Parte 15: No lo permitiré

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Dian

Después de que terminamos de comer, Rick me llevo de vuelta a la habitación donde Mia y yo estamos encerradas,  el pasa al lado del guardia y me lleva adentro, donde mi mejor amiga está sentada en la cama.

—Con solo un rápido levantamiento de su  barbilla para mí, Rick se da la vuelta y se va.  —¿Qué mierda fue eso, el me hace una comida y sale corriendo sin decir una palabra?

Mirando a Mia, trato de olvidarme del extraño comportamiento de Rick. —Pensé que Sam no te traería tan pronto.

Ella se encoge de hombros, levantándose de la cama y caminando hacia el baño. —Dijo que tenía algo que hacer, así que estoy de vuelta en la cárcel.

—Oh, —digo, mirando alrededor de la habitación.

—Rick me hizo un sándwich. —Hablamos y esas cosas, entonces él simplemente entró aquí y me dejó, sin decir una palabra.

Mia sonríe mientras abre la puerta del baño. —Los hombres son tan extraños a veces. —Ambas ya lo sabemos. —Puedes contarme todo sobre eso cuando termine de tomar una ducha.

Ella cierra la puerta detrás y escucho el clic de la cerradura. Una ducha suena como una gran idea, pero odio la idea de tener que poner mi culo desagradable sobre la misma ropa de nuevo.

—Levantándome, camino hacia el armario. Abro la puerta del armario y busco en mis bolsas del centro comercial algo limpio para usar. —Yo no tengo mucho para elegir. Solo compré un atuendo mientras estuve allí. Si tenemos que quedarnos aquí mucho tiempo, Rick tendrá que hacer algo al respecto. No podemos seguir usando la misma mierda todo el tiempo. —Ese idiota va a tener que conseguirme un par de bragas limpias.

Después de poner mi ropa en la cómoda, escucho una llave en la puerta. —Espero que sea Rick, volviendo para explicar por qué actuó como un asno cuando se fue.

—Pero mis esperanzas se desvanecen cuando Oliver entra con una sonrisa en su rostro. Mi miedo hacia él se apodera, e inmediatamente busco una ruta de escape lejos del maldito bastardo.

Él ve mi postura y se ríe. —No hay razón para que tengas miedo de mí hermosa. — Yo solo vine a ver cómo estabas, y quería ver si necesitabas algo.

—No me asustas, —miento, haciendo todo lo posible para ser fuerte.

No importa lo que diga, él no está preocupado por mí y seguro como una mierda no le importa si necesito algo.

—Retrocedo un par de pasos, tratando de llegar tan lejos de él como pueda. Realmente no hay mucho espacio para mí, y no logro alejarme de él.

—Se supone que no deberías estar aquí. —¿A dónde se fue el guardia? —Pregunto, cuando mi espalda golpea la cómoda. —Joder, ahora estoy realmente jodida.

Él camina hacia mí y pasa una de sus sucias manos por mi cabello. —No te debes preocupar por todo eso. —Sé cómo manejar a los hombres de aquí. —Ellos hacen lo que les digo, y ambos sabemos que estabas esperando que viniera a verte.

Alejándome, niego con la cabeza. —Yo no te esperaba.

¿Estás aquí para dejarnos salir?

—Eso es exactamente lo que tengo en mente. —Sé del lugar perfecto donde podemos ir, responde mientras me agarra del brazo y me tira sobre él. —Te sugiero que no empieces a actuar tan estúpidamente cuando no te estoy haciendo nada, o esperaré que tu amiga salga para divertirme con ella.

—¡No, espera! —¡Eso no es lo que quise decir! Intento desesperadamente sacudirme del brazo lejos de él mientras me empuja hacia la puerta.

—¿Qué diablos se supone que vas hacer ahora?

—No quiero arriesgarme con este hijo de puta lastimando a Mia. —Haré lo que sea que tenga que hacer para mantenerla a salvo, pero no voy a caer sin luchar. 

—Está bien, puta. —No hay necesidad de ser tan tímida. —Considerando dónde creciste, estoy seguro de que sabes cómo manejar una polla. —Solo quiero probar ese coño antes que cualquiera de los hermanos consiga un pedazo de él. —Me mira con sorna mientras se enfrenta a mí.

Estoy luchando tan duro como pueda para alejarme de él, pero él es mucho más grande y más fuerte que no tengo ningún efecto. 

Él aprieta su polla contra mí antes de retroceder un paso, mirándome hacia abajo. —En ese coño tuyo es todo en lo que he podido pensar desde que te vi ayer. —Sé que se sentirá bien envuelto en mi polla.

Estoy a punto de gritar pidiendo ayuda y espero que alguien venga a ayudarnos, pero él se mueve demasiado rápido. —Su mano sale disparada, golpeándome en la cara, haciendo que la sangre gotee al piso. Azotándome nuevamente, él envuelve un brazo alrededor de mi cintura y pone su otra mano sobre mi boca.

—No me dejo y forcejeo para que no pueda darme mas golpes, haciendo que uno de mis zapatos salga disparado por la habitación, pero nada de lo que hago parece detenerlo. —Su reacción es mas fuerte y me aprieta más de la cintura, sin que pueda defenderme más.

—Cálmate, o te romperé el maldito cuello. —Esta es tu última puta oportunidad antes de que cambie de opinión e ir a buscar a tu pequeña amiga. —Su coño, o tu coño, pero obtendré lo que quiero, me da igual, no hace ninguna maldita diferencia para mí. Aunque yo preferiría tener el tuyo, pero estoy seguro de que el de ella es igual de bueno, —susurra en mi oído mientras lame el lado de mi cuello.

Él mueve su polla contra mi culo.

—Si eres buena conmigo, no te lastimaré. —Al menos, no te lastimaré demasiado.

Él mantiene su agarre sobre mí mientras gira y me empuja hacia la puerta y todas mis fuerzas se desvanecen cuando veo que me lleva por el pasillo.

—No vamos muy lejos antes de que me lleve a una  habitación y patea la puerta detrás de él. Él no pierde el tiempo y me empuja hacia lo que se supone que es una cama.

Aterrizando duro sobre mi estómago, no puedo hacer nada para luchar contra él.

—En cuestión de segundos, él me hace voltear sobre mi espalda y se tumba encima de mí. Presionando sus labios contra los míos, usa sus dientes para forzar mis labios y abrirlos, deslizando su lengua adentro. —El sabor de él hace que la bilis suba por mi garganta. —Incapaz de detener el vómito sale de mi boca.

—¿Qué mierda?, —Grita, empujándome y escupiendo en el suelo. —Yo debería cortarte la maldita garganta por eso, perra.

Estoy callada mientras me mira con ojos de quererme asesinar.

—De repente, él saca su camisa sobre su cabeza y me la arroja.

—Limpia esa mierda. —Un pequeño vómito no  me impedirá obtener lo que quiero, y quiero ese coño.

—Tomo su camisa y me siento lo suficiente como para limpiar el vómito de la cara y el cuello, pero no hay nada que yo pueda hacer sobre lo que tengo en mi camisa.

Cuando el vuelve a ir sobre mí, el miedo se apodera de mí, sé que tengo que hacer algo. —Si mi vómito no lo detuvo, no estoy segura de que nada lo haga, pero sé que no voy a permitir que me viole tan fácilmente voy a darle guerra.

Y dejo escapar un grito ensordecedor y comienzo a luchar.

CAMINO A TU DESTINO ©️® (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora