Aitana ve a la pareja alejarse cogidos de la mano y les sigue con la mirada hasta que desaparecen de su vista al salir de la playa. De sus ojos está a escasos segundos de desbordar el agua que lleva conteniendo un rato y, de nuevo, en su estómago intentan recomponerse las piezas derruidas por una nueva decepción. Tiene la sensación de que este verano, las pocas horas que lleva de él, está siendo el más complicado de su vida. Incluso más de lo que imaginó cuando supo que esa chica iba a pisar tierras canarias de la mano de la persona que lleva enamorada desde que tiene memoria.
Y es que no solo es verla y recordar con su presencia las pocas posibilidades que tiene, para más inri la actitud de Luis le hace derribar en cuestión de segundos cualquier muro de protección que pueda levantar sobre su corazón. Está desesperada y ya no sabe cómo salir de ese bucle constante que parece un sinfín.
Ni el agua abrazando cada poro de su piel es capaz de calmar la frustración que le atormenta, le da rabia, esa época del año siempre era la mejor. El golpe contra la realidad llegaba en septiembre pero indiscutiblemente las cosas están cambiando quiera o no quiera.
—Hola —susurra en su oído abrazándola por la espalda— Llevas mucho rato aquí sola, ¿estás bien?
—Me estaba agobiando con tanto sol —miente eludiendo la pregunta.
— ¿Te has enfadado? —pregunta preocupado flotando hasta quedar frente a ella.
—No me gusta un pelo que te pongas así, Vicente, ya lo sabes.
—He sido un poco gilipollas —admite riendo— pero quiero recompensarte por ello ¿Me dejas? Vamos a estar muy poquito tiempo juntos y no me gustaría que se nos quede mal sabor de boca para el resto del verano.
— ¿Ves? Si cuando quieres eres un tierno —murmura abrazándole— A ver, ¿qué has pensado?
—Puedes enseñarme los alrededores, tu que los conoces de toda la vida —propone jugando con un mechón de pelo de ella— Luego vamos a comer juntos, tu y yo solos, y por la tarde... Lo que surja.
— ¿Solos?
—Vas a estar todo el verano con ellos, déjame ser un poquito egoísta solo hoy.
—No me pongas esa cara... —advierte salpicándole con agua— Venga, que sí, me parece una buena idea.
Y así lo hacen. Salen del agua y mientras secan sus cuerpos informan a los presentes de los planes que tienen en común para ese día. Aitana se encarga de irse de allí antes de que la parejita feliz vuelva, cuanto menos le vea la cara a Luis mucho mejor.
Entre conversaciones acompañadas con pizza y risas comunes Vicente intenta averiguar ese nuevo aspecto que lleva viendo durante todo el día de la chica con la que comparte una extraña relación. Demuestra ser la persona más feliz del mundo y, cuando se quiere dar cuenta, parece que desee desaparecer de la faz de la tierra.
Después de comer Aitana le lleva al centro comercial más cercano donde acabaran pasando mucho más rato del que esperaba. Por la tarde es cuando, tras todo el día asegurándose que con él es mucho más fácil todo, no le queda más remedio que asumir la realidad. Y es que por muy bien que se lo pase a su lado hay algo que falta, cuando mira a los ojos de Vicente solo ve una bonita amistad. Falta el cosquilleo en el estómago o los nervios con una simple sonrisa de su parte.
Y aun dándose cuenta de ello sigue intentando forzarlo, forzarse a sentir por él.
"¿No vas a venir a cenar tampoco?" —Luis.
"No creo, volveré tarde ¿Puedes avisar a mi madre, por favor?" —Aitana.
"¿Soy tu secretaria?" —Luis.
ESTÁS LEYENDO
Arena
FanfictionNo os voy a contar nada, su historia no se cuenta, se vive. Nadie hace preguntas porque son ellos, con sus circunstancias y sus cosas. Historia Aiteda (Mundo paralelo)