vio su moto y le extrañó no verle, así que al acercarse lo encontró tirado en el suelo lleno de golpes.
-Espera.- dije aun en shock, viendo como mi hermano se marchaba. -Voy contigo.
-No. -dijo sin pensarlo dos veces- Ni se te ocurra, esto es peligroso, no sabemos quién...
-No me importa.- dije desesperada. -Voy a ir, soy una de vosotros, ¿recuerdas?
Vi la expresión de Marcus, totalmente seria y a la vez compasiva, podía sentir mi malestar en esos momentos. Cerró los ojos y dejó que le siguiera, subí a su coche y me pasé todo el trayecto luchando con todas mis fuerzas contra aquellas ganas de llorar que me inundaban. ¿Por qué la felicidad duraba tan poco? ¿Era así como funcionaba? Me llené de miedos otra vez, quise por un instante volver a ser la Betty de siempre y no sentir aquella presión en el pecho. De nuevo, todo volvía a ser culpa tuya Jughead Jones.
Gorgeous - Taylor Swift.
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Entre luces y sombras | BUGHEAD.
FanfictionAnte la luz, todo es perfección. Entre las sombras, aparecen las debilidades. He perdido el control de mi mundo y todo es culpa tuya, Jughead Jones.