CAMINO A TU DESTINO ©️® (TERMINADA)

Parte 8: Samanta

RICK

Mi ex esposa entra a la oficina y me sonríe. —Eliot dijo que querías verme. —Sin siquiera esperar mi respuesta, Samanta comienza a tirar de su camisa sobre su cabeza. —Como siempre, ella piensa que cuando la llamo a mi oficina, solo estoy buscando un buen polvo, ha sucedido, más de lo que me gustaría admitir, pero no ahora.

Ignoro sus tetas cubiertas de encaje y digo: —Escuché que estabas hablando con uno de los hombres de Javi hace unos días .

—¿Qué? ​​—Pregunta, dudando por un segundo antes de arrojar su camisa sobre el piso.

Espero hasta que ella se desata su falda antes de contestar, —Sam dijo que te vio en la ciudad hablando con un hombre que llevaba una chamarra de los Soldiers. —Ella niega con la cabeza y me dice: —Puede que me hubiera encontrado con uno de los chicos de Javi, pero no puedo recordar, ya ves que no los conocí a todos.

Espero hasta que ella se deshaga de sus tacones y le digo: —Debes hacer memoria, y recordar con quién estabas hablando. 

—Sin decir una palabra, estira la mano y desabrocha su sujetador, soltándolo al piso. —Ahuecando sus pechos desnudos, ella dice: —Tengo mejores cosas que recordar acerca de... —La sonrisa en su rostro me hace saber que cree que dejaré que esta mierda siga si ella continúa perdiendo su ropa. 

Incluso después del divorcio, nunca la rechacé, coño. Era demasiado bueno el polvo para dejarlo pasar. Pero hoy, eso a cambiado. 

Mirándola directamente a los ojos, bajo mi voz a un susurro amenazante. —Samanta, quiero que me digas con quién estabas hablando.

Sus manos están en sus bragas cuando dice: —Realmente no lo recuerdo, y no sé de qué está hablando Sam. —Si vi a uno de los chicos Soldiers, no sé a quién. —Pongo mi vista en ella, y cambio de táctica.

—¿Y qué hay del por qué estabas en mi oficina hace unas semanas, entré y te encontré con tus manos en mi escritorio y hurgando entre mis cosas?

—Te lo dije, —estaba esperándote. Y estaba buscando papel para dejarte una nota, ya que no tenía tiempo de esperar más, —dice, empujando sus bragas al piso.

Estoy a punto de preguntarle algo más cuando suena el teléfono, lo miro y veo que es una llamada de Sam.

—¿Sí? —Respondo.

—Tenemos a Dian, jefe, pero hay dos, —dice Sam, sonando molesto.

—¿Qué diablos quieres decir, con que hay dos? —Pregunto, con la ira llenando mi voz.

¿No pueden estos chicos hacer algo bien sin joder más la mierda? —Me estoy acostumbrando a Oliver que jode todo, pero Sam tiene una buena cabeza sobre sus hombros. Es por eso que le di el parche de sargento de armas.

—La seguimos al centro comercial, y fue por mucho tiempo. Pensé que seguiría de compras toda la maldita noche, y la seguimos a donde fuera, hasta que volvió a su automóvil. —El único problema es que ella no estaba sola cuando salió, —dice antes de tomar una respiración profunda. —Aun así, pensé que podríamos recogerla más tarde, pero Oliver no quiso escucharme. —Él maldito no me escucho y cuando pasamos cerca de ellas el paro la camioneta y salto antes de que pudiera detenerlo.

—Estúpido hijo de puta, —murmuro, con mi ira hirviendo. 

 —Sam respira antes de agregar: —La agarró en ese momento, así que no tuve otra opción y agarramos a la otra perra. —Ella estaba gritando mierdas, estaba gritando como loca y habríamos tenido a la policía encima de nosotros si no conseguía callarla y tener el control del asunto.