Ha comenzado la primavera, estación predilecta de la Reina Beatrice, que disfrutaba el té en el jardín del palacio, apreciaba ver el cambio que la primavera otorgaba, admiraba cada majestuoso detalle, cómo varían las tonalidades, en diversos verdes iluminados, las nubes corrían carreras y modificaban sus formas, al compás de la suave brisa cálida. El sol irradiaba en lo alto del cielo, con sus rayos brillantes, éstos daban luz sobre los espléndidos colores de las flores, meciéndose en un juego sin fin. Muy alegre la variedad de colores, diversidad de flores (altura, tamaño), esparciendo su delicada fragancia por el lugar.
Las casualidades no existen, o al menos en esta ocasión, ese jardín llamado "Mon Amour", (Mi Amor) en francés, creado por petición del Rey Albert Enrique Hamilton para su esposa Beatrice, posee las flores más amadas por ella. Él quería darle un espacio, en el cual se sintiera plena y fuese un símbolo de su amor eterno.
Las flores que ella añoraba tener todas juntas, hacían de ese jardín "El Edén", algunas flores como: Rosas, Tulipanes, Orquídeas, Fresas, Garmendias, etc.
Las fragancias distintivas de cada una de ellas son formidables, rosas dulces, las Fresia son las únicas capaces de atontar todos los sentidos, las Garmendias poseían frescura cítrica. Su césped comenzaba a despertar, a medida que los días eran más largos, su tono verde enebro resplandecía, tenía la similitud de una mullida alfombra de gala.
Beatrice no prestaba atención a su exuberante jardín, llevaba tiempo sentada con su vista fija en un álbum de fotos, sus ojos retenían pequeñas lágrimas. De pronto salió de su abstracción al sentir que alguien se acercaba, al girar su rostro, una pequeña sonrisa se formó en él, tocó el banco para que se sentara a su lado, era la princesa Charlotte, su hija adolescente.
El Rey Albert y su esposa Beatrice, tienen tres hijos, la menor es la princesa Charlotte Isabel Hamilton con diecisiete años, su segundo hijo es Harry Anthony Hamilton de veintidós años, su primer hijo y futuro heredero al trono es George Alexander Hamilton de veintiséis años.
Charlotte al sentarse con su madre, ve en sus ojos unas pequeñas lágrimas contenidas, y mira con curiosidad su rostro, el cual no tiene un libro como la mayoría de las veces, sino que son fotografías de su padre cuando lo nombraron rey, y de ellos como reyes.
-Madre no quiero incomodarla, ¿pero está todo bien?-La mira fijo a los ojos para obtener una respuesta sin una contestación, u una simple sonrisa, Charlotte conoce a su madre y sabe que la trata como niña.
-Si tesoro, todo está bien, más que bien, mi vida ha sido muy buena, Dios me ha bendecido en grande, con una excelente familia , salud, e hijos que son extremadamente buenos, cariñosos, profesionales, y siempre se preocupan por nosotros y entre ustedes, qué más podría esperar de la vida.
-¡Entonces madre que haces mirando fotos y estas sollozando!
-No es tristeza mi amor, es que falta tan poco para que tu hermano sea el nuevo Rey, y recordaba todo lo espléndido que tengo y todo lo maravilloso que vendrá, así que tranquila cielo, que son lágrimas de felicidad y un poquito de nostalgia, porque ya dejaste de ser mi niña, como tus hermanos.
-Bueno madre puedo relajarme, ahora que sé que te encuentras bien.
-Charlotte toma las manos de su madre acariciando con ternura-. Ven es mejor que entremos, tenemos que prepararnos para la cena.
-Me he olvidado de avisar, llegó George de Alemania fue directamente a su cuarto, dijo que así tendría tiempo de prepararse para cenar, ¿Harry ha llegado? -preguntó Beatrice preocupada.
-¡Si, estaba con papá!
-Gracias Charlotte, entremos que ha comenzado a refrescar-. Madre e hija se dirigieron al salón central, subieron por diferentes escaleras, que las llevarían a sus respectivos cuartos, estas estaban en alas diferentes, en el ala norte de los príncipes y en el ala este la de los reyes.
Harry subía los escalones a toda velocidad, "como alma que lleva el diablo", escuchó su nombre proveniente de una dulce voz, que clamó por él, se frenó en seco, giró y observó a Charlotte subir las escaleras, en su rostro se dibujaba una pícara sonrisa.
-Hola hermanito, creo que gané la apuesta ¿No? -Y una carcajada sonora escapó de la boca de su hermana-. ¡Creo que este sábado, saldremos de shopping!, "tú y yo".
-No lo creo Charlotte, Sharon no ha venido a cenar porque está enferma, así que la apuesta no es válida, ¡Salvo que quieras que la traiga con treinta y ocho grados de fiebre!
-¿Vamos Harry?, que pobre excusa, hoy en la mañana, tome prestado tu móvil y le mandé un mensaje a Sharon, preguntándole si venía a cenar. -"La cara de Harry era indescriptible, una cara de póker, que tuve que hacer un gran esfuerzo para no sonreír"-. Me contestó que muchas gracias por la invitación, pero. -¡Prefería ahorcarse con un bonsái!- Tengo que admitir que es muy ingeniosa y graciosa, así que, ¡GANE !, y nada de excusas, el sábado saldremos los dos, ¡nos vemos Harry!
-¡Pero, eso no se vale!, es mentir Charlotte.
-Como tú lo ibas a hacer conmigo JA, "con que treinta y ocho de fiebre", ahora rapidito a cambiarse para cenar. Al llegar al comedor mis padres y George estaban en sus sitios, llegamos tarde por tres minutos, tomamos nuestros lugares y comenzaron a servir la entrada-. Rollo de salmón ahumado, tostada de paté y minis salchichas de hojaldre. -Mientras mi madre nos daba una reprimenda, por llegar minutos tardes, toda mi concentración y mis sentidos estaban en los alimentos que tenía enfrente, mi cerebro lo único que decía-. Un manjar de dioses mmmm. -A mí me encanta esta comida, esquivo todos los vegetales, como mi padres llaman ¡comida sana!, "por lo contrario de George, que desde que formalizó su noviazgo con Catalina se hizo vegetariano", Mi hermano y yo decimos que es un conejo, eso siempre que mi madre no esté cerca, ya que, adora a Catalina y prácticamente quiere que sea su clon , "no me desagrada , pero somos distintos, pura alegría, nos encanta romper normas, no estar siempre vestidos formales y perfectos", ¿Quién resiste, tener tacones todo el día?, de la mañana, hasta después de cenar, ¡la temperatura de mis pies derriten el iceberg que chocó con el Titanic, así de simple!, me gusta la moda, los vestidos, maquillarme, tacones, y todos los accesorios, "pero no soy una barbie en exhibición", para estar siempre perfecta, hay días que me gusta estar con ropa cómoda, (palazos, chatitas, camisas, remeras se siente refrescante).Pero desde que conozco a Catalina, nunca la he visto con vestimenta que no sea formal, peinados recogidos, maquillaje y tacones de 6 pulgadas, todos los accesorios para lucir perfecta.
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El secreto del futuro heredero.(Terminada y editada)
RomanceConfíen en mí, cuando les digo que nunca creí, en el "destino", en el "Karma". Dejé atrás mi pasado, para vivir al máximo mi presente, para forjar un excelente futuro, sin depender de nadie, ni nada del pasado. Pero el destino, se metió en mí presen...