La elegida ~«•[Jason the toymaker y tu]•»~

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— Justo ahora— la voz seria de la chica volvió a escucharse — tienes su vida en sus manos— te dijo dirigiendo su mirada a la caja musical que aún reposaba en tus manos.

" su vida?... " pensaste mirando la caja, la cual resplandecía gracias a la luz del sol que se colaba de entre las hojas de los árboles del bosque " el también dijo algo así... será cierto?"

Mientras que tú estabas divagando en tus pensamientos, el cabello de Jason se había tornado blanco, sus ojos de un verde pálido que parecía brillar aparecieron, sus manos parecían podridas y sus uñas ahora eran garras.

La chica soltó una risa al ver la transformación de Jason, y puso una mano en su bolsillo de la chamarra. Le divertía la forma en la que iba a acabar todo esto.

Sentiste un agarre fuerte en tu brazo, lo que te hizo voltear para ver a Jason jalándote hacia la salida del bosque.

— EL LOS MATÓ!! Véngate mientras puedas!!— la chica te gritó mientras que se alejaban más de ella.

Clavaste de forma figurada tus pies en la tierra y Jason paró en sus pasos al notar que ya no te movías, sin embargo no se atrevía a voltearte a ver.

Rabia. Furia. Ira. Era todo lo que Jason sentía en su pecho, pero simplemente no lo dejaba salir, sabía que si lo hacía te alejarías de él, pero el era una bomba, pero no de tiempo, era de las bombas que podrías estallar con el más mínimo movimiento hostil de tu parte; claro, eso no lo sabías.

— Jason— tu voz sonó firme — es verdad?— la repentina frialdad en tu voz era lo que hizo detonar a la bomba.

Una risa salió de los labios de Jason, no era la amigable que tú conocías, si no una repleta de locura y enojo, de esas que los humanos hacen cuando ya están hartos de todo al rededor suyo y no tienen otra forma de expresarlo más que riendo.

— LO HICE— dijo calmado pero se podía notar la locura y volteó a verte con una sonrisa sadica — te digo por que?— el estaba dejando salir todo lo que había querido dejar salir todas esas veces que tú lo frustrabas o no le ponías atención, mientras que a ti solo te quedaba la opción de observar con miedo — PARECÍA QUE SI ELLOS SEGUÍAN AQUÍ... tu te olvidarías de mi...— cambió su tono a uno suave, pero que aun lograba dar escalofríos recorriendo tu espalda.

— e-estás loco...— dijiste mientras que la realidad te daba un fuerte golpe, el problema en el que te habías metido era uno grande, y no se te ocurría forma de salir de el.

El frunció el ceño y te enterró sus garras en tu brazo, haciendo que hilos de sangre corran por tu piel. Cerraste los ojos por el dolor y para reprimir algunas lágrimas, esas lágrimas no eran solo por el ardor en tu brazo, si no por el sentimiento de traición.

Siempre habías confiado en Jason, tu único amigo en mucho tiempo, el hombre que de alguna manera logró entrar al laberinto que es tu corazón, el que siempre secaba tus lágrimas cuando algo pasaba... pero nunca supiste que el era el que causaba esas lágrimas...

Y te odiabas por eso...

Te odiabas por haberlo conocido