Fuera de control.

2.5K 217 12
                                    

Esto era una jodida pesadilla. Los exámenes, las notas, Jughead Jones. Seguía tropezándome con la misma piedra una y otra vez y encima seguía sin tener ninguna respuesta. Ya no podía concentrarme, antes solía tenerlo todo atado, ahora todo estaba fuera de control.

Abrí de nuevo mi taquilla, llena de miedo otra vez, no quería más notas amenazantes. Suspiré. Dejé mis libros con un ojo cerrado y otro abierto, como si esquivar el problema ayudara a la causa. Respiré hondo. No había nada. Reí algo nerviosa, realmente era una satisfacción no haber recibido nada más esta semana. Me volví a plantear la idea de la broma, tenía sentido que alguien quisiera estar gastándome una broma, soy un blanco fácil pensé cerrando mi taquilla y dirigiéndome hacía el aula de lengua, antes de entrar, me di cuenta de que con todo el lío de la nota había olvidado mi libro dentro de la taquilla, corrí por los pasillos tan rápido como pude, asustada de que sonara la campana. La abrí rápidamente y para mi sorpresa, una nota doblada por la mitad se encontraba encima de mi libro.

No podía ser cierto, hacía un minutos no estaba ahí, tenía que haberla dejado alguien que aún estaba por ahí, miré a mi alrededor, nada parecía sospechoso, hasta que fijé mi atención en alguien que giraba la esquina del pasillo con prisa, una falda del equipo de las animadoras y una cabellera del color del fuego.

-Cheryl.- dije encarando a la capitana del equipo de las animadoras en los vestuarios después de nuestro entrenamiento.

-Betty.- me dijo ella mientras se miraba en el espejo, sin centrar su mirada en mi ni un momento.

-¿Hay algo que quieras decirme? -le pregunté cruzándome de brazos.

-Si.- me dijo mirándome por el espejo.- Esa falda no se lleva desde 2002. -dijo divertida volviendo a mirarse mientras pintaba sus labios de rojo.

-Mira, se que te traté mal aquel día, pero tú te metiste con Marcus.

-¿y? -dijo Cheryl cortándome.

-Que podías haberte ahorrado este juego psicópata que te has montado.

-No se de que hablas, Cooper.- dijo girándose por primera vez y mirándome a los ojos.

-Las notas en mi taquilla.

-Betty.- rió irónica- Me conoces, no es mi estilo. Si quisiera vengarme te hubiera hecho daño de verdad.- dijo sin inmutarse, sin darle importancia, marchándose y dejándome sola en aquel vestuario. Cheryl tampoco había sido. Es cierto que tenía motivos, pero era Cheryl, tenía mil formas más crueles de hacerlo y además ella ya había salido con Archie un verano y nos dejó claro que no había nada excitante en él y que jamás volvería a pasar, a ella le daba igual si yo estaba con Archie o no. Volvía al inicio, no tenía ni idea de a quien me enfrentaba.


La lluvia golpeaba contra mi ventana tanto que parecían piedras que caían del cielo. Observé aquellas tres notas, las coloqué encima de mi cama, las volví a leer, las volví a releer. No había ninguna pista en ellas y mi lista de sospechosos seguía igual. Me replanteé aquellas notas: ¿a quien podía molestarle que yo estuviera ayudando a Archie? Yo no tenía nada con Archie, se notaba que yo no tenía ningún interés en tenerlo. ¿No? Mi teléfono vibró, una foto de mi amiga Verónica riendo iluminó la pantalla.

-Hola Verónica.

Espera, más despacio.

¿Donde la has encontrado?

¿Qué ponía?

Gracias, luego hablamos.-Y colgué, totalmente confundida.


Escuché un ruido en el jardín, un escalofrío me recorrió la columna, me encontraba sola en casa y ya estaba bastante paranoica, así que cuando llamaron a la puerta me agarré fuertemente a la almohada, temblando de miedo. La oscuridad de la noche y la tormenta no ayudaban. Bajé las escaleras iluminada por los rayos de aquella tormenta que cubría toda la ciudad. Una figura se encontraba detrás de la puerta, era alto y podía escucharle respirar incluso aunque esa puerta de madera nos separase. Abrí algo nerviosa, y por un momento me asusté tanto que no pude decir absolutamente nada, solo pude mirar atónita a aquel chico que se apoyaba en una de las paredes agarrándose las costillas y con la cara tan llena de heridas, moratones y sangre que costaba darse cuenta de que debajo de todo aquello, había una cara preciosa.

-¿Está Marcus? -dijo intentando ocultarse de mi, pero ya era tarde.

-No, hoy tenía entrenamiento hasta tarde.

-Es cierto.- dijo intentando recomponerse.- Bueno, me largo entonces.

-Espera.- le dije desesperada. -No puedes irte así, Jughead. Estas destrozado.

-¿Qué más da? -dijo intentando fingir una de sus sonrisas irónicas, pero esta vez parecía no conseguirlo. -No es la primera vez que me ves así, ¿no?

-Ni tampoco la última.- le dije, abriéndole la puerta para que pasara. -Está lloviendo mucho, no quiero que te caiga un rayo en la cabeza por haberte dejado irte y encima cargar con la culpa.- le dije intentando buscar algo de humor en todo aquello.


Miré a aquel chico que se encontraba sentado en mi baño, con la cara llena de cortes, el pelo todo mojado y la ropa sucia. Podría mirarle por siempre, ni siquiera aquellos cortes podían hacer que su belleza pasara desapercibida. Ahora estaba en mi casa, esperándome pacientemente mientras jugaba con el grifo del agua. Jughead Jones me tenía totalmente descolocada, totalmente loca, totalmente fuera de control.

Entre luces y sombras  |  BUGHEAD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora