—Ya le vale a mi madre.
—Chica, si llego a saber que esto es un suplicio para ti le digo a otra persona que te lleve.
—No, es que... —sonríe burlona— Creía que iba a ser más fácil convencerte pero eres más pesado que mi padre.
—Al final te bajas del coche y vas tu solita al hospital —advierte haciéndola reír—. Bueno, no, que seguro no irías.
—Obviamente no, voy porque me tienes secuestrada aquí dentro.
—Que exagerada eres, hostia.
Horas atrás, en la cocina del apartamento que la catalana comparte con sus padres, Encarna y Belén charlaban cuando Luis entró con algunos platos vacíos que habían en la habitación de Aitana desde la noche anterior. Puso el lavavajillas con el resto de cosas que ya había dentro y se incorporó a la conversación que su madre y la de Aitana estaban manteniendo.
—Es mi cumpleaños y si quiero que estemos todos no puedes poner ninguna pega.
—Pero si te lo estoy diciendo para que lo pases como siempre en Lanzarote —rechistó Belén.
—Prefiero celebrarlo aquí y que podáis venir.
—Oye, ¿pero qué pasa? —preguntó Luis extrañado.
—Aitana tiene cita con el médico justo hoy y no llegamos a tiempo para coger el vuelo. Le he dicho que no pasa nada pero tu madre es una cabezota.
— ¿Y si la llevo yo? —Propuso sin más ganándose la alabanza de su madre— Solo es una revisión ¿no?
—Sí pero... Me sabe mal —El chico llevaba más de una semana, tras ese extraño distanciamiento del que ni Cosme quería ni sabía que comentar, compartiendo casi todo el tiempo con ella y a la mujer le empezaba a saber mal abusar. Si tan solo supiera que lo tras la puerta de su hija pasa no son solo cuidados fraternales, seguramente, empezaría a tramitar los papeles de la boda y precisamente por eso ellos siguen siendo cautos, que no disimulados, con su relación.
—No te preocupes, no tenía ningún plan para hoy de todas formas —aseguró sin problemas.
Y cuando poco después ambas mujeres se fueron a recoger las cosas de casa de la mayor Luis entró de nuevo a la habitación que llevaba compartiendo una semana con Aitana para contarle el cambio de planes. Al principio a ella le pareció buena idea creyendo que atrapándole entre sus brazos cargados de mimos conseguiría persuadir la cita pero Luis la conoce más de lo que ella piensa y no ha cedido ni un poquito.
—Porque me va a doler, seguro —explica temerosa mordiéndose la uña del dedo meñique. Llevan ya un rato en la sala de espera tras pasar a consulta.
— ¿Pero cómo te va a doler? —pone los ojos en blanco y entrelaza su mano con la de ella para que deje de estropearse la cutícula— Te han dicho que van a quitarte la escayola, ya está ¡Eso es bueno!
— ¿Y si se ha quedado pegada a mi piel, eh?
—No creo que eso sea siquiera posible.
—Pero no lo sabes seguro —puntualiza creyéndose victoriosa de esa discusión.
—Claro que lo sé, si pudiera pasar no usarían ese material —replica Luis— además, se queda pegada a la venda que te ponen antes ¿no te acuerdas?
— ¿Y si me hacen daño al cortarla?
—Aitana, suficiente, por favor... —se queja en un suspiro— Llevas toda la mañana así —Ella enmudece sus quejidos y baja la cabeza con un mohín en los labios— Va, que luego nos vamos por fin a la playa ¿no tienes ganas?
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Arena
FanfictionNo os voy a contar nada, su historia no se cuenta, se vive. Nadie hace preguntas porque son ellos, con sus circunstancias y sus cosas. Historia Aiteda (Mundo paralelo)